El descenso administrativo de 1995, según Unzué
Sevilla FC
"Manolo Jiménez, el capitán, nos dio la noticia casi llorando en las habitaciones de la concentración en Sancti Petri y nos quedamos helados"
Se cumplen 25 años de una decisión que movilizó a todo el sevillismo el 1 de agosto
Sevilla/El exportero del Sevilla Juan Carlos Unzué recordó este sábado, cuando se cumplen 25 años del descenso administrativo a Segunda B del conjunto sevillista y del Celta, que la noticia de aquel 1 de agosto dejó "helados" a los futbolistas que hacían la pretemporada a las órdenes del portugués Toni Oliveira.
"Recuerdo que estábamos concentrados en la playa de Sancti Petri (Chiclana, Cádiz) y la noticia nos la dio Manolo Jiménez, que era el capitán, a la hora de la siesta. Apareció en las habitaciones muy nervioso y casi llorando. De entrada no nos lo creíamos e intentamos tranquilizarlo, pero conforme se confirmaba, nos quedamos helados", declaró Unzué a Efe.
La Liga de Fútbol Profesional (LFP), entonces presidida por Antonio Baró, expulsó al Sevilla y al Celta debido a unos avales irregulares, lo que dejó sin efecto los descensos deportivos de Albacete y Valladolid, pero la gran movilización ciudadana y política en ambas ciudades afectadas revocó esta decisión.
Tras dieciséis días de angustiosa lucha burocrática y jurídica, la asamblea de la LFP aprobó la readmisión en Primera del Sevilla y del Celta, lo que propició que la máxima categoría del fútbol español contase durante dos temporadas con veintidós participantes en lugar de veinte.
En la misma tarde del 1 de agosto, se convocó para el día siguiente una manifestación en la capital hispalense, a la que acudieron unos treinta mil sevillistas -una multitud ingente para una época sin redes sociales y ni siquiera uso generalizado de la telefonía móvil-, entre ellos los jugadores del plantel profesional.
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"La llegada en autobús al estadio para hacer el entrenamiento fue increíble, estaba casi lleno"
Unzué recuerda que "la llegada en autobús para hacer el entrenamiento en el estadio fue increíble, estaba el Sánchez-Pizjuán casi lleno" y fue "inolvidable la fuerza de las marchas que hicieron los sevillistas por las calles, y que dieron la posibilidad de que el equipo pudiera seguir en Primera división".
"Nunca supe exactamente qué pasó en los despachos", subrayó el extécnico navarro, recientemente retirado de los banquillos al habérsele diagnosticado una esclerosis lateral amitrófica (ELA).
Uno de los capitanes de aquella plantilla, el excentrocampista internacional Rafa Paz, ha manifestado, por su parte, que "fueron dos semanas de mucha angustia, desconcierto e incertidumbre" porque la decisión de descender al Sevilla era "un sinsentido" que dio lugar a "momentos muy difíciles".
"Recuerdo con emoción cómo se movilizó el conjunto de la sociedad sevillana. El sevillismo dio muestra de su grandeza pero también fue destacable la implicación de las administraciones públicas, que fueron claves para que la Liga se ampliase a veintidós equipo, lo resultaba un acto de justicia", añade a Efe el exjugador granadino.
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