Un extenuante trámite menos para un Sevilla Femenino que resistió formidablemente hasta el minuto 68 (0-1)

Sevilla/El Sevilla FC Femenino ha iniciado la temporada de manera incierta, convirtiéndose en indescifrable a estas alturas. Visto lo visto en las tres primeras jornadas ante rivales de índole muy dispar -Real Sociedad, Tenerife y Barcelona, en última instancia-, es marañoso saber cuál será su palabra en esta apenas descorchada Liga F, con sólo una victoria para las de David Losada en tres partidos. Eso sí, tampoco orienta mucho -o sí- el encuentro disputado este sábado en el Estadio Jesús Navas de la ciudad deportiva sevillista, ante un equipo que nunca titubea, que hace sus series al fallo, y éste pocas veces llega. Tampoco lo iba a hacer en esta ocasión, aunque le costará más de lo esperado clavarle la primera daga a unas locales supervivientes gracias al sostén de los palos y de una destacada Sullastres.

En el once de Pere Romeu, las principales ausencias eran las de Caroline Graham, por descanso, y de Salma Paralluelo, lesionada, y aguardando desde la Ciudad Condal para reengancharse a una competición en la que, por el momento, el Real Madrid sigue manteniéndole el pulso a las azulgranas. Es decir, las dos máximas goleadoras de la temporada pasada en la Liga F. Tampoco estaba la tercera, la exsevillista y actual jugadora del Benfica, Martín Prieto.

El intento de reemplazo para este curso en la delantera blanquirroja es el de la internacional polaca cedida por el Bayern, Padilla Bidas, que celebró su primer tanto con el Sevilla en la jornada inaugural. La joven atacante de 21 años formó desd el inicio en el once por el que engendró David Losada para estirar el chicle lo máximo posible.

Un tirano de la posesión y de las ocasiones

Como era de esperar las azulgranas tiranizaron la posesión del balón desde los primeros minutos. Alexia Putellas, Aitana Bonmatí -recién renovada hasta 2028- y Patri Guijarro, ahí es nada, conformaban un centro del campo de excelso nivel que, aunque no atenazó a las locales, absorbió y encauzó las primeras llegadas. La primera, de Aitana en el minuto 3 se marchó por encima de la portería de la capitana Sullastres.

Ahí, entre esa sala de máquinas con el sello de campeonas del mundo, Gemma Gili, trataba de hacer parche en las ayudas, estirándose en ataque como mediapunta y reduciendo espacios en la defensa de las hispalenses. A pesar de la complejidad del duelo para las de David Losada, y la previsibilidad de lo que muchos aficionados en la grada -una relación de diez camisetas azulgranas por cada una blanquirroja- aguardaban con inequívoco entusiasmo, el Sevilla resistió la igualdad en los primeros cuarenta y cinco minutos, pese al disparo al travesaño de Batlle desde la frontal, el mano a mano marrado de Claudia Pina, o el tiro ajustado de la misma desde una posición muy cercana que Sullastres desbarató magistralmente. Y esto, creánlo, tiene un mérito formidable.

El intenso ejercicio de resistencia de las sevillistas, merecidamente recibió al descanso el aplauso de las más de 1.600 personas que se dieron cita en la ciudad deportiva. El Sevilla seguía en la partida, con vida tras los primeros cuarenta y cinco minutos, aunque en modo supervivencia...

Sullastres desesperó al Barcelona, incapaz de hacer el primero

En el encuentro, a pesar de que ciertamente el amasado monólogo le podía resultar familiar, el Barcelona comenzó a tejer realmente la victoria a la vuelta de vestuarios. Pere Romeu, impacientado con el paso de los minutos, no esperó más e introdujo a dos escandinavas tras el entretiempo, la sueca Fridolina Rölfo y la noruega Caroline Graham complementaron a Pajor. En la primera, otro tiro al larguero de Claudia Pina, que tendría una aún más clara a los todos minutos.

El acoso era total, y cuando el técnico culé, ya a la desesperada tenía preparado el cambio para dar entrada a Kika Nazareth, Aitana Bonmatí (68') echó abajo el edificio que había construido con mucho tesón la tropa sevillana. La doble ganadora del Balón de Oro aprovechó un balón suelto dentro del área y tras acomodárselo con sumo cuidado para su pierna zurda, batió a Sullastres, inmensa hasta aquel momento.

El Barcelona, descontento con el marcador pese a ir por delante en una de esas máximas de su ADN ganador, adelantó líneas, lanzándose a ampliar la renta. David Losada lo leyó e introdujo a Fanteh y Cortés, dos de los refuerzos este verano, para seguir creyendo por encima de sus posibilidades. Era morir matando, y lo logró ante un club más que hegemónico proyectando una imagen digna que repele a los antecedentes.