El dóberman de Quilmes

Para Lucas Ocampos no hay pausas. La vehemencia en cada lance del argentino, siempre a altas revoluciones, está causando sensación durante los amistosos del Sevilla. El sábado frente al Everton volvió a estar en savage mode, como repite una canción de 21 Savage. No sólo mostró una vez más su solidaridad defensiva, sino que estiró al equipo hasta el área rival sin casi tomarse descansos y marcó el único gol del encuentro, en un penalti que forzó él mismo después de una galopada de cincuenta y tantos metros.

“Soy un jugador muy físico y cuando hay espacios como el otro día los puedo aprovechar”, dijo a los medios oficiales del club ya en Bad Shönborn, a donde el equipo llegó el domingo. Ocampos habló sobre las cinco victorias que suman los sevillistas en esta pretemporada. “Sabemos que estos resultados de ahora no influyen en nada, pero siempre es mejor ganar para coger confianza”, comentó.

Aunque apuntaba a ser el sustituto de Promes, que marchó poco antes de su llegada, el jugador nacido en Quilmes se está desenvolviendo hasta ahora en el costado opuesto al del extremo holandés. Y también opuesto a aquel desde el cual partía él mismo en Marsella. “Estoy acostumbrándome a jugar por la derecha”, admitía desde Alemania.

Formado en las categorías inferiores de River Plate, que lo captó tras el Sudamericano sub 15 del 2009, Ocampos aterrizó en Europa siendo muy joven, con 18 años recién cumplidos, al firmar por el Mónaco. Y durante otro tramo de su carrera estuvo jugando en Italia. Quizás por ese bagaje previo le está resultando sencillo encajar en el plan de Julen Lopetegui. “Todo va bien, gracias a Dios. Cuando hablas el idioma y todo, es solamente aumentar el ritmo”.

Aunque sabe que es muy pronto para hacer este tipo de lecturas, el argentino ve a un grupo cohesionado. “Estamos tomando la idea y nos sentimos comprometidos con el juego. Eso se está viendo en los resultados. Yo veo al equipo como todos, defiende y ataca de la misma manera, juega bien con la pelota y tiene mucho gol de momento”, apuntó.

Ocampos está mordiendo como un dóberman en las tareas defensivas y alistándose también en disputas aéreas, en las que su estatura (1,87m) le hace partir con ventaja en muchas ocasiones, pero no está dejando de lado la finalización de jugadas, un aspecto en el que hará compañía a los delanteros. Cree que el Sevilla gana con la diversidad de sus puntas. “Son bastante diferentes. De Jong es más físico y aguanta la pelota para matarte en el área. Dabbur y Ben Yedder tienen más movimiento y más despliegue”, argumentó.

Estando sólo a finales de julio, el jugador de 25 años se está perfilando como uno de los aciertos de Monchi en este mercado. Corre hacia atrás –algo díficil de encontrar en un trequartista–, no rehúye la fricción y embiste el área cada vez que se le abre la posibilidad. Y esa agresividad, a buen seguro, gustará al graderío del Sánchez-Pizjuán. “Tengo ganas de estar ahí dentro y ver lo que se siente. Rami en el Marsella me hablaba siempre del ambiente”, dijo. Tras unos años en la Costa Azul, el argentino está poniendo todo de su parte para caer de pie en Nervión.