Don Jesús Navas, el mayor ganador, se merecía este final (1-0)
Sevilla-Celta | La crónica
El futbolista de Los Palacios, el orgullo de "el pueblo", se despide como la principal constante de su carrera deportiva, con la sonrisa del triunfo
El Sevilla se impuso al Celta después de empezar a jugar con once tras meter a García Pascual por Iheanacho con un gol de otro canterano, de Manu Bueno
Así le hemos contado el Sevilla-Celta
Sevilla/Final feliz para don Jesús Navas González. Su equipo le regaló el mejor final que podía imaginar el palaciego al sumar tres puntos que nadie podía esperar cuando al descanso el Sevilla era visiblemente inferior a un Celta que, sencillamente, jugaba con once futbolistas mientras los locales no podían con el lastre de tener a Iheanacho arriba de vacaciones, un día más. Bastó con que saliera el joven García Pascual, un delantero centro que ni siquiera es titular indiscutible en el filial después de llegar desde las universidades estadounidenses, para que la metamorfosis fuera absoluta.
El Sevilla pasó a jugar con once hombres y eso no es mala cosa en el fútbol de la contemporaneidad. Todo se equilibró en beneficio de que la despedida del duende fuera como le ha gustado siempre a la leyenda sevillista, es decir, ganando. Porque se han destacado muchas cosas en los últimos días del menudo extremo nacido en Los Palacios y Villafranca, pero casi nadie se ha centrado en un aspecto fundamental en la carrera de tan excelso futbolista, que es un ganador empedernido.
Porque no había más que ver cómo celebraba en el minuto 98 que el Celta había desaprovechado el último acercamiento hasta Álvaro Fernández y que el partido ya se decantaba de forma definitiva hacia su Sevilla. Jesús Navas se arrodillaba en el césped junto al banquillo con los puños cerrados y celebrándolo como un verdadero poseso.
Ésa ha sido una constante en la trayectoria profesional de este genio del balón. Probablemente, cuando driblaba a los charcos en su pueblo, en el pueblo, como les gusta decir a todos los nacidos en Los Palacios y Villafranca con un sentimiento de arraigo bellísimo, sí se divertiría con los regates y con los arabescos. Después, ya como profesional, el hombre que descubrió Pablo Blanco por el consejo expreso de Juan Miguel Luque, miembro entonces del cuerpo técnico y profesor en la localidad marismeña, no jugaba a este deporte para divertirse, lo hacía para ganar, siempre para ganar.
Y lo hizo tantas veces que sus equipos comenzaron a acumular títulos en sus vitrinas con la participación especialísima de esta verdadera joya con el balón. No eran regates, ni siquiera risas, todo era apretar los dientes para entrar una y otra vez por su costado, para ayudar a los suyos a ganar. Como diría Luis Aragonés, ganar, ganar y volver a ganar. Lo hizo con el Sevilla, con el Manchester City y, por supuesto, con la selección española para que todos los aficionados de este país, casi sin excepción, disfrutaran conquistando un Mundial, el sueño, y también una Eurocopa y dos Ligas de Naciones.
En esta fría noche de diciembre en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán, Jesús Navas salió para despedirse de todos los suyos, pero por encima de todas las cosas sólo quería ganar. El extremo palaciego, que partió en su posición de toda la vida, en la que triunfó antes de convertirse en un magnífico lateral también, peleó todos los balones, incluso con los tacos de la bota de Hugo Álvarez clavados en su rodilla, que sangraba por ello, y lo hizo con la única finalidad de agregar tres puntos más en la tabla clasificatoria en su adiós.
Nadie lo hubiera dicho después del primer tiempo, pero así fue. Porque el Sevilla acusó las tres ausencias de los tres canteranos que fueron castigados en la mañana del sábado por la denuncia del Betis tras el último derbi, que también ganó Jesús Navas con la dedicatoria especial de todos sus compañeros. Los sevillistas tuvieron que jugar con Iheanacho como delantero centro por la sencilla razón de que éste fue el futbolista que le puso Víctor Orta a Xavi García Pimienta en su plantilla.
