La lupa se agranda sobre la gestión de García Pimienta

El Sevilla tiene la tercera peor puntuación de este siglo, tras las dos temporadas anteriores, y el técnico es señalado por su mejorable dirección de la plantilla y de los partidos

A García Pimienta se le paró el reloj a mitad de camino

García Pimienta parece llamar a algún jugador del banquillo para hacer un cambio.
García Pimienta parece llamar a algún jugador del banquillo para hacer un cambio. / Antonio Pizarro

¿Tiene el Sevilla actual peor plantilla que el que subió de Segunda División en 2001? ¿O que el de la crisis entre la Copa del Rey de 2010 y la Europa League de 2014? Es difícil comparar plantillas y contextos tan distintos. Sí es menos refutable que al Sevilla actual llegaron en enero jugosas ofertas por varios futbolistas: Lukébakio, Badé, Carmona, Juanlu... Y que el club, ante la negativa de algunos de estos futbolistas de cambiar ahora de aires, espera que en primavera sí se produzca la obligatoria inyección de dinero que necesita para echar agua al fuego de la crisis económica. Y es otro dato objetivo y absoluto que el Sevilla actual es el tercero peor en la puntuación de Liga tras la jornada 25 en este siglo.

Sin jugar en Europa ni la Copa del Rey, el equipo de García Pimienta es el tercero en todo el siglo XXI que menos victorias ha sumado, apenas 8 triunfos en 25 partidos, por 8 empates y 9 derrotas. Con esos resultados suma 32 puntos. En las 23 temporadas anteriores de este siglo en Primera División –en la 00-01 militó en Segunda División y logró el ascenso como campeón– sólo dos veces tuvo menos puntos que ahora.

Menor puntuación sólo tuvo en las dos temporadas inmediatamente anteriores, en la que se produjeron dos destituciones de entrenadores durante el curso. En la jornada 25 de la temporada 22-23 todavía no había sido relevado Jorge Sampaoli –el sustituto de Julen Lopetegui– por José Luis Mendilibar y sumaba el Sevilla 28 puntos (13º). El vizcaíno logró la holgura justa para conquistar la séptima UEFA Europa League. Y tras la misma jornada vigésima quinta de la pasada campaña 23-24, Quique Sánchez Flores ya había relevado a Diego Alonso –no ganó en la Liga tras relevar a Mendilibar– y el Sevilla sumaba 24 puntos (15º), una paupérrima puntuación que enderezó el madrileño ya eliminado de Champions y Copa.

Pedrosa se acerca a escuchar una orden del técnico sevillista.
Pedrosa se acerca a escuchar una orden del técnico sevillista. / Antonio Pizarro

Hay otra temporada en la que el Sevilla tras 25 jornadas tenía una puntuación tan baja. En la campaña 12-13, al término de cuya primera vuelta Unai Emery relevó a Míchel, el Sevilla sumaba 32 puntos (9 victorias, 5 empates, 11 derrotas). Y era duodécimo, ahora es undécimo. La clasificación, con 9 puntos sobre el descenso y a sólo 3 de Europa, lo sostiene.

Son datos objetivos. Y entre éstos hay que recordar que la actual plantilla es fruto de una tremenda recesión que inició Víctor Orta cuando relevó a Monchi en la primavera de 2023, justo después del título de Budapest. El comité de dirección sevillista ha logrado recortar casi en un 50% el coste de la plantilla en apenas dos años. De los desorbitados 200 millones de hace dos temporadas a los 110 de la actual. Y también es un feo dato que el Sevilla presenta el peor límite salarial del fútbol profesional. O que los cuatro delanteros fichados por Orta –Mariano, Veliz, Iheanacho y el lesionado Akor Adams– no han marcado ni un gol.

Pero a un buen entrenador se le pide que saque rendimiento a lo que tiene, que dé confianza a sus jugadores y que sepa leer los partidos y lo que requieren éstos. Y García Pimienta, que elevó la voz al cierre del mercado de enero, le está faltando mano para gestionar una plantilla que, aun quedándose corta, tiene efectivos que no exprime. Como tampoco exprime a un filial que está inmerso en una racha muy positiva.

Que el primer cambio lo hiciera ante el Mallorca en el minuto 82 con el equipo pidiendo auxilio a voces; que no viera el agujero en la derecha con Lukébakio fuera del partido; que sólo hiciera tres cambios; que no sepa rebelarse y reconducir la situación de Suso... son señales.

El manual academicista del barcelonés se estanca mientras el reloj avanza inmisericorde. Y la justificación de que los que están en el campo están más concentrados que los que están en el banquillo es para quitarle el carné de entrenador. ¿O mejor quitar del reglamento los cambios para librarlo del marrón?

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