Un serio aviso al proyecto (2-3)
Akhisar-Sevilla | Crónica
El Sevilla solventa con muchísimo sufrimiento el bolo ante el débil Akhisar, que casi aprovecha los regalos de una zaga muy endeble y la indefinición de su juego de ataque
En un estadio con apenas 6.500 espectadores, ante un rival que difícilmente tendrá nivel para sobrevivir en la Segunda División española y que estaba muy mermado por las bajas, el Sevilla dio una paupérrima imagen en su, a priori, salida más asequible del Grupo J de la Liga Europa. El equipo de Pablo Machín, que entre la ausencia de su delantera titular y las bajas en la zaga, alineó a un equipo mixto entre el A y el B, ya claramente definidos tras lo vivido en la noche de Akhisar, puso en peligro su clasificación. Por indeterminación, por no saber amarrar a un rival muy inferior, y por las fallas de la planificación, puestas en evidencia otra vez. Pero el Sevilla terminó ganando cuando pudo perder después de haber tomado una ventaja de 0-2 y tiene pie y medio en la fase de eliminatorias tras el triunfo del Krasnodar ante el Standard.
Así es el fútbol. De sufrir y pensar que aquello se podía escapar inexplicablemente a disfrutar de un holgado liderato. Bueno, inexplicablemente, no, porque lo vivido en el Akhisar Arena tiene algunas explicaciones. De entrada, quedaron retratados los tres centrales que alineó Machín. Parecía que la cosa estaba controlada, que los menesterosos iban a tener su oportuna reivindicación. Pero con 0-2, un demarraje del tosco Elvis Manu destapó las carencias a campo abierto tanto de Amadou como de Gnagnon. El 1-2 fue un golpe difícil de asimilar para el Sevilla, que poco después vio cómo Sergi Gómez tampoco sabía frenar a Manu, convertido casi en Ronaldo Nazario de Lima y se iba a la caseta por la segunda amarilla tras cometer penalti. Afortunadamente para el Sevilla, Vural envió el disparo al palo. Era el minuto 57 y el Sevilla respiró aliviado.
Sin embargo, no quedaría ahí el susto. Con más de media hora por delante, Machín ordenó que la defensa se cambiara a cuatro para seguir con el mismo sistema de medio campo hacia delante. Pero el Sevilla siguió sin coger el partido por los cuernos y en la enésima ausencia de Aleix Vidal en su flanco, un centro de Vural fue rematado solo en el área por el recién salido Onur Ayik. En el Akhisar Arena todo el mundo se frotaba los ojos.
Incluso en superioridad numérica, los turcos se mostraron inferiores y ni apretaron de veras al Sevilla... salvo cuando el propio Sevilla permitía que se les subiese a las barbas el voluntarioso equipo de Cihat Arslan. Un par de buenos golpeadores como Josue y Vural metieron el miedo con balones colgados en la temblorosa zaga. Pero una acción casi al final de Franco Vázquez, al sufrir un penalti tras dos recortes, supuso el 2-3 y el alivio para el Sevilla, que ahora tendrá que dar paso a la reflexión.
El mermado Akhisar opuso muy escasa resistencia a poco que el Sevilla apretó un pelín de inicio. El entrenador de los turcos, Cihat Arslan, había improvisado una defensa con tres centrales de los que apenas Osmanpasa podría considerarse tal, ante el potencial del Sevilla y la merma de efectivos, pero bastó una percusión por la derecha de Muriel y pase atrás para que toda esa zaga circunstancial se metiera en su propia cocina dejando expedito a Nolito el punto de penalti para rematar a placer. Sin siquiera empalar ortodoxamente la pelota, el sanluqueño introdujo con su golpe parabólico la pelota en la red. Parecía que ahí se iban a venir abajo los turcos. Pero el Sevilla aún les dejó algunas opciones de creer en algún insospechado milagro.
Sin llegar a pisar el acelerador, el equipo de Pablo Machín se dispuso a mandar cómodamente en el partido, sobando la pelota cuando Banega, sobre todo, no encontraba compañeros por delante con los que conectar. Y la tibia resistencia turca, sobrevenida por robos o fallos en los controles, dio dos o tres latigazos y aprovechó más de una vez el hueco que a sus espaldas dejaba con contumacia Aleix Vidal. Un par de centros con peligro, sobre todo gracias a la calidad en su izquierda de Josue, pusieron a prueba a los centrales sevillistas.
En esas estaba el encuentro, después de un par de sobresaltos en forma de centros a los que respondió Gnagnon, cuando, tras un tercer bombeo al área desde, otra vez, el flanco derecho del sistema defensivo sevillista, Helder Barbosa a punto estuvo de cabecear a bocajarro un balón venenoso, pese a la oposición de Escudero. Y eso parece que espabiló un poco al ataque sevillista. En la siguiente jugada, Promes recibió en la frontal del área, se volvió con habilidad y se internó con calidad aguantando incluso un agarrón que podría haber sido penalti. Pero el holandés se zafó de su defensor y Muriel aprovechó su balón para, ya a puerta vacía, remachar a gol.
Además, el filo del descanso se lesionó Osmanpasa, el único central sano de que disponía el Akhisar. Todo parecía encaminado a una segunda mitad de calma cuando Elvis Manu le enseñó la matrícula a Amadou, por el flanco de Aleix Vidal, y Gnagnon se venció con descaro en la cobertura permitiendo el recorte del Ronaldo turco. Gol y a sufrir. Poco después, similar jugada en la que la víctima es Sergi Gómez, penalti, segunda tarjeta y desastre en ciernes. Pero la suerte se alió con el Sevilla y Vural erró la pena máxima. Con uno menos, y con los cambios, el Sevilla intentó amarrar aquello con más dominio del balón. Pero no lo consiguió. El Akhisar iba con todo ya cada vez que recuperaba la pelota y el partido fue un sinvivir. Hasta que el Mudo, y Banega al lanzar el penalti con tranquilidad, calmó la tormenta. Fue un serio aviso al proyecto y a tiempo está el Sevilla de enmendar la plana.
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