El estímulo de ver a Arrasate en Nervión frente a García Pimienta

De pronto a Xavi García Pimienta se le aparece una gran ocasión para alzar su voz en la mesa de debate. De un debate que en el caso del Sevilla tiene una carga de acidez tremenda por la deriva del club. En el Sevilla de hogaño absolutamente todo es fruto de una enconada dialéctica y la prueba de ello es que en un momento de relativa tranquilidad deportiva el grupo Biris Norte ha llamado a la movilización contra la directiva después de conocerse esta semana la rebaja del límite salarial de LaLiga tras la actualización de enero. Y eso incluso da más fuerza a la posibilidad del técnico sevillista de reivindicarse ante el entrenador que más sonó como primera opción para el banquillo de Nervión.

Comparece en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán uno de los entrenadores que fue tanteado por Víctor Orta desde que el comité de dirección decidió que no iba a darle continuidad a Quique Sánchez Flores. Había habido demasiados desencuentros internos, demasiado desgaste entre las partes y además el hecho de que el técnico madrileño salvara al equipo con varias jornadas de antelación, virtualmente desde principios de abril con aquellos triunfos a domicilio en Getafe y Las Palmas, abrió muy pronto el melón de las especulaciones sobre el futuro inquilino del banquillo sevillista. Y ahí el primer nombre que surgió fue el de Jagoba Arrasate tras conocerse que no renovaría en El Sadar.

El compromiso de Arrasate con el Mallorca

No fue el único. La ristra de nombres que fueron vinculados al Sevilla fue muy amplia y diversa. Casi absurda en algunos casos por la realidad económica y deportiva de este Sevilla: Maurizio Sarri, Enzo Maresca, Paulo Fonseca, José Bordalás, Rubén Baraja... Pero ninguno sonó con tanta fuerza como Arrasate. Y claro que hubo una llamada de Orta. Un tanteo de esos a los que se obliga una dirección deportiva para buscar lo más oportuno para el club que trabaja. El técnico vizcaíno, no obstante, declinó desde un primer momento la posibilidad de recalar en estos momentos en Nervión por dos razones: tenía la palabra empeñada ya con el Mallorca y además en Son Moix le ofrecían un contrato largo que, tras las últimas experiencias y la realidad de Nervión, era imposible que le dieran aquí.

Arrasate fue elegante y esperó a que García Pimienta, que entretanto tenía una oferta de renovación en Las Palmas, hubiese ya sido presentado como entrenador del Sevilla el 5 de junio para reconocer que algo de verdad había habido en cuanto a esa sonoridad de su nombre en las quinielas como futurible de Nervión. “Sí que es verdad que hubo un interés del Sevilla, como con otros clubes, pero desde el primer momento preferí la opción del Mallorca, por esos tres años de contrato, porque se trata de un club emergente y es una opción más estable para mí y para mi familia. No llegamos a hablar ni de contrato, ni de años ni de nada”, dijo en El Larguero dos semanas después de la presentación de García Pimienta.

La predisposición total de García Pimienta

De éste convenció a Orta sobre todo la predisposición. El tanteo pasó a entrevista y en ésta el director deportivo del Sevilla encontró lo que buscaba: verdadera ilusión por sentarse en el banquillo del Sánchez-Pizjuán, sin cortapisa alguna de tiempo de contrato ni de emolumentos a recibir. Pero, ¿y el bandazo táctico que significa la distancia entre Arrasate y García Pimienta? Bueno, aquí hay que convenir que el barcelonés está más cercano a los parámetros del fútbol que tiene Orta que el vizcaíno. Otra cosa es que en Nervión guste más el modelo del vasco, como se demostró con la identificación de la grada con Mendilibar.

La apuesta en firme, más allá de tanteos obligados, fue la de García Pimienta. Y el barcelonés se encuentra con que enfrente tendrá al entrenador al que llamó Orta para conocer su predisposición antes que a él. Un entrenador con otros conceptos futbolísticos distintos y que ahora se presenta como un rival directo para meter los codos en la lucha por los últimos puestos que dan acceso a Europa. Arrasate aparece así como otro estímulo en un partido con muchos alicientes.