La oficialidad del riesgo

El Sevilla FC confirmó de manera oficial su apuesta para el banquillo en las dos próximas temporadas, en las que el ex entrenador de la UD Las Palmas Xavier García Pimienta dirigirá al primer equipo nervionense en sustitución de Quique Sánchez Flores, que ya anunció que no seguiría el segundo año al tiempo que el club también decidía romper la segunda parte que tenía comprometida.

El consejo de administración hizo oficial el acuerdo con un entrenador de claro perfil Barça. La apuesta por García Pimienta supone un giro radical en el estilo de juego y, claramente, asumir un riesgo desde el punto de vista futbolístico después de dos años de jugar con fuego.

José María del Nido y José Castro, consejeros delegados, junto con el director deportivo, Víctor Orta, han tomado como referencia la última campaña de García Pimienta en Las Palmas, donde su trabajo tuvo claramente dos partes bien diferenciadas, una muy buena primera vuelta y un final de campaña decepcionante con hasta 14 partidos sin conocer el triunfo, lo que llevó al equipo canario a acabar en la decimosexta posición en la que hasta la fecha ha sido su primera y única experiencia en Primera, por debajo incluso del peor resultado de los nervionenses en el presente siglo.

Pero es el elegido para dirigir la reconstrucción en un año complicadísimo en el que la reducción drástica de los ingresos va a dar pie a una política de total austeridad y apuesta por la cantera y las inversiones en jugadores de futuro para así rebajar casi a la mitad (a más si se puede) la presión de la masa salarial de la plantilla.

Con 10 triunfos en LaLiga (más otros 10 empates y 18 derrotas), difícilmente puede inspirar confianza al sevillismo el elegido para el proyecto, cuyo modelo encima es totalmente contrapuesto a otros entrenadores con el que el Sevilla ha contactado, como ha sido el caso de Jagoba Arrasate, quien dio la negativa por respuesta a los gestores sevillistas –hay muchas formas de hacerlo en una negociación–.

Con García Pimienta, barcelonés que en agosto cumplirá 50 años, el Sevilla busca un perfil de entrenador dúctil, que no tenga exigencias y que haya demostrado cierto arte para tratar y curtir a jugadores jóvenes, al estilo Rubén Baraja –con el que el club de Nervión también pinchó en hueso cuando lo sondeó–.

Su trayectoria es discreta, de ahí el riesgo de la apuesta. La mayor parte de su carrera la ha pasado en la cantera del Barcelona. Dio sus pasos digiriendo cadetes y juveniles hasta que formó parte del cuerpo técnico de Gerard en el filial. Después se hizo cargo del juvenil A, al que en 2018 hizo campeón de la Youth League, uno de los calederos preferidos de Orta. Tras ello dirigió al Barça Atlètic tres campañas en Segunda B, jugando en dos ocasiones el play off y cayendo al final a Primera RFEF en la reestructuración de las categorías. Fue entonces cuando el Barça prescindió de sus servicios y, tras seis meses sin entrenar, en enero de 2022 firmó como técnico de Las Palmas en Segunda División. Jugó el play off de ascenso y cayó eliminado ante el Tenerife en aquel apasionante emparejamiento entre canarios.

Fue a la campaña siguiente, la 2022-23 cuando García Pimienta logró el objetivo del ascenso como subcampeón de la Liga Hypermotion. El resto es conocido y está fresco: en su debut en Primera ha tenido primero luces y después sombras.