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Getafe-Sevilla | Informe técnico

En defensa, el dominio aéreo de Nianzou y Badé completó el mando de Sergio Ramos tras el descanso

Arriba, la movilidad y el recorrido de Ocampos e Isaac otorgan al fin otro registro

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Lucas Ocampos recorta ante Iglesias. / Mariscal (Efe)

Tener una pareja de delanteros que se sepan fabricar ocasiones de gol y que asesten dos golpes secos en pocos minutos facilita que atrás todo se asiente. Hace que sus compañeros de la defensa ganen en confianza y firmeza. Repetir la segunda parte de Getafe será vital para que este Sevilla limitado enfile al fin un camino desahogado.

Defensa

Pepe Bordalás no sorprendió con su planteamiento. Para qué cambiar si hace un mes ganó 0-3 en Nervión y su equipo sólo ha perdido un partido en casa este año. La seña de identidad de los azules es la agresividad de los tres delanteros, porque Mata, partiendo desde la izquierda, fue el tercero en esa turbina incesante para los centrales sevillistas que completaron Borja Mayoral y Latasa. Balones largos a la disputa de uno de los tres de azul con su par. Contacto, forcejeo, pillería. Ese fútbol de fricción donde suelen salir ganadores.

Era fundamental mantener la concentración en la salida del balón en cada una de esas disputas. Si lo ganaba el de azul, lo hacía en zona caliente. Si no, salían como lobos sus compañeros a recuperarlo. Y ahí Soumaré, Sow y Suso empezaron a arrugarse y Ocampos e Isaac a quedar desconectados.

Los carrileros tuvieron muchísimo trabajo defensivo, Jaime Mata fue a forzar el error de Juanlu en cada acción, aunque no tuviera ventaja, y a menudo al margen del reglamento, mientras que Pedrosa trató de hacer lo que pudo ante Greenwood en el otro costado.

Con los dos goles del Sevilla en el arranque de la segunda mitad, todo cambió. El Getafe redobló su plan tras ese 1-3, acumulando atacantes en el área y colgando centros a lo que surgiera, un testarazo o un balón enredado en las piernas dentro del área. Y ahí mandó el trío de centrales de rojo, con Nianzou y Badé secundando al mejor Sergio Ramos. Los centros laterales y el balón parado nunca fueron amenaza esta vez, algo muy noticioso teniendo en cuenta el desastroso partido anterior ante el Alavés en ese apartado.

Ataque

En el córner que originó el gol de Sergio Ramos ya se vio que el Getafe concedía por fuera, que a poco que los carrileros se soltaran, con dos delanteros dinámicos además, podían llegar ataques prometedores. Pero a medida que la presión eficaz y sostenida del Getafe fue atornillando a los cinco defensores de rojo atrás, y que los tres medios se quedaron sin salida (el Sow de la primera parte miró demasiado atrás, otra historia fue la segunda), tanto Ocampos como Isaac estuvieron en manifiesta inferioridad en las contadas ocasiones en que la pelota les llegaba. No obstante, Gastón Álvarez se durmió en una pelota larga a Ocampos que no se escapó por la línea de fondo y el argentino detectó que Isaac fue al sitio: balón al segundo palo y gol. Luego, la ruptura de Sow, primero con la apertura de Ocampos y luego pisando área para asistir a Isaac, dinamitaron la eliminatoria.

Virtudes

Isaac se ensambló con Ocampos para un ataque al fin afilado. Enormes los centrales.

Talón de Aquiles

Ahogado en la primera parte.

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