SUCESOS
El valiente rescate de un aspirante a policía sevillano: "Simplemente reaccioné"

Increpaciones e insultos a Del Nido Carrasco mientras paseaba con su mujer y sus hijos

"Presidente de mierda", "okupa", "vete a chuparla" o "nos vas a echar a Segunda" son algunos de los improperios que le espetaron al presidente desde una terraza en el paseo marítimo de una playa

Nuevo capítulo de crispación fuera de tono tras los insultos en las Juntas de Accionistas, el escrache a Carolina Alés o las pintadas en los domicilios de los consejeros

Final del plazo de renovaciones entre bulos y críticas

José María del Nido Carrasco y José Castro, en la presentación de Ejuke, primer fichaje del nuevo proyecto. / José Ángel García

La continua crispación que viven el Sevilla y el sevillismo, alentada en unos casos por la deriva económica y los pésimos resultados y en otros por una oposición en pie de guerra y con pocos miramientos, ha tenido este fin de semana un nuevo capítulo. No fue un escrache, porque no fue organizado, sino espontáneo y apenas de dos presuntos aficionados del Sevilla contra José María del Nido Carrasco. Pero fue un gesto feo que sobrepasa algunas líneas de la crítica asociada al fútbol.

Evidentemente, en la actual situación, el cargo de presidente del Sevilla tiene un peso muy grande. Va aparejado al sueldo que, desde el pacto de gobernabilidad firmado en 2019 entre las familias Del Nido y las de Sevillistas de Nervión (Alés, Castro, Guijarro), viene cobrando el consejo de administración, adscrito en un uno por ciento a los ingresos totales, no ya a los beneficios, como vienen pidiendo algunas voces sevillistas.

Pero una cosa es la crítica y la exposición continua a ella y otra la increpación y el insulto con menosprecio de la privacidad, los familiares y el honor. Una cosa es la exigencia y el amor a un club y otra la violencia verbal.

Sucedió el sábado, en una playa andaluza. El presidente del Sevilla paseaba con su mujer y sus dos hijos por el paseo marítimo al atardecer. Él llevaba uno de los bebés en el carro y la madre otro en brazos. Al pasar bajo una terraza en la que había asomados varios aficionados del Sevilla, según dijeron, comenzaron las invectivas contra Del Nido Carrasco.

Lo peor de todo es que se sienten portavoces orgullosos del sevillismo, hasta el punto de que se hacen grabar y lo publican en las redes sociales como algo honorable. Y poco hay de honor en insultar a un padre que está de paseo con su familia. Hay otros contextos, como cuando haga apariciones públicas en ejercicio de su cargo. O en los partidos de fútbol. Son muchas las ocasiones en las que se puede cuestionar, sin necesidad de insultar aunque esto en el fútbol es difícil, antes de ese atentado hacia la intimidad, la familia y el honor.

"Vete con la cabeza alta, hombre. Y ahora tú te reirás del Sevilla, pero nosotros somos el Sevilla, no tú. ¿Te estás enterando? Como tú lo hago yo también o mejor. 600.000 al año, te quieres ir a chuparla... ¡Presidente de mierda!", comienza uno. Y continúa otro: "Más quisieras parecerte a tu padre, ése sí que era un señor".

La diatriba continúa por unos segundos, mientras el presidente y su familia continúan el paseo sin querer responder. "¡Okupaaaa, vete!", le espeta el primero de los increpadores. "Tú y el de Utrera, el de Utrera, que no sabe ni ponerse un traje", continúa el segundo, antes de que remate el que empezó: "Y ahora tú te sentirás ofendido, pero te lo estás llevando calentito, monstruo, y nosotros pasándola ahí. Nos vas a echar a Segunda, ¿y tú eres sevillista? Una mierda pa ti".

Mal asunto que el sevillismo, en lugar de ejercer la crítica objetiva, que razones para ello tiene, se dedique a caer en el insulto mezquino sin atender a los mínimos principios de la convivencia y la educación. Durante la temporada ya se vieron episodios similares, que sobrepasan todas las líneas, como el escrache que sufrió Carolina Alés tras el Sevilla-PSV.

Y ha habido feos episodios de insultos en las Juntas de Accionistas. También se sobrepasaron las líneas rojas de la crítica con las pintadas amenazantes en distintos momentos, incluso poco antes de morir Rafael Carrión, que ya estaba enfermo, en su domicilio. Y han sido recurrentes las pintadas contra el actual presidente y su vicepresidente o Carolina Alés.

Después de la manifestación que hubo contra la directiva antes del Sevilla-Barcelona, en un contexto propio de las críticas como es un partido de fútbol, ahora se ve un nuevo capítulo que sobrepasa los acres códigos del fútbol. Durante un fin de semana de relax del presidente con su familia, con sus hijos pequeños y su esposa. No es un hecho para estar orgulloso ni mucho menos, ni para exhibirlo en las redes sociales, que han tenido muchas respuestas por ese vídeo que excede la dialéctica propia del fútbol y sus pasiones y es completamente denunciable. Porque el siguiente paso a la violencia verbal ya se sabe cuál es.

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