La epopeya de Jesús Navas: todo honor es poco
Convertido ya en mito vivo del Sevilla, el palaciego recibió anoche un baño de cariño de sus compañeros antes de que hoy el Ramón Sánchez-Pizjuán se desborde de reconocimiento a su epopeya
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Las sonrisas se volverán llanto. Un llanto puro y límpido como el azul del cielo de Sevilla que caerá sobre el horizonte de las viejas viseras del Ramón Sánchez-Pizjuán cuando el coliseo nervionense se llene de emociones sinceras y auténticas: las que provocará el homenaje al futbolista hecho mito.
Se trata del homenaje a la mayor leyenda de un club que cierra una era con el adiós del hombre que a sus 39 años y con la cadera maltrecha de tanta entrega incondicional durante años y años ha dado carpetazo a su trayectoria profesional tras haber defendido el escudo en setescientas cinco ocasiones. 705 partidos oficiales que resuenan como 705 aldabonazos broncíneos en las bóvedas nervionenses. Ese cielo azul Sevilla tiene un reflejo distinto en la mirada de Jesús Navas, que hoy se entornará entre lágrimas del adiós forzado en un estadio preñado de reconocimiento. Todo honor es poco para aquel niño de Los Palacios que hoy recibe el tributo universal más merecido.
Será a las cinco de la tarde. Con ecos lorquianos de tarde taurina. Cuando la noche se haya abatido sobre la ciudad a eso de las seis y media de la tarde, la mirada azul del duende se apagará en un sueño de infinita entrega. No hay mayor autoridad moral en la historia del Sevilla que la de Jesús Navas, quien ya ha dejado claro, y no con palabras sino con hechos, que lo de la casta y el coraje, lo del nunca rendirse, no son versos de oropel ni ripios mal traídos. Están labrados sobre el mármol de la autenticidad que dejó en su última media temporada -16 partidos últimos como guiño al homenaje eterno a su amigo Antonio Puerta-.
El legado del sacrificio hasta el último aliento es ya pura leyenda real. El testigo que deja es inconmensurable. Superó a Juan Arza en número de partidos. También a Manolo Jiménez y a Pablo Blanco, quien ostentaba ese honor hasta que lo superó en diciembre de 2017, momento en que rebasó la barrera que parecía imposible de los 415 partidos. Si no hubiera sido por la cadera los podría haber duplicado.
Y superó a otros legendarios futbolistas del mejor Sevilla de la historia por títulos y partidos internacionales. Ni Kanouté, ni Palop, ni Daniel Alves, ni Rakitic, ni Banega, ni el inolvidable Reyes, ni el malogrado Antonio Puerta... Tampoco otros canteranos como Ruiz Sosa, Gallego, Álvarez, Montero o Francisco, iconos de distintas generaciones. Nadie alcanzó tantos partidos ni los ocho títulos que atesora el cándido duendecillo de Los Palacios convertido en hombre-leyenda: cuatro Copas de la UEFA Europa League, dos Copas del Rey, una Supercopa de España y una Supercopa de Europa.
Jesús Navas es universal no sólo por su ejemplar comportamiento en el césped, sea éste en los campos de la ciudad deportiva o en los estadios de media Europa y medio mundo. Es el futbolista internacional español con más títulos también: el primer sevillista en ganar un Mundial. El único internacional del mundo en haber ganado además dos Eurocopas y una Liga de Naciones. Un hito cuádruple que no alcanzaron ni los mayores mitos del fútbol universal.
Y es universal por su bonohomía, por su humildad -la misma que lo llevó a retrasar su internacionalidad con la selección-, por respeto al rival, por reconocimiento de los compañeros y entrenadores rivales. Hoy estarán muchos de ellos presentes en el homenaje que le ha preparado el Sevilla, con sorpresas variadas y llamativas presencias además de obligadas ausencias como la de Monchi, único sevillista que desde su rol de director deportivo ha ganado más títulos que Jesús Navas. Pero esto sólo fue porque fue traspasado por necesidad al Manchester City, donde tuvo a Manuel Pellegrini y a Pep Guardiola como técnicos y se entretuvo en ganar una Premier League y dos Copas de la Liga entre 2013 y 2017, año en que regresó para cerrar el círculo más perfecto.
Debutó como sevillista un 23 de noviembre de 2003, día de San Clemente. La fecha en que se conmemora la entrega de las llaves de Sevilla a Fernando III por el caíd Axafat, alcaide musulmán de Isbilya, fue la elegida por Jesús Navas para abrir su era en el Sevilla. Aquel día, con 18 años recién cumplidos, tomó la llave que hoy entrega.
Desde entonces ha tenido muchos padres futbolísticos. De sus primeros mentores técnicos, desde Pablo Blanco a José Miguel Luque, Luis de la Fuente, Joaquín Caparrós o Agustín López, a sus primeros capitanes, Pablo Alfaro o Javi Navarro... Y sus hermanos mayores, en el Sevilla Puerta y Reyes y en la selección Sergio Ramos. Pero Jesús Navas es hijo futbolístico de todo un club y de sus lemas. Y por sí mismo, pese a su discutida timidez futbolística, fue forjando su propia leyenda. Hoy escribe el epílogo de tan inconmensurable epopeya. Y deja un legado que será el más difícil de emular.
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