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No pasa en muchos sitios, pero en el último derbi se dio en el Sevilla. El fichaje más caro de la historia del club –aunque ya anda su inversión pareja con la que ha ocasionado la llegada de Quincy Promes– ni siquiera figuraba entre los convocados por Pablo Machín para el encuentro ante el eterno rival en Heliópolis. Luis Muriel afronta en esta campaña el reto de volver a luchar por la pole position en el ataque nervionense después de haber perdido bastantes posiciones.
El colombiano es ahora mismo el cuarto hombre (o incluso el quinto o el sexto) en las preferencias del entrenador tras Andre Silva, Ben Yedder, Promes y hasta por detrás de Sarabia y Franco Vázquez. Machín ya avisó acerca de que no veía al ex jugador de la Sampdoria como punta referencia y sí más arrancando desde atrás, pero en esas posiciones Muriel tiene igual o incluso más competencia que como hombre de área.
El caso es que el delantero cafetero tiene ante sí un año duro y a la vez clave para su futuro. Ya han quedado atrás los más de 21 millones de euros que costó su fichaje, con una depreciación en el mercado más que asumida por el club. Ahora lo que debe demostrar es que tiene amor propio y que está dispuesto a competir y recuperar la confianza del entrenador.
De hecho, en este mismo verano Muriel ha pasado de ser un delantero que tenía sitio en la plantilla, por delante incluso de Ben Yedder en las preferencias, a quedarse el último y a haber sido ofrecido incluso a clubes como el Sporting de Portugal para que tratase de relanzar su carrera un año cedido.
Pero en su posición dentro de la plantilla jugó un papel decisivo un partido en concreto, la ida en tierras checas ante el Sigma Olomouc. Antes de eso Caparrós estaba dispuesto a aceptar la primera buena oferta que llegara por Ben Yedder, pero un desastroso encuentro de todo el equipo pero que especialmente señaló a Muriel por un par de fallos clamorosos ante el gol hicieron al club cambiar de opinión ante el aluvión de críticas por mantener al colombiano en el equipo y desprenderse del galo.
Muriel no aceptó las condiciones de su marcha a Lisboa y el Sevilla tampoco podía obligarlo a rebajarse el sueldo, aparte de que no rematar las operaciones de Mariano y Portu dejaron poco margen de maniobra a la secretaría técnica.
El caso es que su posición en el mercado y en la plantilla, siendo un descarte sano para un derbi, dista mucho de ser lo acorde para un jugador que aún mantiene el honor de ser el fichaje más caro de la historia. Le queda la selección de Colombia, en la que sigue siendo un fijo, aunque debe andarse con ojo porque la marcha de Pékerman puede jugar en su contra si no relanza su situación.
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