La nueva realidad de Isaac Romero

Al lebrijano se le vio ante el Sporting con cierto sentimiento de orfandad sin En-Nesyri

A la espera de un nuevo delantero que pasará de ser socio a competencia, el nuevo esquema lo obliga a adaptarse a jugar en solitario como único punta

Sporting-Sevilla: Una defensa para un abono en cardiología (2-1)

Isaac Romero, frenado por un defensa del Sporting. / Europa Press

Xavier García Pimienta trae cambios para el Sevilla. El más apreciable y el que más está sufriendo la afición tras los primeros amistosos es la posición adelantada de la defensa. También la estructura, de tres centrales y la ayuda de los carrileros a línea de cuatro, pero sobre todo esa temeraria forma de plantarse en el centro del campo cuando el rival transita conduciendo casi a 30 metros de distancia.

Pero también en ataque, donde la marcha de En-Nesyri al fútbol turco de momento deja a Isaac Romero como único punta además en un esquema muy distinto al que marcó su explosión con Quique Sánchez Flores. Porque el lebrijano no ha sido hasta ahora un nueve de jugar en solitario. De pelear sí, pero no de ser una referencia. García Pimienta, en una vuelta al 4-3-3 con ciertas semejanzas al de Lopetegui, quiere para el ataque dos interiores, dos extremos y un delantero. Los interiores para que ayuden al medio centro en el robo y se asocien con extremos y laterales, que tirarán mucho hacia los pasillos interiores. Y el delantero deberá ser un hombre híbrido, entre poste y pieza móvil, que en defensa orientará la presión primero y morderá como el que más, pero que a veces se verá solo rodeado de defensas rivales.

Isaac explotó en el Sevilla cuando Quique varió el modelo y apostó por la defensa de tres centrales y poblar el centro del campo, única vía posible y factible en el fútbol de hoy para soportar el déficit que una delantera de dos hombres trae consigo una vez que el contrario ha superado la primera línea de presión. Formó una gran sociedad con En-Nesyri. Brilló por sus goles y sus desmarques, pero también por su capacidad para darle asistencias a su compañero. Digamos que entre los dos se fusionaban, formando una simbiosis que a veces desesperaba a las defensas. Si fijaba uno, el otro encontraba espacios libres. Y ambos ejercían una presión brutal cuando había que hacerla.

Ahora, sin el marroquí. La cosa cambia. Isaac ya lo comprobó en Faro. Ocasión fallada al margen (eso no tiene nada que ver), el lebrijano deba aprender a moverse en estas nuevas circunstancias. Optimizar sus desmarques al espacio, uno de sus fuertes y que ahora no tendrán la ayuda de un En-Nesyri fijando a un central. Deberá a aprender a asociarse con los extremos, a entender los movimientos eléctricos de Ejuke… a ser un delantero más completo, en definitiva.

Victor Orta tendrá que buscar un delantero, posiblemente con otras características distintas, que se complementen con las suyas y que se asemejen más a las de En-Nesyri, aunque García Pimienta prefiere un 9 que se mueva.

Pero ya ese delantero no será el socio que fue En-Nesyri, sino una competencia. Por eso Isaac está obligado a madurar como futbolista y este año tiene la gran prueba. Ha firmado un contrato acorde a un futbolista importante (porque se lo ha ganado) y ahora debe demostrar que sabe hacer más cosas de las que mostró en la temporada de su presentación en Primera. Es un gran jugador con una gran carrera por delante. Físico, ilusión y, sobre todo, actitud. Esta última ha sido su mejor virtud, pero con García Pimienta se le presenta el reto de dar una vuelta más de tuerca a su fútbol.

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