Jesús Alba
Cuando el reloj se pare
Era algo esperable, previsible. Lo deportivo ha pasado a un plano absolutamente secundario cuando en realidad está en el magma de todo el asunto, porque si el Sevilla hubiera hecho bien las cosas deportivamente no estaría el club metido en el actual embrollo.
El sevillismo está en pie de guerra, con más virulencia incluso que cuando cerró la temporada pasada con una manifestación de protesta contra la directiva de José María del Nido Carrasco auspiciada por Biris Norte y secundada por una gran mayoría de la afición. Ahora todo está a punto de saltar por los aires y la drástica reducción del límite salarial del Sevilla ha calentado aún más un caldero a punto de reventar. Algo que en cierta medida se palió con la reunión del presidente sevillista con los representantes de 77 peñas sevillistas en la ciudad deportiva.
Ahora ha sido una peña sevillista sin tanto peso como los Biris la que inició un movimiento de protesta que se ha ido radicalizando conforme el parón dilataba el reencuentro con la competición entre noticias de todo tipo y siempre de corte negativo: la lesión de Lokonga, la de Badé, la solicitud de una Junta Extraordinaria, otra más, por José María del Nido Benavente, la movilización con el lema "Júnior, vete ya", el comunicado de la familia Carrión, el de los Accionistas Unidos y, ya como colofón, la publicación por parte de LaLiga de los límites salariales de la actual temporada. El partido frente al Getafe se presenta explosivo. García Pimienta no creerá lo que está viviendo...
El "Júnior, vete ya" ha cobrado una dimensión tremenda. Y los mismos que le dieron publicidad a esa invectiva directa contra el actual presidente del Sevilla se reunieron ayer con él en la ciudad deportiva para recabar explicaciones de lo que está sucediendo en el club.
El lema se ha repetido hasta la saciedad en las distintas redes sociales -una ocasión perdida para dar una lección de ortografía, pues literalmente el cartel amarillo rezaba Junior vete ya, sin tilde ni coma- y cobrará forma no se sabe hasta qué punto en la previa del Sevilla-Getafe. O durante el mismo. O al término del mismo... dependiendo de cómo vaya el partido y del resultado. La victoria se antoja trascendental para que el volcán no entre en erupción.
El dato obejtivo destapado por LaLiga es que el Sevilla ha visto en un año reducido su límite salarial en un 99%. Concretamente de 168,720 millones de euros a 2,499 millones. Es decir, -166,221 millones. De este modo, el club de Nervión aparece en listado de la patronal de clubes como el último, por debajo de clubes de Segunda División. El más cercano es el Huesca, con un tope salarial de 2,529 millones de euros. Ahora, y no es el único club, el Sevilla está fuera de la regla 1:1 de LaLiga para fichar y ha caído a la de 0,6:1.
De cada euro que ingrese no puede gastar más de 60 cétimos en la plantilla. Y para recuperar el 1:1 tiene que enjugar la diferencia de 107,5 millones entre ese límite de 2,5 y los 110 millones de coste real. Unos 107,5 millones que, casualmente, coinciden con el crédito pedido de 108 millones. Del Nido Carrasco les dijo a los peñistas que hay solvencia (habló de 128 millones en la cuenta bancaria del club) e intentó explicarles qué significado tiene el límite salarial...
Es la ecuación de seguir con una plantilla muy cara y unos ingresos reducidos en unos 80 millones de euros respecto al anterior ejercicio, en el que cayó eliminado muy pronto de la Champions y el equipo no se clasificó para Europa, quedando el decimocuarto, un dato que también influye negativamente en los ingresos televisivos y, al cabo, en el baremo del tope salarial.
El club, por ello, se vio obligado a seguir a rajatabla una política de reducción drástica de gasto en la presente plantilla. De los 170 millones aproximados que costó la de la pasada temporada logró rebajarlo a 110 millones, incluyendo ahí costes de cedidos como Januzaj o Joan Jordán y alguna rescisión como la de Delaney.
El problema del sobrecoste de la plantilla, en comparación con su rendimiento deportivo, viene de años atrás y ha dado la cara por fin esta temporada. Ya el año pasado el Sevilla se las vio y se las deseó para ajustarse al límite salarial, lindándolo. Y está temporada la caída ha sido abismal. Es el fruto de una deriva peligrosísima que Del Nido Carrasco trata de aminorar en un contexto tremendamente negativo por el hartazgo de sevillistas de base y accionistas mayoritarios.
El presidente sevillista pidió paciencia a los peñistas, les habló de la perspectiva del nuevo proyecto, de partir de cero... Y les dio todo tipo de explicaciones, en crudo, sin paños calientes. Los peñistas al menos agradecieron que diera la cara. El problema es que llueve sobre muy mojado y mandan los resultados, que hasta ahora se han empeñado en contrariar a la nueva apuesta en García Pimienta. Y como la pelota siga sin entrar...
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