Sólo Lukébakio y Badé, el mercado no es tonto... (1-1)
La crónica
El Sevilla vuelve a mostrar todas sus incapacidades y tampoco puede derrotar al Espanyol, otro de los equipos en la zona de descenso, en el Ramón Sánchez-Pizjuán
El árbitro le anuló un gol a los sevillistas en el minuto 53 por un empujón previo de Kumbulla al defensa central francés
Así le hemos contado el empate a uno entre Sevilla y Espanyol
Sevilla/Nuevo empate del Sevilla en casa contra uno de los equipos de la zona de descenso de LaLiga EA Sports. El equipo de Xavi García Pimienta firmó unas tablas con el Espanyol por la sencilla razón de que no da para mucho más de sí. Contra el Valencia rescataron un punto casi en la última jugada y esta vez no fueron capaces de llevar al marcador la diferencia en la posesión del balón frente a un rival que se limitó a defenderse con orden ante la incapacidad del local de cambiar de velocidad.
Queda claro en el primer párrafo de este relato de los hechos que el Sevilla no tiene el nivel que se exige para poder derrotar siquiera a los visitantes que figuran en la zona que conduce al descenso. No hay dudas al respecto, pues a continuación viene la disección de una jugada que pudo cambiarlo todo en el minuto 53. O no, porque tampoco se puede saber si hubiera llegado a continuación el excelente disparo con el interior de Badé.
Pero ahí va la explicación de la acción que aconteció en el minuto 53, cuando el propio Badé introdujo la pelota en la red del Espanyol después de que Cabrera chocara con Joan García y éste dejara el balón suelo en el área. Cordero Vega lo dio como gol e inmediatamente Pizarro Gómez, tal vez uno de los peores árbitros que hayan pitado en Primera División, lo reclamó a la revisión en la cámara de televisión. Y ahí lo que se ve es que Kumbulla empuja a Badé con claridad y éste hace el trenecito para chocar al mismo tiempo con Cabrera. ¿Un empujón es falta y el otro no? ¿Cuál es el criterio reglamentario en ese sentido, porque en todo caso debería haber sido penalti de Kumbulla a Badé?
Se cierra el paréntesis aquí sobre esa jugada polémica y se vuelve al análisis de las carencias del Sevilla de García Pimienta y su alarmante falta de calidad. Todo fue mandarle mil balones, más o menos mil, sí, a Lukébakio para que éste se peleara con un imposible. Es verdad que el belga se fue muchas veces, pero el Espanyol ya lo defendía con tres hombres y el resto de los blancos no eran capaces de sacar provecho de esta circunstancia para quedarse solos ni una sola vez.
Ni con Peque como delantero ni con Antonetti, que tocó sólo dos balones y uno de ellos fue para repeler un tiro duro de Saúl Ñíguez. Tampoco con Ejuke o Vargas, todo era lo que pasara por las piernas de Lukébakio y, afortunadamente para los nervionenses, el disparo de Badé con el interior con mucha calidad que sorprendió a Joan García.
¡Vaya primera mitad!
Por lo menos, iba a servir para rescatar un punto para un Sevilla que iba a protagonizar, otra vez, una primera mitad deplorable, sin la intensidad necesaria para tumbar al rival que está enfrente, y también sin la buena suerte que se requiere para que las cosas rueden a favor. El equipo de García Pimienta fue incapaz de cambiar de ritmo salvo cuando la pelota llegaba a poder de Lukébakio por la izquierda.
El resto era un trote cochinero por parte de los centrocampistas Sow, Lokonga y Saúl Ñíguez, que se limitaban a tocar a lo fácil prácticamente siempre. Y casi mejor que fuera así, pues cada vez que intentaban variar el paso todo desembocaba en una pérdida y en las opciones para un Espanyol que se limitó a agradecer el primer regalo para adelantarse y después hizo muy poquito más.
Los blanquiazules aprovecharon un fallo en cadena para disponer de una falta en el medio del campo y a partir de ahí, con extraordinaria facilidad, generaron el gol de Kumbulla. Primero, erró Badé al intentar una conducción camino de ninguna parte por la izquierda que acabaría con un balón perdido, después llegaría la innecesaria falta de Saúl Ñíguez y la consecuencia de todo fue un centro fácil de defender que era tocado por Cabrera en el salto con Badé, aunque no se sabe muy bien si es el sevillista quien la repele. Para seguir con la cadena de errores la pelota rebota en la espalda de Gudelj y le cae franca a Kumbulla para que empalme a placer dentro del área.
