El espíritu que enorgullece a Monchi y a Lopetegui
Sevilla FC
El Sevilla emboca el tramo más difícil del calendario con la baja de Acuña, por definir, aumentando la merma y necesitado de todas las fuerzas y de su energía solidaria para la final de Salzburgo
Monchi: "Pocos grupos he tenido que representen mejor el espíritu de nuestro escudo"
Ocampos, Papu y Fernando, entre el cansancio y el plus de la afición
Dos triunfos por la mínima y sufriendo. Así comenzó la doble etapa prólogo de este mes de diciembre que es para el Sevilla como la subida del Tourmalet, con sus puertos de primera categoría y de categoría especial. Lo del Córdoba en la Copa del Rey fue como una meta volante con un repecho inesperado que casi se le atraganta al Sevilla. Lo del Villarreal puso de manifiesto que el cúmulo de esfuerzos en un complicadísimo escenario, el concepto que le gusta a Julen Lopetegui, de lesiones y tocados y de inviable rotación pone cuesta arriba cada partido por muy bien que se emboque. Es la hora del espíritu. "Necesitamos a todos, y cuando digo todos, es todos", exhortó el guipuzcoano. Es el momento de encomendarse a las musas Calíope, la de la poesía épica, y Polimnia, la de los himnos sagrados. Es la hora de la casta y el coraje y el dicen que nunca se rinde.
"Son muchos partidos seguidos jugándote la vida", reconoció Ocampos, el héroe junto al herido Acuña del triunfo sobre el equipo de Unai Emery. Y el miércoles llega otro, de trascendencia tanto deportiva como económica, la inopinada final de Salzburgo. Y luego la visita a San Mamés y los duelos en Nervión ante Atlético de Madrid y Barcelona, con un aperitivo copero en medio, entre las citas con los dos atléticos rayados, que será como un pequeño respiro, un llanito en el pequeño pueblo balear de Andratx. Aunque hasta este remanso lleva dentro las aguas turbulentas del cara o cruz copero, por mucho que haya tres categorías de diferencia, que también las había entre el Sevilla y el Córdoba, aunque el empaque del rival blanquiverde, un histórico en horas bajas no sea el del azulado balear, que representa los anhelos de una pequeña localidad de 10.000 habitantes.
Es lógico que en este contexto Monchi usara el altavoz de Twitter para mostrar su tremendo orgullo por el grupo que adiestra Lopetegui. "Tendrán días mejores y días peores, podremos perder o ganar, pero pocos grupos he tenido que representen mejor el espíritu de nuestro escudo y la filosofía de nuestro club, que estos tíos. Honor a ellos", escribió en la red social el director general deportivo, consciente de que todos los ánimos que insufle en el colectivo serán pocos ante lo que viene por delante.
De momento, llega este miércoles la cita en el Red Bull Arena, donde el Salzburgo, al que le vale el empate, y el Sevilla se juegan su futuro en la Champions. De no ganar, el Sevilla sólo optaría, empatando, a ser tercero si en el otro partido empatasen Wolfsburgo y Lille. Sería un mal menor en lo deportivo porque tendría la opción de defender su honor en la Liga Europa, el torneo que ha ganado seis veces, pero el menoscabo económico sería enorme, un desajuste presupuestario de inquietantes consecuencias. Y habría que ver el legado anímico en este grupo que enorgullece a sus máximos responsables técnicos. "Hoy ha habido héroes", dijo Lopetegui tras el encuentro, momento en el que recontó las bajas, los esfuerzos acumulados e hizo el exhorto a los futbolistas menos habituales.
De la batalla con el Villarreal salió un herido de importancia. Acuña tiene "complicadísimo" jugar el miércoles en Salzburgo, lo que priva al Sevilla no sólo de su lateral izquierdo, sino de uno de sus hombres determinantes. De hecho, lo fue para la consecución del 1-0, con su robo, su pared y su perfecto centro a Ocampos. Augustinsson es uno de esos remitidos por Lopetegui para que "se suban al carro".
Todos, y cuando dijo todos el guipuzcoano los incluyo a todos, deben impregnarse de ese espíritu que está plasmado con letras de oro en los himnos sevillistas, en su filosofía y su escudo, como recordó Monchi. Porque paradójicamente el Sevilla emboca el mes más duro cuando más bajas tiene y precisamente en la temporada que ha tenido más descanso.
Después de unir dos campañas en 2020 por la pandemia, entre julio y agosto, final de la Liga y la Liga Europa de la 19-20, y septiembre, el inicio de la 20-21, el Sevilla está sufriendo una especie de resaca inesperada por el necesario descanso. Como si hubiera sido pernicioso ese lógico receso competitivo del pasado verano. Después de tantas batallas continuadas, llegó el descanso del guerrero. Y ahora resulta que la fibra y el ánimo parecen agotados por el reinicio bélico. De ahí que deban sonar Calíope y Polimnia, con su épica y sus himnos.
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