Lukébakio como único recurso ofensivo en un Sevilla romo
Sin Ejuke, hay dependencia del extremo belga: realizó casi la mitad de remates de todo el Sevilla en Butarque, fue el que más regateó y el que más pases clave dio
El último gran récord del mito Jesús Navas
Transcurrido un tercio de Liga, el Sevilla es el único equipo de Primera División en el que ninguno de sus tres presuntos delanteros que no han marcado ningún gol. De los tres que hay en nómina, Isaac, Iheanacho y Peque, aunque el rol de éste ha virado en el Sevilla de García Pimienta hacia el de mediapunta, ninguno ha visto puerta. El único que se acercó un poco fue Peque, que provocó el gol en propia puerta de Torres en el partido contra el Valladolid. El pase fue de... Lukébakio. Aquel día marcó su primer gol en el Sevilla Ejuke, la otra fuente de generación de gol que había en este equipo. Ahora sólo está... Lukébakio.
El internacional belga se ha erigido por méritos propios y por deméritos del resto de compañeros responsables de la parcela ofensiva en la única fuente generadora de peligro en el equipo de García Pimienta. Y eso es un síntoma pésimo, como se pudo comprobar en la dura derrota de Butarque.
57% de posesión y dos disparos a puerta
Un Leganés cogidito con alfileres y con lo mínimo para subsistir en Primera División en su condición de recién ascendido apenas pasó apuros pese a que el Sevilla tuvo hasta un 57% de posesión y sacó 6 córneres por ninguno de los locales, que remataron menos (8 veces) pero con más eficacia: al menos hicieron trabajar a Álvaro Fernández en dos ocasiones. Dmitrovic, en cambio, apenas tuvo que embolsar con sus brazos los dos únicos disparitos, por llamarlos de alguna manera, que realizó el Sevilla entre los tres palos. Y eso que remató más de una docena de veces, pero siempre de forma forzada y sin claridad para definir.
Pues bien, de esos 13 remates que hizo el Sevilla en Butarque, casi la mitad los realizó un solo jugador. Lukébakio disparó hasta en seis ocasiones. De primeras tras una dejada de Isaac, perfilándose hacia dentro, con la izquierda, con la derecha... Nada, no hubo forma. Pero al menos fue el que más lo intentó. El único que lo buscó una y otra vez ante la espesura ofensiva del resto de sus compañeros.
Incluso le dio un gran balón a Lokonga, el otro jugador belga que tiene clarividencia para la creación de juego y la parcela ofensiva, que su compatriota no pudo controlar en el área. ¿Cuál es la consecuencia de esta tremenda preeminencia de Lukébakio sobre el resto de futbolistas de ataque del Sevilla? La primera es clara y habla de la ineficacia de sus acompañantes. Con Ejuke lesionado, e Isaac peleado con la pelota, Iheanacho tuvo otra oportunidad de reivindicarse y no la aprovechó. Al contrario, volvió a dejar muchísimas dudas de la capacidad que demostró en el Leicester City y que lo trajo al Sevilla vía Víctor Orta.
La estadísticas delatoras
Los números de Whoscored, las frías estadísticas, confirman y constatan la realidad que cualquiera que viera el partido captaría a la primera, sin necesidad de reforzar su valoración con cifras. Lukébakio, actuando de extremo derecho y de luego de izquierdo cuando Jesús Navas relevó a Iheanacho en el minuto 73, que el jugador que más veces remató (6), el que más regates logró (3 de 5 intentos), el que más pases clave dio (3 por delante de Lokonga, 2) y además en ningún caso fue desposeído de la pelota. Eso sí, tuvo algunas pérdidas por intentar frivolidades absurdas, uno de sus principales defectos. Va con su carácter y es otro problema añadido: al que más remata le falta mala uva.
Isaac, en contraste con el extremo belga y en uno de sus peores partidos con la camiseta del Sevilla, fue un querer y poder continuo: intentó 2 remates (1 a portería), no dio ningún regate, apenas un pase clave (a Lukébakio en uno de sus remates desde la frontal) y hasta fue desposeído de la pelota 4 veces. Eso sí, fue el segundo que más duelos aéreos ganó después de Kike Salas (5 frente a 4).
¿Y qué hay de Iheanacho? Pues apareció dos o tres veces y ya está. Intentó un disparo en la segunda mitad que le bloqueó su marcador. No logró ningún regate y sí dio un pase clave... de nuevo a Lukébakio. Tampoco fue desposeído de ninguna pelota según las estadísticas por su absentismo casi absoluto escorado a babor. No es extremo y jugó en la izquierda como solución de urgencia por la orfandad de esa banda sin Ejuke.
El problema de esa dependencia de Lukébakio es que si no tiene su día el Sevilla no ofrece nada más. Además a veces se obceca y priva al ataque de otras opciones y seguramente cada vez tendrá menos su día. Sus dos golazos en Cornellá ya lo han señalado ante los rivales, que vigilan sus diagonales y sus disparos. Y si a este equipo le amordazan a su único jugador con pegada se queda mudo. Y eso también es responsabilidad del entrenador.
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