La defensa ya se había retratado en ese 0-1 tan pronto, en el minuto 15, pero había mucho tiempo por delante para reaccionar. El Sevilla siguió a lo mismo, a tratar de tocar sin rebasar líneas y también sin una referencia arriba para que pudiera pelear por los balones con el Espanyol. Porque Peque, el sustituto del sancionado Isaac, no tenía nada que ver con el lebrijano y era incapaz de ganar un solo duelo en los balones divididos.
Dos balones a la madera
Sin embargo, el Sevilla iba a disponer de dos ocasiones claras en el breve espacio de un par de minutos. Lukébakio, en uno de sus caracoleos hacia dentro, obligó a Joan García a lucirse a mano cambiada para que el esférico se estrellara en el larguero (23’) y en el córner posterior era Badé quien cabeceaba picado absolutamente en solitario para mandar la pelota al poste (24’). Lo más fácil parecía marcar, pero no fue así y ahí prácticamente acabaría la producción ofensiva de los blancos.
En medio de la frialdad generalizada hubo que esperar a otra jugada de Lukébakio, cuyo centro no fue despejado por el Espanyol y el balón le cayó franco a Juanlu, pero éste remató con su izquierda y el resultado estuvo muy lejos de la acción de Kumbulla (41’). El Sevilla, pues, iba a llegar al intermedio desesperando a los suyos con una última jugada incomprensible y con la sensación de que era incapaz de descifrar el rompecabezas que le ofrecían sus rivales, más por impericia propia que por otra cosa.
García Pimienta no estimó oportuno hacer cambios en el intermedio y dejó todo como estaba de forma un tanto incomprensible. Hasta el minuto 62, justo después del excelente gol de Badé, no iba a llegar la primera sustitución de los locales. Cuestión de criterio del entrenador.
Es cierto que después el dominio fue absoluto, que sí hubo una variación para mover el árbol al irse Juanlu para que entrara el debutante Antonetti, pero el Sevilla era incapaz de volver a anotar a pesar de un disparo de Lukébakio que sí asustó a Joan García (68’).
También es justo apuntar que Calero rozó el 1-2 en un córner en el minuto 86. Todo se cerraba, pues, con un 1-1 que evidencia la escasa capacidad de este Sevilla para derrotar al calor de los suyos, y de forma consecutiva, a Valencia y Espanyol, dos de los rivales que están en zona de descenso. No hay más cera que la que arde, el mercado no es tonto, Lukébakio, Badé y muy poquito más.
Ficha técnica
1 Sevilla FC: Nyland; Juanlu (Antonetti, 80'), Badé, Gudelj, José Ángel; Sow, Lokonga, Saúl Ñíguez; Lukébakio, Rubén Vargas (Agoumé, 83'); y Peque (Ejuke, 62').
1 RCD Espanyol: Joan García; Omar El Hilali, Kumbulla, Cabrera, Oliván (Carlos Romero, 19'); Tejero (Calero, 72'), Král, Pol Lozano (Urko González de Zárate, 67'); Jofre (Edu Expósito, 67'), Puado y Roberto (Alejo Véliz, 72').
Goles: 0-1 (15’) Kumbulla remata a bocajarro tras un balón rebotado en Gudelj. 1-1 (61’) Badé le pega con el interior del pie derecho desde fuera del área.
Árbitro: Adrián Cordero Vega (cántabro). Amonestó a Roberto (50’+), Tejero (48’), Pol Lozano (57’), Juanlu (65’) y Edu Expósito (79’).
Incidencias: Partido de la vigésima primera jornada de LaLiga EA Sports disputado en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán ante 33.602 espectadores. El Sevilla celebró este sábado el 135 aniversario de su fundación. Antes del encuentro se guardó un minuto de silencio en memoria de Juan Silverio de la Chica, exvicepresidente y consejero del Sevilla fallecido recientemente.
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