Dura derrota del Sevilla en Liverpool, mejor no sacar conclusiones (4-1)

El Sevilla salió derrotado de forma abultada de Anfield, en su último test de pretemporada antes de debutar en la Liga el próximo viernes 16 en Las Palmas. La derrota era esperable ante un Liverpool que, con su nuevo técnico, el neerlandés Arne Slot, sacó a un equipo lleno de figuras, frente a un Sevilla de laboratorio con numerosas bajas y futbolistas del filial como Darío, Ramón Martínez, Collado e Idumbo en su once inicial, en el que debutó un aislado Iheanacho. Lo malo fue la imagen, que devuelve todas las profundas dudas que se habían ido paliando en los anteriores amistosos.

Con sustanciales ausencias como las de los campeones Juanlu, Jesús Navas y Acuña, el capitán Ocampos y el estandarte Isaac, además de los centrales Kike Salas y Marcao, García Pimienta sacó un equipo que plantó cara durante apenas media hora al potente Liverpool, tercero en la pasada Premier League. El tiempo que tardó en abrir el marcador Diogo Jota con un golazo en el primer desajuste defensivo.

Fue en una segunda jugada tras una falta lateral. Ahí se descompuso la zaga y Darío, hasta entonces firme y bien perfilado frente al agilísimo Luis Díaz, no pudo hacer nada ante la volea precisa de Jota tras centro de primera de Alexander-Arnold rompiendo la basculación defensiva.

A raíz de ese momento había otro partido, pues el Sevilla apenas había tenido salida salvo en aislados ataques de Idumbo y vanos intentos de Suso porque defendía en su campo. El Liverpool no lo había dejado salir con su bien coordinada presión adelantada y su voracidad en las recuperaciones tras las pérdidas.

En esa primera fase de partido, con el Sevilla replegado y el Liverpool atacando, Idumbo tuvo el 0-1 en su bota derecha. El extremo aprovechó un error en la salida para plantarse ante Allison con todo a favor, pero resbaló y metió la bota muy debajo del balón en el área, lanzando por encima del larguero (14'). Muy poco más llegó el Sevilla en la primera mitad, salvo aislados arreones.

Tras el 1-0, el Liverpool jugó con el Sevilla como el gato con el ratón. Lo atrajo a la presión hasta su área y así fueron llegando los contragolpes letales y los goles, con el equipo de García Pimienta muy adelantado y en campo contrario. Y ahí se descompuso este Sevilla que no era capaz de horadar la sólida zaga red y se mostraba impotente para frenar las rápidas salidas.

Nianzou salvó el 2-0 en una veloz contra de Salah. Pero un minuto después, Luis Díaz se deshizo en carrera de Darío y sacó un derechazo a la escuadra contraria. Justo antes del descanso, otra fórmula que deshizo a este Sevilla tan adelantado como impotente y fuera de sitio: saque largo de Allinson, Pedrosa no evita el control de Salah en la medular y pase al espacio de Mac Allister a Szoboszlai, que deja en bandeja el 3-0 a Luis Díaz.

El Sevilla era un guiñapo en manos de un Liverpool que ganaba los balones divididos, que siempre llegaba un segundo antes a la reunión, que vio mil vías de agua en la estructura de García Pimienta.

En la segunda parte tenía que frenar la sangría y lo hizo sacando un equipo distinto, con más profesionales sobre el césped. Salió el Sevilla con Nyland; José Ángel, Ramón Martínez, Gudelj, Montiel; Rivera, Saúl, Sow; Ejuke, Lukébakio y Peque.

Se equilibró el partido, el Sevilla ya no se fue tan arriba en plan suicida y templó el encuentro intentando tener más la pelota y percutir por las bandas. Pero siguió sin tener continuidad ni deshacerse de la agresividad en la presión de un Liverpool siempre vertical tras las recuperaciones.

Ejuke era la mejor baza sevillista con sus gambeteos hacia dentro y así llegó el golazo de Peque, que se ofreció en el área, controló y armó la derecha para disparar de rosca al segundo palo. Pero la réplica fue inmediata por el jovencísimo Nyoni (17 años), que cazó una volea tras un centro que despejó hacia el área Montiel desde su posición forzada de lateral izquierdo.

Al menos, el Sevilla empató en el minipartido de la segunda mitad, en la que lo mejor fue la conexión Ejuke-Peque, muy poquito más. El Liverpool bajó el pistón amparado por el abultado marcador y aun así Nyland le hizo un paradón a Salah al final. Mejor no sacar conclusiones, porque la diferencia actual entre un Liverpool de gala ante su gente y este equipo experimental y con presencias que no serán habituales, véase Montiel de lateral izquierdo, sólo puede llevar a agoreras sentencias negativas.