Rogelio Velasco
Simplificación administrativa
Eibar-Sevilla
Bryan Gil se está preparando unas oposiciones. Las palabras de Lopetegui dan aliento a los que les gustaría una pincelada canterana en la plantilla, pero no nos engañemos, fácil no es. El último que logró asentarse fue Alberto Moreno y han pasado unos años. Lo hizo, además, sacando sus oposiciones en el Mundial sub 20, en el que fue elegido el mejor lateral izquierdo del campeonato y decían –no se sabe si interesadamente o había visos de realidad– que tenía una oferta del Real Madrid.
El de Barbate, con ese aire de jugador de la liga inglesa en los años 70, interpreta un fútbol puro en el que ya pocos creen. Si acaso José Luis Mendilibar, que entiende que los extremos tienen que ser extremos y no otra cosa. En el fútbol moderno nada es lo que era. El portero tiene que jugar con los pies para ser un tercer central; de los centrales se valora más que tengan buena salida del balón que juego aéreo y velocidad al corte; el lateral debe subir, asociarse, centrar como los ángeles y ser un atacante más; el delantero centro debe caer a las bandas y los extremos –¡ay los extremos!– han de saber jugar a pierna cambiada, meterse para dentro y dejar el carril libre al lateral.
Con su aire de jugador británico de los 70, el barbateño sorprende porque desborda a pierna natural
“No tengo ninguna duda de que Bryan va a ser un referente para el sevillismo en el futuro”, decía Lopetegui antes de viajar a su tierra para medirse al Eibar. Habrá que cogerle la palabra al guipuzcoano, aunque, bien pensado, el futuro es enormemente alargado y para un jugador de 19 años, imagínense. La decisión, además, atañe también a Monchi.
Ciñéndonos a aspectos puramente futbolísticos, que no se moleste nadie pero el rol que Bryan Gil desempeña en el Eibar no encajará nunca en el Sevilla de Lopetegui. Podría hacerlo con otras funciones, a las que probablemente se adapte, pero ese concepto de extremo puro que ejecuta con Mendilibar no aparece en el modelo del Sevilla actual.
El extremo a pierna natural es una especie en extinción. Se impone lo que Cruyff se sacó de la manga con Stoichkov, ese jugador que busca el perfil de su pie hábil por dentro, como hace otro gaditano en el Sevilla, Suso, y deberá aprender Bryan si quiere cumplir la profecía de Lopetegui más pronto que tarde, al menos mientras esté vigente el recién ampliado contrato del ex seleccionador.
¿Le cambiarán el temario al barbateño? A lo mejor no y aprueba a la primera. A lo mejor Julen quiere tener esa frescura en su perfil natural, en donde no parte peras Mendilibar, que le pide desborde, encarar y centro. A menudo sin necesidad de ganar la banda, pues un centro desde tres cuartos sorprende más por esos segundos que una defensa necesita para ordenarse.
Ayer, en esa preparación que Bryan sigue, tuvo enfrente al mejor ejemplo de lo que puede ser un extremo de los clásicos. Jesús Navas jamás tuvo que adaptarse a jugar hacia dentro y con 35 años ahí sigue, siendo aún internacional y con más de 700 partidos en la élite. Claro que también ha tenido que adaptarse y realiza unas funciones diferentes como lateral.
O el propio Aleix Vidal, un híbrido que fue lateral siendo extremo o extremo siendo lateral.
Bryan Gil, mientras se aclaran todos estos interrogantes, ahí sigue, haciendo lo que le pide Mendilibar y lo que siempre se le pidió a un extremo, encarar, irse de su par, centrar y buscar la portería rival por el camino más corto.
Cuando acabó el partido en Ipurua, Julen Lopetegui tuvo un significativo detalle con Bryan Gil, al que se dirigió en tono cariñoso y con el que departió en una charla breve en la zona de los banquillos del estadio eibarrés. El preparador vasco ya tuvo palabras elogiosas hacia el extremo antes del encuentro y también en la rueda de prensa posterior. Puede que el futuro de ambos vuelva a cruzarse.
Bryan Gil fue el jugador más incisivo del Eibar y fue, junto con Kike García, el que tuvo las mejores ocasiones. El futbolista cedido por el Sevilla estuvo muy cerca de aprovechar un gran fallo de Koundé en el tramo final del partido, pero su disparo, muy cruzado, incluso tocó en el poste. Antes, puso firma a varias acciones que pudieron acabar en gol, como un centro al área pequeña en el 35’ o un pase que cabeceó Kike (40’).
Alejandro Pozo, como si fuera el compañero de piso, estudia como Bryan Gil para aprobar y volver al Sevilla. Otro extremo que debe amoldar sus roles futbolísticos para hacerse un hueco en la élite. Éste sí jugó en las dos bandas, puesto que en categorías inferiores lo mismo desbordaba por la derecha que por la izquierda, pero las circunstancias lo tienen de lateral aunque tenga alma de extremo. Veremos dónde acaba.
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