Sueños esféricos
Juan Antonio Solís
Nadie en el mundo más afortunado que Víctor Orta
El partido del Sevilla | Análisis
El Sevilla que se presentó en Stamford Bridge varió su estructura general en busca de acabar con esa falta posesión que los nostálgicos achacan, no sin razón, a la ausencia de Banega. Y lo logró. Logró eso y más cosas, cerró el sistema defensivo con un pivote con más radio de acción que Fernando y le plantó cara a todo un Chelsea con una barbaridad de millones de euros gastados, aunque por el camino se dejó una buena dosis de profundidad en ataque. Todo tiene un precio, aunque muy contentos no podían estar con esa modificación jugadores a los que les va la marcha arriba como Ocampos o De Jong.
Lopetegui varió algo su esquema. El clásico 4-3-3 se convirtió de salida en un 4-1-4-1 que alguno podrá decir que es lo mismo o parecido. Pero que le pregunten al holandés sobre a cuántos metros de distancia tenía a los extremos para asociarse.
El vasco, que sabe que ya no tiene a Banega, quiso juntar más cerca a dos jugadores a los que no les quema el balón, Fernando o Joan Jordán y Rakitic, buscando de ambos la llegada que tienen para sorprender. Del suizo-croata es público y notorio y el brasileño, por el que se decantó de salida, ya la temporada pasada lo hizo en varias ocasiones.
Claro que para eso necesitaba a un barredor con más capacidad para desplazamientos en horizontal, de ahí que Gudelj no se moviera de su puesto cuando se lesionó Sergi Gómez, cuya función en defensa asumió Fernando.
Defensa
El plan surtió efecto en fase defensiva. Fernando y Rakitic, junto a esa posición novedosa de los extremos, le crearon superioridad numérica al equipo de Frank Lampard y a la facultad para recuperar el balón se le unió una mayor posesión, lo que le hizo mejorar notoriamente la imagen general de la puesta en escena.
La estructura táctica obligaba a sacrificios a Suso y a Ocampos y ello, junto a la cantidad de metros que cubre Gudelj, hacía posible que Havertz no entrara en juego y no surtiera de balones a Timo Werner, uno de los mayores temores que apenas tuvo opciones.
Desde arriba, la presión tras pérdida y la salida del rival orientada por De Jong a las zonas que al Sevilla le interesan no faltaron como señas de identidad.
Fue la faceta que quedó por completar. Esa llegada que Lopetegui esperaba por dentro con Rakitic y Fernando no apareció todo lo que el técnico creía que iba a aparecer. Acuña empujó por su banda, hasta más que Jesús Navas, pero De Jong apenas podía dibujar líneas de pase como receptor por la posición menos envolvente de los extremos, que tenían la función de tapar las bandas de los ingleses.
Las soluciones desde el banquillo tampoco mejoraron esta situación y como hasta cierto punto el Sevilla estaba cómodo con el empate, no tuvo que revolucionar el ataque más allá del hombre por hombre En-Nesyri-De Jong. Y el hecho de que saliera Óliver Torres y no Munir deja a las claras que se apostaba por el control.
Limpiarse la cabeza tras la derrota en Granada. Era importante.
Faltó ese puntito de profundidad.
También te puede interesar
Sueños esféricos
Juan Antonio Solís
Nadie en el mundo más afortunado que Víctor Orta
Real Madrid - Sevilla | Nombres propios
Del "no valen los crujíos" de Álvaro Fernández a un Agoumé que no está casi nunca en el sitio del medio defensivoLo último
2 Comentarios