Feísimo el primer borrón de Xavi García Pimienta

Alavés-Sevilla | Informe técnico

A la ilógica alineación, sin Badé ni Gudelj y con una zaga que era puro temblor, le siguió una nefasta gestión en los cambios tras la pésima primera parte

La calidad es discreta en demasiados jugadores, la jerarquía se marchó con las salidas estivales y falta gol 

Así jugaron los futbolistas del Sevilla ante el Getafe

Manu Sánchez agarra a Lukébakio.
Manu Sánchez agarra a Lukébakio. / Adrián Ruiz Hierro (Efe)

Bloqueo preocupante el de Xavi García Pimienta en Vitoria. No acertó con el dúo Nianzou-Kike Salas atrás, tampoco con la ubicación de Peque en la izquierda. Y aunque el preparador catalán no es responsable de los continuos detalles de falta de calidad en no pocos jugadores durante la primera mitad, nada hizo por tratar de corregirlo en el descanso. Ni un cambio tras ese primero forzado por la lesión de Isaac Romero. De hecho, las entradas de Ejuke y Barco llegaron tras el 2-0, pasada ya la hora de juego.  

Defensa  

El Deportivo Alavés suele ser un ejemplo de ardor e intensidad cuando comparece en Mendizorroza. Y como este Sevilla tan dubitativo atrás invita al rival a la presión, extrañó la actitud inicial del cuadro vitoriano, que optó por posicionarse a la espera de una salida rápida y ventajosa, preferentemente por la banda derecha con Carlos Vicente. El primer cuarto de hora vivieron contranquilidad los cuatro zagueros de rojo. Y quizás por ello se durmieron de forma alarmante en un saque de banda en el que Carlos Vicente, casi sin querer, se encontró dentro del área con la posibilidad de chutar a puerta sin oposición alguna. El tiro no era imparable ni mucho menos, pero Nyland debió salir con hambre y se la comió en el primer palo (17’).  

Ese golpe inesperado al mentón volvió a dejar grogui al Sevilla, que no sabe encajar los reveses. Y la descomposición defensiva fue clamorosa. Desde el balón largo en el que Kike Salas se deja ganar la ventaja por el delantero Toni Martínez, que perdonó (20’) el segundo tanto, a la pasividad colectiva en el centro de Carlos Vicente desde la derecha que cazó Stoichkov en el segundo palo para enviar la pelota a la red. Suerte para los de rojo que hubo fuera de juego previo en la banda (25’).

La media hora que perpetró el Sevilla desde el 1-0 al descanso fue indescriptible. Lo primordial para competir, la premisa, es la calidad. Y falta calidad a espuertas. En la defensa, por ejemplo, cuesta una barbaridad lo más simple: circular la pelota de lado a lado para dar inicio a las jugadas. Pedrosa, José Ángel Carmona, se enredaron con la pelota a veces ellos solos y provocaron pérdidas que no fueron a más. Y por delante, indolencia y una dolorosa falta de carácter. El que aportaban el año pasado Acuña, Sergio Ramos, Ocampos o En-Nesyri.

Agoumé o Sow llegaron casi siempre tarde a las jugadas, al corte o al menos a encimar. Y Saúl quiso estar en todos sitios y no estuvo en ninguno.   

Ataque  

No resultó la ubicación de Peque en la izquierda, tampoco se soltaron los interiores, Saúl y Sow, para dar fluidez a los ataques y conectar con los extremos. Y todo quedaba reducido a una galopada de Lukébakio por la derecha. Más aún con la lesión de Isaac y el ingreso de Iheanacho, un jugador con un pésimo estado de forma que incluso estuvo un buen rato sin tocar la pelota. 

Virtudes  

Algo de Saúl y Lukébakio. 

Talón de Aquiles  

A la alarmante bajada de calidad se unió esta vez el bloqueo del entrenador.

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