Con uno menos, estuvieron más cerca de la derrota que del triunfo, pero el técnico supo rectificar en el intermedio. Fuera un lastre como el nigeriano y dentro un delantero centro que no es ni titular en el filial, pero que, al menos, sí corre y pelea. La entrada de García Pascual lo cambió todo. El Sevilla no sólo no era inferior ya, sino que era superior incluso a un Celta al que se le acabaron las facilidades de los anfitriones.
Los compañeros de Jesús Navas se sumaron al deseo de ganar del centro de atención de este Sevilla-Celta. A los 30 segundos de la reanudación, García Pascual robaba su primer balón y jugaba fácil con Lukébakio para tener más en el haber que Iheanacho durante todo el primer tiempo. Además, el otro García, el Pimienta, recompuso el centro del campo para que Manu Bueno estuviera más veces en su mejor perfil por la izquierda y Saúl apareciera más en las ayudas por la derecha.
El Sevilla, sin hacer tampoco un fútbol de lucimiento, fue dando pasos adelante y rozó el gol con un excelente disparo de Manu Bueno que salió cerca de la escuadra (54'). Después tuvo Saúl (58') y un tercero del joven del filial, que también lleva una vida en la cantera. Y a la tercera fue la vencida, un córner, un balón que deja atrás Saúl y el disparo duro de Manu Bueno desde la frontal del área roza en Fran Beltrán para colarse en la portería de Guaita.
Los sevillistas habían hecho lo más complicado, ponerse por delante, y eso propiciaba la salida de Jesús Navas como el ganador que siempre ha sido, con toda su afición coreando su nombre en un día más con triunfo. No era fácil mantener la ventaja, pero los nervionenses sí supieron esta vez manejarse en el otro fútbol y mantuvieron su portería a cero, entre otras cosas porque Álvaro Fernández estuvo muy acertado en una salida ante Alfon (87').
Fue el único tiro con verdadero peligro del Celta, pues el Sevilla consiguió que el tiempo pasara rápido para darle el enésimo triunfo a Jesús Navas en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Un ganador como él no podía decirle adiós a todos los suyos de otra manera. Tres puntos más y a festejar con los puños cerrados, como lo hizo cuando se hincó de rodilla en el césped en el final del partido. Adiós a don Jesús Navas González, el palaciego que llevó a la gloria tantas veces a su Sevilla Fútbol Club y a todos los equipos que defendió, Manchester City y España. El orgullo de "el pueblo".
Ficha técnica
1 Sevilla FC: Álvaro Fernández; Montiel (Darío, min. 86), Badé, Gudelj (Marcao, min. 91), Kike Salas; Agoumé, Manu Bueno (Lokonga, min. 70), Saúl; Jesús Navas (Idumbo, min. 70), Lukebakio e Iheanacho (García Pascual, min. 46).
0 RC Celta: Guaita; Javi Rodríguez, Starfelt, Marcos Alonso, Mingueza; Fran Beltrán (Sotelo, min. 73), Moriba, Hugo Álvarez (Ristic, min. 66 (Alfon , min. 79)); Durán (Borja Iglesias, min. 73), Iago Aspas y Williot (Bamba, min. 66).
Gol: 1-0, min. 64: Manu Bueno.
Árbitro: Jesús Gil Manzano (Comité Extremeño). Amonestó a los locales Agoumé (min. 45), Montiel (min. 83), Badé (min. 93), Darío (min. 95) y García Pascual (min. 95); y a los visitantes Durán (min. 48), Starfelt (min. 89) y Marcos Alonso (min. 93).
Incidencias: Partido correspondiente a la decimoséptima jornada de LaLiga EA Sports disputado en el Ramón Sánchez-Pizjuán ante 37.295 espectadores. Jesús Navas, que jugó su encuentro en el estadio sevillista, realizó el saque de honor en compañía de sus dos hijos, Jesús y Romeo.
También te puede interesar
Lo último