La ventana
Luis Carlos Peris
El día que portamos a la Macarena
No es una gestión fácil la que debe hacer Unai Emery en cuatro días de competición. En el entrenamiento vespertino de ayer se pudo comprobar que nadie está por la labor de perderse el derbi. Futbolistas con los que había ciertas dudas por diversos problemas físicos se ejercitaron con normalidad, una muestra de que están dispuestos y disponibles.
No obstante, eso no quiere decir que vayan a jugar ante el Betis. Tanto a Gameiro, como a Krohn-Dehli y a Reyes se les pudo ver ayer entrenando a buen ritmo, pero no hay que olvidar que fueron baja por lesión en el último encuentro ante el Sporting y todo dependerá de cómo estén en cuanto a tono físico, para lo que será clave las sensaciones que tengan en la sesión de hoy y, sobre todo, cómo reciba esas sensaciones el entrenador.
Pero no es la única variable. Aunque el corazón tire a la hora de apuntarse a un partido de estas características, la cabeza debe estar fría. El jueves tiene el Sevilla una cita histórica, nada menos que en unas semifinales europeas, en una oportunidad única y no debe dejarse llevar por la sangre caliente que un derbi siempre derrama. Es verdad que no es un partido cualquiera, que la afición siempre pide más en ellos y que clasificatoriamente el Sevilla no puede dormirse y sumar los tres puntos significaría respirar de cara a la diferencia con los perseguidores. Supondría un triunfo sobre el Betis poder dedicarse en cuerpo y alma a ese doble compromiso con el Shakhtar Donetsk, aunque también es cierto que jugar a tumba abierta frente al eterno rival entraña sus riesgos si donde no se quiere fallar es en la Europa League, competición en la que hay una final en juego.
Por ello tendrá Emery que hilar muy fino en la gestión de los recursos humanos y deportivos para formar un once competitivo en los dos envites, pero mirando que pese más lo de Ucrania que lo del domingo en el Sánchez-Pizjuán.
En algunos puestos, poco donde escoger va a tener, ya que, por ejemplo, la baja de Rami condiciona mucho la elección de los centrales. El francés, que se lesionó en el psoas ilíaco durante el encuentro en El Molinón, realizó ayer trabajo de recuperación en el gimnasio. Salvo sorpresa, el ex jugador del Milan tampoco estará en Ucrania, aunque no hay que descartarlo aún.
En lo que se refiere a los tres futbolistas que ayer se apuntaron al carro, Gameiro, Krohn-Dehli y Reyes, cada caso es distinto. El francés casi con toda probabilidad le dejará el testigo a Fernando Llorente en el derbi, entre otras cosas porque el riojano mejoró sus prestaciones en Gijón, sobre todo en la primera parte, y es un jugador más apropiado para jugar en casa cerca del área, y en segundo lugar, porque Emery quiere mimar a su mejor goleador para el duelo ante el Shakhtar.
Los casos de Krohn-Dehli y Reyes son también diferentes. El utrerano, un especialista en derbis, está muy presente para Emery ante la baja de Vitolo, segura contra el Betis y muy probable también en Ucrania, mientras que el danés, que también sale de una lesión muscular, es una de las piezas clave del técnico por la izquierda, donde está Konoplyanka, un hombre que pudo ser decisivo en Gijón, pero que no termina de demarrar como la estrella que se supone que es.
Muchas dudas asaltan al cuerpo técnico, también con las balas de N'Zonzi, de Banega y de Iborra, destacado goleador en esa posición de ayuda a la delantera. Un diverso y a la vez bendito galimatías.
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