Un haz de luz con Badé y Rakitic

Las sensaciones siguen siendo feas, pero el sevillismo tiene la fe en que Monchi enmiende la plana con un par de movimientos acertados de aquí al 31 de enero. Hay también esperanzas en que el regreso de Lucas Ocampos revitalice el ataque con su potencia de piernas y después que la calidad de la plantilla –que la sigue teniendo– aparezca puntualmente como lo hizo en Mendizorroza en ese chispazo de Jesús Navas rematado fenomenalmente de cabeza en plancha por Rakitic.

Y ahí también se ha asistido en los últimos tres partidos (ante Getafe, Girona y Alavés) a la constatación de que dos jugadores están decididos a ayudar. Uno de ellos ya estaba en la plantilla, el citado centrocampista suizo-croata, que parece haber dado un paso al frente tras una primera parte de la temporada con un ritmo de juego preocupante, y otro es el primer refuerzo en el mercado de invierno, un Loïc Badé que desde su primera aparición en los últimos 25 minutos del duelo ante el Getafe ha demostrado un criterio lógico en defensa aun sin estar acoplado con sus compañeros.

Badé, que ha jugado ya en las tres posiciones de la defensa de tres centrales por la que ha apostado Sampaoli en el último mes, aún tiene que mostrar sus aptitudes en el Sevilla, en el que es todavía un recién llegado. Sin embargo, en tres ratos, ha logrado lo que no ha podido hacer Nianzou, dar tranquilidad al equipo en cada una de sus intervenciones, sobre todo cuando toca cruzarse y tomar decisiones en situaciones meramente defensivas. Queda evaluarlo más en cuanto a salida de balón y en otro tipo de duelos individuales (en carrera, en disputas aéreas y en el cuerpo a cuerpo), pero la sensación general es que no hace cosas raras –como sí deja Nianzou en cada partido– y que opta por despejar cuando la jugada pide poner el balón cuanto más lejos mejor de la zona de riesgo cerca del área.

También es cierto que siempre ayuda que Fernando se sitúe haciendo su función por delante de la defensa, hecho que ha coincidido en los últimos partidos, aunque no todo el tiempo, pues Sampaoli comenzó por ejemplo en Gerona con el brasileño como central antes de cambiar su posición con Gudelj durante el desarrollo del duelo.

La otra buena noticia es claramente Rakikic. El veterano futbolista balcánico, aparte de su peso específico en el vestuario como capitán –de facto es el primero–, ha dado un paso adelante en este 2023. Partícipe directo de los tres últimos goles anotados por el equipo de Sampaoli ante Getafe, Girona y Alavés, su capacidad para llegar más cerca del área contraria ha sido fundamental para el equipo (recuérdese el debate sobre su posición en su anterior etapa con Emery). Rakitic tiene gol, siempre lo tuvo, y Sampaoli desde que ha llegado se ha quejado de que los hombres de segunda línea no estaban aportando en la faceta anotadora lo que el equipo demandaba ante la falta de acierto de los delanteros.

En este mismo diario Rakitic confesaba que se siente mejor físicamente para llegar arriba y desvelaba que ante el Getafe llegaba, según los datos, a su pico de velocidad en los esfuerzos a máxima intensidad. Se ha notado en sus robos en Montilivi, por ejemplo, y en la facilidad con la que merodea el área contraria. Su tanto en Mendozorroza es otra prueba. Encima, sus golpeos han dado puntos. Desde que comenzó la temporada ha repartido tres asistencias, todas a balón parado. En Dortmund a Nianzou en un córner y en las dos últimas jornadas ante Getafe y Girona en sendas faltas laterales.

Sampaoli ha encontrado por fin dos jugadores que suman, lo que no es poco en las actuales circunstancias.