Jesús Alba
Cuando el reloj se pare
Lo de Jesús Navas excede la lógica. El capitán del Sevilla, que el próximo 21 de noviembre cumplirá 39 años, está ante sus últimos meses como jugador de fútbol profesional. Y no es un capricho que haya decidido colgar las botas: no puede más. Han sido muchos partidos, muchas carreras, muchos regates y centros, dejándose siempre hasta la última pizca de energía sobre el césped. Y la artrosis que sufre en su cadera está al límite.
Se ha vuelto a evidenciar la importancia de la cronificación de su lesión en la articulación superior de su pierna derecha en los festejos del Sevilla tras el angustioso triunfo sobre el Valladolid. Jesús Navas jugó apenas una hora, hasta que aguantó. Lo mismo que en el anterior partido en un Ramón Sánchez-Pizjuán que ahora se rinde ante su magnificencia y su sacrificio constante igual que antes se rendía ante su enorme figura como jugador.
Si el Sevilla no estuviera tan necesitado de referencias, en una situación de transición e incertidumbre como la actual, quizá ya no se vería más jugar a Jesús Navas. Está haciendo un esfuerzo tremendo contra la ley inclemente de la Naturaleza. Los años no pasan en balde y los esfuerzos continuados en la élite tiene su pago. Máxime en un jugador que no escastima esfuerzo alguno. El palaciego está sufriendo en el césped y fuera de él, donde vive los partidos con una intensidad y una emoción tremendas por la situación del Sevilla. "Hay días que no puedo jugar con mis hijos", ha llegado a decir.
García Pimienta, en su comparecencia de este viernes, reconoció que es un caso único que no tiene precedentes, según su experiencia: "Yo no había visto esto. Cuando tienes ese problema de dolor y tienes 38 ó 39 años, con todo lo que has conseguido en el mundo del fútbol, lo normal por salud sería dejar de jugar. Pero siente este equipo, siente este club, siente a la afición, siente la situación en la que está el equipo en estos momentos y su única intención es ayudar. Así que vamos a disfrutarlo todo lo que podamos porque cuando no esté seguramente lo echaremos en falta".
En el habitual vídeo que hace el departamento de comunicación del Sevilla tras ciertos partidos, en la sección Desde dentro de su canal de Youtube, se puede comprobar perfectamente cómo Jesús Navas sufre con una cadera que, en otro jugador, ya lo habría retirado del fútbol. Es más, en una persona normal, sin dedicación al fútbol, podría tener que someterse a una intervención para que se le imponga una prótesis. Pero Jesús Navas quiere apurar sus últimos servicios al club de sus amores.
En ese vídeo, se ve cómo al principio y al final del mismo se tiene que echar la mano a la cadera ante el dolor recurrente después el esfuerzo del partido. Lo hace al saltar al campo pleno de júbilo tras el pitido final, dando cojetadas. Se abraza en primer lugar con el portero Álvaro Fernández, que lo levanta en volandas, y al caer se duele de la articulación.
Asimismo, al final del mismo reportaje, se observa cómo tiene que subir las escaleras hacia el vestuario ayudado por un fisioterapeuta. No es broma lo que está padeciendo Jesús Navas, un monumento vivo de la historia del Sevilla Fútbol Club, una leyenda del fútbol español que no deja de sorprender a propios y extraños. Una figura única, ejemplar e irrepetible.
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