Lukébakio, un cheque al portador
La exhibición del belga ante el Espanyol lo termina de colocar como el activo con más valor en la actual plantilla ante la necesidad imperiosa de la sociedad de vender para subsistir
Las peñas sevillistas denunciarán la actitud del consejo ante LaLiga
Sevilla/La ruina sigue siendo la misma, pero la irrupción de Dodi Lukébakio, claramente la única pieza de calidad en la actual plantilla, ha puesto a la gente contenta en el seno del Sevilla.
Era lo que se esperaba, por otra parte. Con la salida de jugadores referencia del anterior proyecto como Acuña, En-Nesyri y, sobre todo Ocampos porque se asemeja más a sus condiciones simplemente por demarcación, estaba cantado que el belga estaba obligado a dar un paso adelante. Y con la continuidad de la que antes no disfrutaba, pese a que también ha de luchar con una evidente intermitencia en su juego, lo lógico era que el internacional con los Diablos Rojos empezara a llamar la atención.
Cinco goles en once jornadas que lo lanzan en su mejor arranque como máximo artillero de la plantilla y, más que nada, como prácticamente la única luz en la oscuridad.
Se dan todas las condiciones para que Lukébakio se convierta en la primera aportación de Víctor Orta al proyecto a nivel de plusvalías. Apostó por él con el dinero de la venta de Bono al Al Hilal saudí, 10 millones de euros abonados al Hertha de Berlín y que ahora pueden –y deberían– valer más. Hay equipos europeos vigilando al extremo de origen congoleño, que en el último parón ya era espiado por la Juventus en el Italia-Bélgica de la Liga de Naciones disputado en el Olímpico de Roma.
Un extremo vistoso
Lukébakio es un jugador con unas condiciones que se meten por los ojos, más allá de que –al menos en un equipo como el Sevilla y hasta el momento– no ha tenido regularidad en sus actuaciones como para dar el salto. Pero madera hay... Tiene velocidad y zancada, tiene talento en el regate, elegancia y, sobre todo, un látigo en la pierna izquierda. Los dos goles anotados al Espanyol muestran una virtud que no abunda en el fútbol, sobre todo el primero. Pero es que prácticamente, salvo el sumado de penalti en el derbi, todos los goles que ha firmado en la presente Liga han tenido su toque de excelencia en la definición y en el golpeo. Marcó así ante el Villarreal, en Vitoria frente al Alavés –aunque en ninguno de los dos partidos sus tantos sirvieron para puntuar– y por partida doble en Cornellà.
Junto a Ejuke antes de su lesión, es el único jugador capaz de remover algo en ataque y con Badé es el futbolista con mayor presencia en el mercado.
Suspiros por un traspaso
A nadie escapa que el Sevilla, la sociedad como tal, necesita como el comer un traspaso. Distinto es si deportivamente ello significaría otro rejón al proyecto, pero los 81,7 millones de pérdidas que el consejo de administración va a presentar en la Junta General Ordinaria del mes de diciembre (que se unen a los déficits acumulados de los tres ejercicios anteriores) dejan muy tocada la viabilidad financiera del club, que se va a sustentar por el crédito pedido de 108 millones.
Los ingresos por competición han caído y aún van a caer más en el ejercicio 24-25, también los de derechos televisivos y en el concepto de venta de jugadores el desplome ha sido de aúpa. El Sevilla necesita músculo económico, pero no para gastar, sino para subsistir. El dato expuesto por la LaLiga como el límite salarial más bajo de Primera (también de Segunda) pone al Sevilla en un serio aprieto en el mercado de enero, en el que no se podrá casi mover ni aun vendiendo. Poniéndonos en el caso de que Lukébakio fuera traspasado por 30 millones de euros, el Sevilla sólo podría invertir unos 2,5 entre sueldos, comisión a intermediarios y no le quedaría para pagar un traspaso.
Evidentemente, sí serviría para equilibrar las cuentas y aflojar algo la soga, de ahí que algunos se froten ya las manos. Tiene la edad perfecta, 27 años, y contrato hasta 2028. Las condiciones perfectas si los que mandan son capaces de gestionarlo bien, pero eso ya es otra historia...
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