El vaso a medio llenar de García Pimienta: 6 meses regenerando

Desde que el 2 de junio era anunciado como el elegido para el proyecto, el catalán ha convencido por mantener al Sevilla distanciado del descenso, lo que para algunos no es poco, pero también inspira dudas al no haber sido capaz de dar ni siquiera un pequeño saltito

Del Nido Benavente confirma su sanción: "Acabaremos echando a los okupas"

Garcia Pimienta, serio en el homenaje a Jesús Navas.
Garcia Pimienta, serio en el homenaje a Jesús Navas. / Europa Press

Hay cierta coincidencia en el sevillismo en la creencía de que la figura de Francisco Javier García Pimienta es, a día de hoy, lo único medio serio de este Sevilla que sigue instalado en la locura pese a que el entrenador catalán, con su labor al frente del banquillo, trata de imponer algo de cordura. Su gran aval es que está logrando mantener al equipo alejado de la zona caliente –lo cual ya es bastante tras dos años en los que se le han visto demasiado las orejas al lobo–, pero tampoco se puede tapar que los números fríos no logran sacar al Sevilla de la medianía baja en una Liga que ha caído alarmantemente en calidad con las exigencia en el fair play financiero y la regla de los límites salariales para fichar.

Sólo a falta de medirse con el Valencia para haberse enfrentado ya a todos los rivales de la Liga, García Pimienta cumple este 2 de enero seis meses como entrenador del Sevilla con un balance tibio y contradictorio. Por un lado, recibe elogios por el jugo que ha podido sacar de un proyecto marcado por los recortes y una plantilla en general bastante limitada, pero por otro también es cierto que se le podía haber exigido más, puesto que las tres veces que el equipo ha tenido la oportunidad de dar ese pequeño salto que también ansía una afición que lo entiende todo pero que no olvida su ambición, el equipo no ha dado lo que tenía que dar. Fueron momentos en los que un triunfo más o menos fácil de lograr hubiera hecho que los puestos europeos se hubieran visto más de cerca, frente a la Real Sociedad (0-2) y en Leganés (1-0) tras ganar en Cornellà, en el empate en casa e in extremis –gol de Lukébakio– frente al Osasuna (1-1) después de ganar al Rayo también en el Sánchez-Pizjuán y en el amago de campanazo en el Metropolitano, cuando después de hacer lo más difícil, ponerse 1-3 a favor ante un Atlético lanzado, se metió atrás con media hora por delante para entregarle la remontada a los de Simeone.

Es un vaso a medio llenar lo que ha firmado el barcelonés en estos seis meses desde aquel 2 de junio en que fue anunciado oficialmente como el sucesor de Quique Sánchez Flores, el técnico que apagó los fuegos en otros seis meses mal contados en los que hizo de bombero para acabar con lo que incendió Víctor Orta con su decisión de acabar con Mendilibar y apostar por Diego Alonso en un órdago que le costó caro. Decantarse por un entrenador casi neófito en la élite (sólo había entrenado una temporada en Primera con dos caras bien distintas al frente de la UDLas Palmas) obedecía a dos cuestiones: tener un entrenador cómodo para las duras decisiones que había que tomar y la idea de buscar un modelo de juego que se acercara al jogo bonito, a esa filosofía que podíamos llamar guardiolística con el sello además de La Masía y el trabajo con la cantera.

García Pimienta bromea con Jesús Navas en uno de sus últimos entrenemientos.
García Pimienta bromea con Jesús Navas en uno de sus últimos entrenemientos. / antonio pizarro

Una renovación extraña o forzada

García Pimienta era presentado el 5 de junio y tenía que insistir una y otra vez en que su idea era sólo “ganar” y que un día sería sacando el balón desde atrás y otro con un juego más directo en una clara intención por tratar de quitarse un sambenito que ya lo traía colgado de antemano por la propia decision de recurrir al cambio por parte del director deportivo. Y el inicio fue algo más que titubeante, primero marcado por sus problemas para dar con la pareja de centrales titular (hubo hasta 12 cambios en las 13 primeras jornadas) y una renovación que sorprendió a todos por lo forzado del momento elegido para acordarla –o para anunciarla–, el 24 de septiembre tras un triunfo muy ajustado ante el Valladolid con aquel gol de Ejuke que venía además tras una desastrosa imagen en Vitoria ante el Alavés (2-1).

Y es que todos coincidían en que no había hecho meritos para ello. Y aún hoy puede decirse que todavía no los ha contraído en un vaso a medio llenar y con una asignatura pendiente, los partidos fuera de casa. Decimocuarto con sólo un tercio de victorias (6 de 18), 8 derrotas y 4 empates y la sensación de que está todo por decir. Como referencia, lo logrado por el que era otro de los candidatos en verano, Diego Martínez, quien en diez jornadas en Las Palmas casi dobla en puntos los sumados por García Pimienta. 19 contra 10 para llevarlo desde el farolillo rojo a superar en la tabla al propio Sevilla.

stats