La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El pase robado con la 'mafia' del taxi de Sevilla
El Sevilla va a jugador estigmatizado por partido. Ante la Real Sociedad fue Marcao y en Leganés fue Agoumé. Pero detrás está el mal de fondo de un equipo sin capacidad alguna de generar fútbol ofensivo de verdad, al margen de los vanos intentos de Lukébakio, cada vez más vigilado por los rivales con coberturas a sus diagonales. La zaga, recompuesta con Gudelj, respondió al unísono, pero García Pimienta, sin reacción durante el partido y con dos cambios ridículos en el minuto 88 ya con todo el pescao vendido, desvistió al santo de la medular para vestir al de la zaga y Agoumé se lo castigó.
Estaba realizando un partido aseado. Parecía la solución al entuerto del eje de la zaga retrasando a Gudelj y dejándole el puesto de cierre al franco-senegalés, que debía cubrir las espaldas a Sow y Lokonga. Incluso realizó algún robo y dio un buen pase a Lukébakio en uno de las acciones que desaprovechó éste (17’). Pero la forma en que tiró el partido en el 81 lo pone de nuevo en la picota. Tiene 22 años, pero un medio de cierre debe ser sinónimo de fiabilidad y ese penalti...
En más de una ocasión salvó los muebles del Sevilla Carmona en los arreones verticales del Leganés. No se dejó desbordar nunca, puso siempre fiereza en los choques e incluso se las tuvo tiesas con su ex compañero en el Getafe Munir. Y además hizo un par de cruces providenciales, en el área y fuera de ella. Sin frivolidades ofensivas, transmite su rabia.
Habría que irse a las estadísticas para apuntar la cantidad de veces que intentó el disparo a portería. Pero su virtud se está convirtiendo en un lastre para el equipo, que lo busca constantemente a sabiendas de que, como en Cornellá, es el que tiene la calidad para definir. Los rivales ya lo saben y hacen coberturas sobre sus diagonales. Si no acierta, el Sevilla es romo.
Optó García Pimienta por devolver a Gudelj a su posición de central ante el nuevo estigma caído sobre Marcao. Y respondió mandando con oficio en la zaga, tirando la línea del fuera de juego ante los balones directos del Leganés. Cumplió y mejoró la defensa, pero Agoumé demostró que el santo de la medular quedó desvestido.
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