La endeble y mansa actitud defensiva que hace retroceder al Sevilla a lo más mínimo
Desmoronado al primer soplido del Almería, el Sevilla encajó la tercera goleada en treinta días
A pesar de los desajustes, García Pimienta sigue creyendo en su defensa
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Sevilla/Queda cada vez más lejos esa raudeza de los zagueros de antaño, de rostro serio y que infundía respeto. En el fútbol actual, muchas veces se prioriza que un defensa central tenga un trato exquisito de balón, que se comporte como un sibarita a la hora de iniciar la salida desde atrás con un toque de interior que quite el sentio. Casi más que sea capaz de demostrar contundencia cada vez que el equipo rival cargue el área propia como hizo la UD Almería en las jugadas del 2-1 y 3-1 el pasado sábado en la ronda de dieciseisavos de Copa del Rey que apeó al Sevilla de la primera competición de la temporada cuando recién ha echado a gatear el 2025.
Una eliminación que se produce once años después de que el conjunto nervionense cayera en esta ronda ante el Racing de Santander, en la temporada 2013-14 con Unai Emery en el banquillo. La dolorosa eliminación de los de García Pimienta ante el líder de la exigente y extrema categoría de plata se produce más de una década más tarde de caer ante los cántabros, que entonces militaban en la extinta Segunda B. Además, el 4-1 ante el Almería es la tercerra derrota más amplia del Sevilla en el torneo copero ante un equipo de inferior categoría, resultados únicamente superados por el 6-3 ante el Xerez Deportivo de 1943 y el 4-0 ante el Real Murcia de 1970.
El marcador ante los indálicos se convierte en revelador. La goleada, tercera en treinta días, apunta directamente a la defensa. Kike Salas actuando en el lateral izquierdo, Marcao y Badé como centrales, y Gonzalo Montiel como lateral derecho fue la apuesta de García Pimienta para superar una eliminatoria en la finalmente no quedó del todo claro quién era el equipo que milita en Segunda División.
El Sevilla, pese a comenzar muy pronto por delante en la eliminatoria gracias a una buena acción individual de Isaac Romero, se desmoronó con el primer soplido de un equipo con varios niveles por encima en cuanto a actitud. Poco se puede reprochar del primer gol de los locales, en el que Milovanovic marcó su primer gol de la temporada por medio de un sensacional disparo al que no pudo responder Nyland, de regreso al once inicial tras su lesión ante el Espanyol a finales de octubre.
Marcao, tarde y mal
Las críticas son más justificadas en el segundo y tercero a favor del conjunto de Rubi. En el 2-1, Kike Salas da varios pasos atrás para instintivamente recuperar una posición central que hace semanas dejó de pertenecerle por la poca presencia defensiva de los indiscutibles laterales izquierdos. La intención del canterano es la de buscar tapar el agujero que deja Marcao, que no hace acto de presencia en la escena hasta que el balón ya está partiendo hacia la línea de gol. Luis Suárez remata sólo, y a partir de ahí, el tsunami ya es imparable.
En el 3-1, que llega provocado también por un desajuste en la banda izquierda, el central brasileño sí que está en el sitio, pero que esto suceda parece hasta casi un regalo de Reyes adelantado para los almerienses. La falta y tardía contundencia del 23 hace que no llegue cómodo al despeje, y así, su levísimo toque con la pierna de apoyo llegue hasta Luis Suárez para que éste rubrique su segundo tanto.
García Pimienta sigue convencido con su defensa, pero Loic Badé, uno de los miembros de su guardia pretoriana, no se iba a escapar de las garras de la oscura tarde urcitana. El francés, desesperado, atropella a Luis Suárez en el descuento y comete el penalti que cierra uno de los días más ingratos en la entidad nervionense en lo que va de siglo.
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