Resultados versus juego: un año de debate

El año que se va empezó para el Sevilla igual que va a terminar, con un empate y con un encendido debate entre su afición, que pone en un plato de la balanza los incuestionables resultados y en el otro, el juego y las reticencias que deja en gran parte de sus hinchas. El fiel de la balanza tiembla ante la fuerza de ambos argumentos y la climatología y la pandemia tampoco han ayudado en este inicio de temporada hasta el parón navideño a medir con el termómetro de la asistencia al estadio si van venciendo los reticentes o los resultadistas. Porque raro es el partido en el que no ha llovido, de forma torrencial en el último, ante el Barcelona, o el día del Alavés y esta temporada el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán está teniendo peores entradas, ya con aforo completo, que antes de la pandemia, que está dejando su huella imborrable entre los más temerosos al virus.

Todo contribuye para que no haya una sensación de sinergia absoluta, aunque por momentos sí la hubo, por ejemplo, cuando en plena racha de lesiones y con el Atlético de Madrid apretando, la afición dejó a un lado los debates y se volcó con el equipo, tan lastrado como estaba por hasta nueve bajas en ese momento, para crear una comunión que tuvo su punto de éxtasis colectivo con el gol de Ocampos en el minuto 88. Pero no muchas más veces ha vivido ese clímax el coliseo nervionense en la segunda parte de un año en el que ya estaban instaladas las dudas desde el principio: el desgaste de ver siempre el mismo juego, por tercera temporada consecutiva tiene un alto peso específico, pero la realidad de los números se empeña una y otra vez en llevar la contraria a los más exigentes.

El Sevilla concluye 2021 con el debate intacto entre los resultados y el juego. Lo empezó empatando en Heliópolis, el 2 de enero, (1-1) y lo terminó empatando en Nervión ante el Barcelona, el 21 de diciembre (1-1). Y en medio ha habido muchísimas victorias... y también muchas críticas a un sistema de juego que apuesta por el rigor táctico, el control, la posesión de balón y la paciencia para abrir las vías, algo que cuando hay balones retrasados, para atraer al rival, crispa a los más impacientes. Y eso se ha podido comprobar en las reuniones navideñas, tan dadas a analizar durante el parón de cada año cómo va el equipo en cada casa. En el hogar del sevillista, exigente por genética, se recrudecen esas críticas por mucho que las cifras sean incontestables: el equipo de Lopetegui es el segundo mejor del año sólo por detrás del Real Madrid.

En la hipotética clasificación, y sin contar los partidos aplazados que jugó ante Atlético y Elche y que correspondían a las jornadas 1 y 2 de la pasada campaña, el Sevilla sumaría en 40 partidos jugados, con 86 puntos gracias a 26 triunfos, 8 empates y sólo 6 derrotas, y un balance de 63 goles a favor y 34 en contra. Así, está a sólo 8 puntos del Madrid, que encabeza esa tabla hipotética de la Liga sólo tomando los partidos del año natural con 94 puntos: 28 triunfos, dos más que el Sevilla, 10 empates y sólo 2 derrotas (balance de 79-29).

El Sevilla supera en 7 puntos al Barcelona y en 10 al Atlético en el año 2021; en quinto lugar aparecería el Betis con 75 puntos, 11 menos; y en sexto lugar, la Real Sociedad, con 62 puntos en las 40 jornadas ligueras disputadas en este año que concluye.

Si se incluyeran las dos jornadas aplazadas de la temporada pasada, no variaría mucho los números: cayó derrotado en su visita al Atlético de Madrid y venció al Elche en casa, en ambos casos por idéntico resultado, 2-0, lo que darían 27 triunfos, 8 empates y 7 derrotas. Pero por encima de los resultados, persiste con fuerza el debate sobre el juego, que tuvo momentos álgidos, como cuando cayó eliminado en las semifinales de la Copa del Rey ante el Barcelona, por un cúmulo de errores propios, después de apostar por una defensa a ultranza del 2-0 cobrado en la ida.

Lopetegui va a iniciar la segunda parte de su tercera temporada en el Sevilla. Y en Nervión se enfrentan los que esgrimen sus resultados –récord de porcentajes de victorias, al margen del título de Colonia y la clasificación para la Champions– con los que cuentan las veces que el balón termina o pasa por Bono. O los que no digieren que cayera eliminado en el grupo a priori más asequible de la Champions. Va con el sevillismo, menear la cabeza frente a los resultados si no le gusta lo que ve...