Las miradas empiezan a volverse hacia el palco

José Castro dio la cara viendo in situ el partido del filial y escuchó críticas y referencias a su sueldo

José Castro, al comienzo del derbi, entre Juan Espadas, Ángel Haro, Juan Ignacio Zoido y Antonio Sanz.
José Castro, al comienzo del derbi, entre Juan Espadas, Ángel Haro, Juan Ignacio Zoido y Antonio Sanz. / Antonio Pizarro
E. Florido

08 de enero 2018 - 02:37

Sevilla/José Castro, acompañado de dos de sus consejeros, Pedro Ellauri y Juan Luis Villanueva, acudió en la mañana de este domingo a ver el partido del Sevilla Atlético ante el Lorca. La mañana, fría y húmeda, era desapacible y el ambiente, tras la durísima derrota en el derbi, no estaba para darse muchos paseos. Pero el presidente sevillista tuvo la deferencia de personarse en el palco para mostrar presencia de ánimo y apoyar a un filial que logró su primera victoria en casa en lo que va de curso. Lógicamente, parte del público presente, muy escaso en estas circunstancias (564 espectadores según el dato oficial ofrecido por el club), se manifestó de forma incluso agria. Las miradas ya se vuelven al palco y, como también era de esperar, salió a colación el sueldo que la Junta de Accionistas aprobó para los responsables del consejo de administración.

Al aparecer José Castro en el palco justo antes del inicio del partido se oyeron destempladas voces contra la gestión del club, sobre todo referidas al sueldo. Hasta "pesetero" o "mercenario" dijo algún aficionado muy airado y el dirigente aguantó el tipo sin que llegara a mayores el asunto. Va en el sueldo, podrá decir alguno.

Ya en la pasada Junta de Accionistas, en la que aprobó el reparto de dividendos y la retribución económica de los miembros del consejo siempre que haya balance favorable en cada ejercicio, estuvo muy ajustada la votación y hubo críticas. Sobre todo por parte de José María del Nido, quien incluso dudó de la capacidad de los consejeros y aseguró que el presidente cobrará 300.000 euros y el vicepresidente 150.000 euros. Con todo, el punto del orden del día, uno de los más calientes de aquella jornada prenavideña, salió adelante con el voto a favor del 53,92% del capital representado y el voto en contra del 45,83%. De hecho, fue la votación que más ajustadamente sacó adelante José Castro.

Era bastante evidente que el dirigente sevillista se arriesgaba a que, a las primeras de cambio, en cuanto se diera el primer traspié de envergadura, el sevillismo militante, ese que no falla ni a los partidos del filial en una fría mañana de invierno tras una derrota como la del derbi, le iba a afear lo del sueldo. Se trata de una decisión de club que quiere trasladar así una imagen de limpieza para evitar las siempre recurrentes sospechas sobre el reparto de comisiones en la gestión del club, en cualquiera de sus apartados. Una decisión que siempre tendrá detractores y defensores.

La bronca en la ciudad deportiva es la primera manifestación pública en lo que va de temporada de crítica abierta y desairada a la gestión. La destitución de Berizzo, solicitada mayoritariamente por el sevillismo, ha dejado sin paraguas al presidente, aunque la figura de Óscar Arias también está siendo el foco de muchísimas críticas en distintos foros donde la afición blanca está volcando su frustración.

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