La incertidumbre de dos pilares

El futuro de Lenglet y N'Zonzi

El futuro de Lenglet y N'Zonzi, a los que Machín espera retener, amenaza con obligar a recomponer casi al completo la columna vertebral del equipo

La incertidumbre de dos pilares / Alberto Gutiérrez
Juan Antonio Solís

01 de junio 2018 - 07:28

Sevilla/Pablo Machín recibió un curso acelerado de dos días de sevillismo antes de volver, este mismo jueves de noche, a Gerona. Si la jornada del miércoles fue de puertas para fuera, la de este jueves la consumió el nuevo entrenador del Sevilla en cerrados despachos, intercambiando pareceres con el nuevo organigrama deportivo que comanda Joaquín Caparrós para tratar de dar forma al proyecto.

El próximo martes 3 de julio están citados los jugadores de la primera plantilla sevillista para reiniciar el trabajo. Y el día anterior ya deben estar en Sevilla para hacer noche. Un mes y un día queda sólo, pues, para esas primeras fotos de pretemporada. El tiempo corre en contra del club de Nervión, que el 26 de julio ya se verá forzado a competir en su primera eliminatoria en busca de su sexta Liga Europa.

Lógicamente, como los plazos apremian, Machín y Caparrós han abordado el asunto de las pretendidas salidas y entradas, que afecta muy directamente al mismísimo armazón de la plantilla: dos de los pilares fundamentales del equipo, Clement Lenglet y Steven N'Zonzi, tienen muy en el aire su continuidad en el club de Nervión la próxima temporada. Y teniendo en cuenta que el Sevilla va a buscar un portero titular y un nueve al estilo de Stuani en el Girona, la posible marcha de la pareja francesa terminaría de desmontar el andamiaje. Obligaría a levantar casi desde cero los pilares del nuevo edificio: quedaría Banega.

Machín ha insistido al club en la necesidad de agotar las vías para retener tanto a Lenglet, el jugador más regular de la campaña recién concluida, como a N'Zonzi, otro puntal que cuando se ha acercado a su mejor nivel, ha elevado de forma exponencial el nivel del equipo. Ya lo expresó el preparador soriano en su presentación del pasado miércoles.

Desde Barcelona, diversos medios insisten en que el Barça aguardará al 1 de julio, por estrategia fiscal, para confirmar que deposita los 35 millones de euros de la cláusula de rescisión de Lenglet. Esos medios afines al club azulgrana apuntan que hay acuerdo con el joven zaguero de 23 años para que estampe su firma en un contrato por cinco temporadas, por el que pasaría a percibir más o menos el triple de su ficha anual en el Sevilla.

Si eso es así, poco margen le queda a Castro para arrancar de Lenglet una renovación de su contrato, que expira en junio de 2021, con el consiguiente aumento de la cláusula de rescisión. Pero en el seno del club sevillista se aferran a argumentos ajenos al vil metal para tratar de retener a su gran pilar defensivo: la conveniencia personal de, con su juventud, agotar al menos una campaña más en el Sevilla, donde mantendría todos los galones, y no arriesgar aún a dar el salto a un coloso en el que se vería relegado a un papel mucho más secundario. En esa línea, con Joaquín Caparrós al mando, van a trabajar. Y la madurez del chaval y su franco compromiso con el club, creen, los puede llevar a retenerlo y complacer así a Machín.

El caso de N'Zonzi es distinto. Aunque Caparrós recuperó su versión más competitiva al reconducir su situación en el vestuario, tan deteriorada tras la infausta final de Copa, el gigante galo mantiene su intención de cambiar de aires. Le quedan dos años y, aunque el propio Machín dijo que desea "que cumpla su contrato y es posible que pueda ampliarlo también", en el club no son tan optimistas como con Lenglet. Y si no renueva N'Zonzi, el momento de venderlo es ahora. Su cláusula de rescisión, desde su ampliación y mejora de enero de 2017, es de 40 millones. Por 30-35 millones, puede salir ya que, juegue y destaque en el Mundial o no, aún sigue siendo cotizado en el mercado.

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