Montiel, la paradoja hecha costumbre

Mientras el Sevilla se encuentra maniatado con el límite salarial más bajo no sólo de Primera División sino de Segunda, uno de los jugadores con contrato más alto se encuentra prácticamente apartado si no fuera por las leyes particulares de gestión de grupo de su entrenador.

Gonzalo Montiel es el cuarto en la lista de laterales derechos mientras Jesús Navas esté en la plantilla, apenas juega y, sin embargo, sigue siendo un fijo en la selección argentina campeona del mundo y de la Copa América, títulos que conquistó precisamente con penaltis convertido por el de Rodríguez Catán.

Lionel Scaloni, seleccionado albiceleste, ha vuelto a incluir al sevillista en la lista de 28 jugadores citados para el próximo parón liguero por los partidos de las selecciones. Argentina se mide a Paraguay y Perú el jueves 14 y el martes 17 en partidos correspondientes a las Eliminatorias de clasificación para la próxima Copa del Mundo.

Montiel no tiene ninguna trascendencia en la plantilla sevillista pese a ser de los mejores pagados, pues es junto a Gudelj, Marcao, Suso y Badé los únicos con contratos de la época de vacas gordas en la dirección deportiva, anterior a la llegada de Víctor Orta, aunque Pedrosa también podría entrar en este capítulo, si bien el contrato del catalán es más modesto, ya que llegaba con la carta de libertad procedente de un Espanyol en Segunda. Y con Badé habría que aclarar que ha renovado con Orta ya este año.

Montiel sólo ha jugado once minutos en la Liga en la presente campaña repartidos en los descuentos de tres partidos. Al margen de la primera eliminatoria de Copa en Las Rozas, duelo en el que estuvo de lo más discreto, ésa ha sido su aportación en esta campaña, en la que además se perdió dos jornadas al tener que ir a declarar a su país en relación a la acusación de agresión sexual múltiple agraviada que pesa sobre él desde enero de 2019.

Precisamente esta cuestión ha abortado los intentos de dos equipos por hacerse con sus servicios los dos últimos veranos, uno el Olympique de Marsella y otro el PSV Eindhoven, que estaba dispuesto a pagar algo menos de 4 millones de euros por él. Hubiera sido un premio de lotería para Orta y para el Sevilla, que paga religiosamente su contrato para que lo disfruten los argentinos.