El estancamiento retórico de García Pimienta
Opinión
Su equipo se queda en los tres cuartos, según reconoció, y en un ‘crecimiento’ continuo hacia lo inane
COMO los griegos en la Antigüedad clásica, el sevillismo se debate entre Escila y Caribdis, los dos monstruos marinos mitológicos que acechaban en los estrechos mediterráneos para terror de la marinería. A un lado, Del Nido Carrasco y al otro Del Nido Benavente en el proceloso mar institucional en el que anda el club -sin fecha aún para la Junta de Accionistas-, mientras el equipo de García Pimienta gana de vez en cuando y por la mínima haciendo buena la máxima cristiana de la vida como sacrificio continuo: In hac lacrimarum valle...
“Este sufrimiento nos hará crecer muchísimo”, concluyó el catalán al final de su comparecencia de prensa, ante la que reiteró una de sus coletillas, que parece no tener fecha de caducidad, pese a que el Sevilla ya traspasó el primer tercio de la Liga y ahí sigue, en la medianía de la tabla con 18 puntos en 14 partidos... y gracias. ¿Y cuál es esa máxima que el catalán esgrime para justificar esos sufridos partidos que ofrece a su clientela? “El equipo está en crecimiento y esto necesita su tiempo...”, volvió a decir. Y la incógnita surge al instante: hasta cuándo estará creciendo el Sevilla.
De momento, el Rayo Vallecano, con un jugador menos, estuvo a punto de hacer decrecer al Sevilla todo lo que ha crecido hasta ahora, porque en inferioridad volvió a poner los corazones de los sevillistas en un puño. Hasta tres ocasiones claras dispuso en la segunda mitad, en la que a García Pimienta le faltó el valor que tuvo un novel en la categoría, Íñigo Pérez, para dar carpetazo al partido y evitar esa angustia que “hará crecer muchísimo al equipo”.
Al catalán se le va agotando el discurso del crecimiento y no termina de dotar a su parca plantilla, muy cogida con alfileres, de algo más que una navegación temerosa entre monstruos mitológicos y oraciones para la intercesión divina. Quizá vaya siendo hora de que crezca en su retórica, ante los micrófonos y en la pizarra. Si no, tocará entonar el Salve, Regina. De momento, la única mediadora del Sevilla ante su sino es la Liga y su bajo nivel competitivo.
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