"De niño no había noche en que no durmiera abrazado al balón"
paulo henrique, ganso. jugador del sevilla f.c.
Su interpretación del juego es distinta a la del futbolista común, su cabeza va por delante de las piernas y el disfrute, como el de aquel Santos de Neymar y Robinho, está antes que nada.
Su historia es la de una vida pegada a una pelota. Sus jugadas de fantasía en el campo tienen una explicación, o, mejor dicho, muchas explicaciones. El balón era su amigo, el amigo que iba con él a todos sitios. Lo cuida, lo mima, le habla, le susurra mientras lo acaricia... y juega, siempre jugar. Otra parte de su secreto está en el fútbol sala, que compaginó con el fútbol hasta casi su llegada al profesionalismo. Y otra, la más decisiva, está en la pasión que le pone al fútbol, una pasión que no reside en sus piernas sino que emana de su cabeza. Ama el balón y por eso no se preocupó quizá tanto de cultivar otras virtudes también necesarias.
Paulo Henrique Changas de Lima (Ananindeua, 12-10-1989) quizá no dio el salto a Europa antes por ese déficit físico que se le intuía, o ese halo a veces de desgana que le persigue en el campo. Pero Ganso interpreta y concibe el fútbol de otra manera, es verdad que muy alejado a un análisis demasiado simplista y erróneo de los únicos datos de los miles que ofrecen los GPS que se destacan en los medios. Analizar sólo la distancia recorrida por un jugador en un partido es como contar los capotazos de una faena en el toreo. Lo suyo es disfrutar, levantar al público de sus asientos y provocar el olé. Como hizo en un Santos que hizo historia junto a otros dos niños prodigio en Brasil, Robinho y un tal Neymar.
-¿Cómo está?
-Muy bien, me estoy adaptando. Entreno con mucha más intensidad y creo que voy a jugar mejor en los próximos partidos.
-¿Le gusta esta forma de vida europea? Es la primera vez que sale de Brasil. Aquí no hay macrociudades como en Sudamérica.
-Me gusta mucho Sevilla. Es la primera vez que salgo de allí y para mí está siendo muy bueno y para mi familia también. Es una ciudad muy bonita, espectacular. No es una ciudad grande, pero es muy confortable, muy acogedera y eso es muy bueno. Sao Paulo es gigantesco. Creo que son 11 millones de habitantes y es una locura. Sevilla es perfecta.
-Pero usted no es paulista...
-Yo soy de Pará, que es el norte de Brasil. Allí crecí, siempre rodeado de fútbol. Empecé con 6 años, jugando en la calle y al fútbol de salón (fútbol sala). Fui creciendo y compaginaba las dos modalidades.
-Y esa herencia se le nota en el campo. Esa manera de pisar el balón es de fútbol sala.
-Ese fútbol te ayuda mucho. Jugando al fútbol sala tienes que tener recursos para salir de espacios cortos, tienes que pisar mucho el balón, usar las dos piernas, engañar... Hay que pensar mucho más rápido y eso se aprende bastante. Para cualquier niño creo que es fundamental.
-¿Para jugar como Ganso diría a los niños que jugaran a las dos cosas, a fútbol sala y a fútbol 7?
-Todos deberían empezar por el fútbol sala. Ayuda mucho para luego cuando llegas al campo grande.
-¿De niño iba a todos sitios con el balón bajo el brazo?
-Siempre. El regalo que siempre pedía era un balón. Papá Noel siempre me traía uno. No fallaba. Y ésa era mi infancia. Pasaba todo el día jugando al fútbol y cuando me acostaba todos los días tenía que dormir con el balón. Siempre, no había noche que no durmiera abrazado a él. Era algo mágico.
-Después...
-Con ocho años ya llegué a estar federado. Mi primer equipo fue el Tuna Luso Brasileira, en Belém. De ahí pasé a Paysandú, un club más grande, también en Belém, y con 15 años me fui al Santos.
-¿Esa fue su mejor etapa? Ese equipo con Neymar, Robinho, usted..., vaya generación.
-Una de las mejores, sí. Fueron muchos títulos, Copa Libertadores, tres campeonatos paulistas, una Copa de Brasil, una Recopa Sudamericana... pero en Sao Paulo también. Pero en Santos tengo gran recuerdo. Fue una etapa que ayudó mucho a mi familia.
-Con ese equipo daría gusto, sería una fantasía continua, ¿no?
-Fue un grupo en el que las piezas encajaron muy bien, Robinho, Neymar, Andre, Wesley... y con zagueros como Arouca, Durval (más Alex Sandro, Edu Dracena...). Fue un año espectacular. Disfrutábamos como niños en el campo. Salíamos sabiendo que íbamos a ganar, pero no sabíamos por cuánto. Por dos, por tres, por cuatro (goles)... Aquello fue inolvidable.
-La suerte que ha tenido en su llegada a Europa es que aterriza en un proyecto que busca un fútbol parecido. Con gente como Nasri, el Mudo Vázquez... Todo es tener el balón y cuidarlo.
-Es el fútbol que le gusta a Sampaoli. Siempre tener el balón, no apurarse para jugar y siempe llegar con mucha gente para definir.
-Había dudas por el ritmo, pero los resultados dicen que jugar así no era una locura. ¿Se demuestra que no hace falta correr tanto si el que corre es el balón?
