Hora de que el Sevilla defina su estatus en la Liga

El equipo de García Pimienta tiene la ocasión de asomarse a las posiciones europeas y subir algún peldaño en la tabla, en la que ya está a igual distancia del quinto puesto que del decimoctavo 

Saúl y un liderazgo por cumplimentar

La plantilla escucha la charla del entrenador del Sevilla antes de un entrenamiento.
La plantilla escucha la charla del entrenador del Sevilla antes de un entrenamiento. / Juan Carlos Muñoz

El Sevilla tiene que mirarse al espejo y reconocerse como equipo. No en plan narcisista como hizo en Leganés, donde se gustó con un “partido controlado”, en palabras de García Pimienta, que perdió por un lamentable error aislado. No, la idea es reconocerse con sus defectos y sus virtudes, que también las tiene y ahí está la clasificación: está igual de cerca de las posiciones europeas que de las de descenso -a cinco puntos-, cuando a principio de temporada más de uno se temía una hecatombe que a estas alturas de otoño ya se hubiera llevado por delante al técnico por el que tan fuerte apostó Víctor Orta.

A cinco puntos del sexto clasificado antes de que el Athletic Club, ocupante de esa primera plaza europea, visite hoy al Rayo Vallecano, y a cinco del Espanyol, que marca ahora el primer puesto de descenso tras su triunfo sobre el Celta, el estatus del Sevilla en la Liga está aún por definir.

El propio entrenador ha rehuido más de una vez de hablar de objetivos concretos, de cuál será su papel en un campeonato tan irregular que el que fuera colista hasta la llegada del ex sevillista Diego Martínez, Las Palmas, fue capaz de ganar en el feudo del otrora invulnerable líder, el Barcelona. El objetivo es ganar el partido más inmediato, suele decir el técnico sevillista, y éste no es otro que la primera cita en lunes de la temporada contra el Osasuna, un rival que últimamente ha dado algún disgusto en el Ramón Sánchez-Pizjuán.

Seis partidos oficiales consecutivos llevan los sevillistas sin ganarles a los rojillos. La temporada pasada no pasó del empate a un tanto en un estadio nervionense que ya mostró su enfado con el juego y la imagen del equipo durante la segunda parte contra el Rayo Vallecano, otro rival mediano que fue capaz de ponerles el corazón en un puño a los aficionados blanquirrojos jugando con un futbolista menos toda la segunda mitad.

La respuesta del sevillismo este lunes es tan incierta como la identidad del equipo. Van de la mano de hecho. Porque el aficionado no termina de saber cuál es el reflejo de un equipo que lo mismo se gusta dejando pasar los minutos, como en Leganés, que es asaltado por la falta de determinación, presa de sus carencias y sus fantasmas, como ante el Rayo. Una falta de identidad que debe empezar a corregir Saúl en su esperada vuelta al once titular para ejercer como un líder jerárquico que dé cohesión competitiva al grupo de García Pimienta.

El entrenador barcelonés suele esgrimir el argumento de que su equipo está creciendo, que sigue creciendo una vez pasada la barrera del primer tercio de Liga, sobre la base de que se trata de un proyecto nuevo con muchos jugadores nuevos y muchos jóvenes. Pero ya ha conseguido un colchón de tranquilidad que no tuvieron sus predecesores en las dos inquietantes temporadas anteriores. Con los 18 puntos en las 14 jornadas disputadas que suma ya lleva más en el zurrón que sus predecesores a estas alturas. Entre Lopetegui y Sampaoli sumaron 12 puntos en las 15 primeras jornadas y entre Mendilibar y Diego Alonso, 13 puntos. Y esa tranquilidad debe reflejarse en el campo de juego desde ya.

El encuentro frente al Osasuna no sólo ofrece la oportunidad de asomarse al balcón de los puestos europeos, algo que sería un espaldarazo importante para ese crecimiento sin fin que ve García Pimienta. También se hace necesario el acopio de puntos este lunes antes de terminar el año con dos salidas a domicilio casi inasequibles para el Sevilla durante el siglo XXI, el Metropolitano y el Bernabéu, con el Celta en Nervión en medio.

Pero para ello es necesario que este Sevilla con tantos problemas para encontrar los caminos hacia el gol -los cuatro triunfos en casa fueron por la mínima y sólo ganó en Cornellá por un margen de dos goles- se defina de una vez por todas. Porque antes que el espejo de la clasificación está el espejo del juego, y éste refleja por ahora una imagen difusa, distorsionada, desasosegante...

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