Ejuke-Abde: ¡Alerta a babor!

Sevilla y Betis, con el nigeriano y el marroquí, coinciden en un recurso cada vez menos habitual en el fútbol moderno: el noble arte del regate

Ejuke, el Ocampos de un Sevilla en construcción

Lo Celso y Abde, las pinzas del Betis

Abde se marcha del espanyolista Pol Lozano. / Europa Press
Juan Antonio Solís

05 de octubre 2024 - 06:15

El fútbol contemporáneo perdió el barro, los marcadores simultáneos y las vallas protectoras, entre otras muchas cosas. También se baten en retirada los centrales con vocación de carniceros, tan habituales en el siglo XX, pues el VAR se ha erigido en implacable fiscal. Y dentro de los apuntes técnicos, brota la nostalgia con aquellos extremos habilidosísimos que libraban un particular partido con el lateral de turno. Por encima de todos, Paco Gento. Y dignos sucesores fueron Txetxu Rojo, Enzo Ferrero, López Ufarte, Figo, el valencianista Vicente, el propio Joaquín Sánchez como heredero para mantener la llama. En las escuelas de fútbol prima el toque sobre el regate. Asegurar el balón sobre el riesgo. pero siempre habrán espíritus libres, versos sueltos que se erigen en paladines de un noble arte que cautivó y enganchó a la mayoría de los niños que descubrieron el fútbol. Burlar con habilidad la oposición del contrario siempre gustó al ejecutor, al aficionado de su equipo y también al aficionado neutral. Es una de las pinceladas más coloristas de este deporte.

Y en el derbi de este domingo en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán coincidirán Ejuke y Abde, curiosamente, dos de los más acreditados regateadores de una Liga que en los últimos años disfruta de la eclosión de especialistas en la virguería: Vinícius Júnior, Rodrygo, Lamine Yamal. El barcelonista lidera el ranking de la Liga con 52 regates, por 48 de Vini, 41 de Mbappé y 35 de Ejuke. Abde suma 29. 

En las primera jornadas de este campeonato, el internacional nigeriano del Sevilla pareció emular al Abde de la pasada campaña en un defecto demasiado vistoso: tomar malas decisiones a la hora de soltar la pelota. Pasarla cuando había que retenerla o chutar a porteróa, o rematar cuando había un compañero mejor situado para ello, o arriesgar con una acción individual en una situación nada ventajosa.

Sin embargo, tanto Ejuke como Abde son hoy dos elementos muy apreciados por sus entrenadores por varios motivos: suelen desbordar cuando encaran, cargan de tareas al lateral y al central del perfil derecho, no se vienen abajo si fracasan en una o dos jugadas seguidas y sostienen su rendimiento hasta los últimos minutos, cuando el cansacio aparece en otros. En partidos tan cerrados como un derbi, sus virtudes valen un potosí.  

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