-Esto es lo principal. Hay que pensar y que corra el balón. Es lo que estamos haciendo en los partidos, tranquilos, controlando... Si un equipo está corriendo mucho es que va detrás del balón.
-En el fútbol todo se cuantifica ahora, pero mi opinión es que las estadísticas no se usan bien porque se simplifican demasiado. Contabilizar los kilómetros que recorre un futbolista no debería ser un partido paralelo.
-Hay jugadores que recorren 12 o 13 kilómetros y otros que, corriendo sólo 8, han decidido el partido con dos o tres acciones. Lo vemos casi a diario, con Messi mismo. Todo depende del juego.
-Personalmente cómo se está sintiendo. ¿Querrá más participación, aunque sabía que iba a ser difícil con tantas estrellas?
-Hombre, sí. Pero si el equipo va ganando también es difícil encontrar un espacio. Pero es normal, porque todos los jugadores que hay aquí tienen una gran trayectoria y muchísima calidad. Pero yo estoy tranquilo, pues sé que voy a tener mi oportunidad. Pero si el equipo está ganando, juegan siempre los mismos. El equipo está bien y eso no se puede cambiar.
-El mal sabor de boca supongo que sería contra Las Palmas. Uno no está preparado para oír silbidos en su debut, pero luego ante el Alavés y con el Dinamo de Zagreb se quitó la espina.
-Sí, el del Alavés fue el del taconazo. Ese día me sentí muy bien. Entré a los 70 minutos y jugué muy bien, pero, como he dicho, el equipo gana y... Con el Dinamo también fue un buen partido, di una asistencia, pero, bueno, creo que en 2017 puedo jugar más. Yo estoy tratando de adaptarme. Físicamente estoy mejor y estoy trabajando duro. Sampaoli exige que cuando perdemos el balón hay que recuperarlo pronto, correr hacia atrás y recuperarlo de inmediato. Yo también pienso que cuando uno juega con más continuidad el ritmo que uno alcanza es diferente, creces. Juegas más rápido, piensas más rápido... Cuando estás fuera sólo entrenando es más difícil, pero yo estoy haciendo mucho esfuerzo. Físicamente me encuentro bastante mejor que cuando estaba en Brasil, tácticamente también porque el juego allí es diferente y, la verdad, estoy bien adaptado y seguro de que en 2017 voy a dar más.
-¿Colectivamente, esperaba que el equipo estuviera a estas alturas tercero en la tabla y en octavos de final de la Champions?
-Lo pensaba porque tenemos un grupo de jugadores de mucha calidad, Sampaoli y sus compañeros y colaboradores del cuerpo técnico tienen las cosas muy claras y el trabajo estaba siendo muy bueno. Desde que empezamos, en cada torneo, en cada campeonato, salimos pensando en ser los mejores. No podíamos pensar en excusas como que había muchos cambios en la plantilla o que el entrenador es nuevo. Si el Sevilla había ganado tres títulos seguidos en Europa lo que teníamos que hacer es pensar en conseguir cosas todavía más grandes. Y más grande es hacer un buen papel en la Champions y llegar más lejos también en la Liga.
-¿Cree que el Leicester era el rival más asequible de los que había en el bombo o nos olvidamos de que es el campeón inglés?
-Está claro que cualquiera de los que nos podía tocar era un gran equipo. El Leicester es un rival muy complicado, un gran equipo con un gran entrenador, pero tenemos todas las condiciones para pasar de fase. Creo que será una eliminatoria bonita, con dos partidos apasionantes en los que espero que nosotros avancemos.
-¿Ve prohibido que el Sevilla pueda hacer algo grande en la Champions o es un coto privadon para colosos como Bayern, Madrid, Barça, City...?
-Son equipos y clubes espectaculares, pero nosotros tenemos jugadores de mucha calidad que le podemos dar un susto a cualquiera. Tenemos que pensar que podemos hacer cosas grandes. Yo he jugado torneos como la Libertadores, Intercontinental... pero la Champions es el más grande que hay en el mundo.
Los 'telefonazos' de Monchi y Sampaoli
Superando su enorme timidez, Ganso no tiene problemas en realizar su primera entrevista desde su llegada a Sevilla en el idioma local -"estoy estudiando, doy clases dos días a la semana y estoy aprendiendo poco a poco"-, algo que le ayuda en su vida diaria en Sevilla, donde afirma estar muy a gusto junto a su esposa embarazada y su segundo hijo de dos años. La mayor vive en Brasil, donde recibió una llamada con la que muchos futbolistas brasileños sueñan. "Uno siempre piensa que el Sevilla es un gran equipo. Viene ganando títulos en Europa muchos años y llega siempre lejos. Todos los jugadores en Brasil o en Sudamerica piensan que es un gran club y todos esperan que alguna vez los llamen", explica. No se olvida en su país qué pasó con gente como Julio Baptista, Daniel Alves, Renato, Adriano o Luis Fabiano aunque éste ya hubiera tenido una experiencia en Europa. "Los dos hablaron conmigo. Monchi y Sampaoli me llamaron para explicarme cómo es el club, el proyecto y me dio un vuelco el corazón. Desde el primer momento me gustó mucho, y claro, no lo dudé", rememora.
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