Las justificadísimas protestas del sevillismo frente a las ovaciones a Quique y En-Nesyri
Sevilla-Barcelona
La afición señaló claramente a Del Nido Carrasco con la primera contestación pública desde que está en el mando
El entrenador y el delantero, que pudo tener su último partido en Nervión, recibieron el mismo cántico de cariño
Así contamos en directo la derrota (1-2)
No fueron sólo los Biris Norte, no. El grupo radical y de animación más significado de la afición sevillista se encargó de encauzar la protesta, pero con ello no hizo sino lo que suele: ejercer de principal portavoz y animador del sevillismo. Mayoritariamente las protestas fueron secundadas por una hinchada que sigue sin creer lo que ve. Y las protestas antes, durante y al final del partido estaban no justificadas, sino justificadísimas. Y no sólo por la peor clasificación del siglo XXI y ese puesto decimocuarto con los escasísimos 41 puntos.
La incertidumbre se convierte en miedo viendo el panorama. Un presidente que ya ha recibido su primera gran contestación del sevillismo con apenas cinco meses en el cargo, porque su responsabilidad viene arrastrada desde antes, desde que era vicepresidente primero de José Castro. Un director deportivo en el que apenas cree el comité de dirección después del fiasco de Diego Alonso como sustituto de un José Luis Mendilibar que no recibió el trato que merecía como héroe salvador y artífice del último título europeo del Sevilla, el último en no se sabe cuanto tiempo... Un horizonte de arcas vacías, con un plan financiero a diez años que tendrá que ir pagando con sus magras cuentas una directiva que no tiene ni carisma ni credibilidad. Una sociedad anónima deportiva judicializada, con constantes sobresaltos por los continuos autos y sentencias que vienen de los Juzgados y la Audiencia Provincial. Una crisis que es la crisis de todas las crisis del Sevilla. Y sin entrenador aún...
El “¡Directiva, dimisión!” sonó muy fuerte en el Ramón Sánchez-Pizjuán. No una, sino varias veces. Sobre todo cuando Biris Norte irrumpió en la grada con diez minutos de retraso y con camisetas negras por la “muerte de los valores del club”. Y por primera vez se escuchó una invectiva directa contra el flamante presidente del Sevilla: “Júnior, vete ya, Júnior, vete ya...”. Y eso que acaba de llegar
En contrapartida, esa misma grada que acusaba a la directiva de todos los males del club le daba además una hiriente bofetada ovacionando durante y al final del partido al entrenador que no seguirá porque no ve nada claro. “Quique, Quique, Quique Sánchez Flores...”, sonó más de una vez, con la tonada de la canción infantil Antón Perulero. Y también fue muy ovacionado En-Nesyri tras marcar su gol vigésimo en su segundo mejor registro sevillista. Mismo cántico, con distinto nombre y apellido. Toda una señal. Justo cuando puede ser la mejor venta de un Sevilla con apenas recursos para ir al mercado a vender o comprar, el sevillismo se volcó con el marroquí. Luego, otra vez la crítica: “¡Directiva, dimisión!”.
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