Algo más que 'cositas'

El Sevilla de García Pimienta, necesitado de confirmar un simple amago de mejoría, sueña con ganarse por fin un respeto en la Liga en casa del equipo más en forma del campeonato

García Pimienta: "Si no el que más, el Atlético es de los equipos más en forma de la Liga"

Suso, Jesús Navas, Kike Salas y Badé levantan la mano delante de Sow en un entrenamiento en la cuidad deportiva. / Antonio Pizarro

Hasta ahora este Sevilla de García Pimienta ha apuntado cositas, pero no más que eso. Falta ese golpe, ese puño fuerte al que hacía mención el propio técnico, quien conoce mejor que nadie las posibilidades de su plantilla y que está como loco por encontrar a su trabajo en la élite ese espaldarazo que aún no le ha llegado más allá de haber encontrado la confianza de los gestores de un club grande pero en un momento extraño como el Sevilla.

¿Hacerlo ante el Atlético en su estadio? Nada es imposible, claro, aunque los precedentes dicen que va a ser harto complicado. No lo ha hecho el Sevilla con proyectos mucho mejores y más costosos, aunque esto es fútbol, una disciplina en la que, por mucho que lo intenten, ni las finanzas, ni el márketing ni la inteligencia artificial pueden demostrar que, pase lo que pase, dos y dos son siempre cuatro.

La previa

Otra cosa es con lo poco con lo que se conforma ya el sevillismo. Ver al entrenador con una sonrisa de oreja a oreja tras un empate frente al Osasuna en el Ramón Sánchez-Pizjuán simplemente por el “buen trabajo” de sus futbolistas hace menos de un lustro –apenas dos años y medio– era impensable y motivo suficiente para que la hinchada pidiera la destitución inmediata. 

Semianestesiada la afición y atónita al mismo tiempo al comprobar en lo que están convirtiendo la sociedad, el Sevilla visita al Atlético de Madrid como siempre o casi siempre, con las manitas juntas. Aquí en el Metropolitano le cayeron media docena de goles al Sevilla de Sampaoli, o cuatro a los de Míchel o el propio Emery con plantillas con muchos más millones en sueldos que la de ahora. 

El protagonismo de Saúl debe ir más allá de lo anecdótico de su vuelta y en sus botas debe basar el Sevilla lo que casi sería una proeza histórica

Encima, la racha de los colchoneros es temible. Es increíble comprobar cómo Diego Simeone se reinventa en cada temporada y ahora mismo ha convertido a su Atlético en el equipo más en forma de España, con 8 triunfos consecutivos –cuatro en Liga e incluyendo un asalto al PSG en París– y amenazando con argumentos a Barcelona y al Real Madrid. Claro, que con presupuesto también.

Es para pararse a pensar que la primera decisión que tuvo que tomar el argentino en su llegada a Madrid en enero de 2012 fue autorizar la vuelta de José Antonio Reyes a un Sevilla en el que Marcelino pedía al mexicano Giovani dos Santos y Del Nido y Monchi lo convencían de que el utrerano era infinitamente mejor. Con el tiempo el técnico asturiano llegó a decir –y todavía lo defiende– que el mito sevillista es el jugador con más calidad de cuantos ha dirigido. 

García Pimienta no podrá repetir el once de las dos jornadas anteriores y tendrá que suplir las últimas bajas de Lokonga y Pedrosa

Pues desde entonces tiene el Cholo despacho en el Atlético, entonces en el Vicente Calderón y ahora en el Metropolitano, donde el Sevilla se presenta con mucha ilusión y agarrado al aura de su futbolista con más pedigrí (siempre con el permiso de Jesús Navas). Saúl Ñíguez será protagonista en la noche de domingo y el sevillismo quiere que lo sea no sólo en la ovación inicial que le dedique la que fue su hinchada durante tantos partidos, sino cuando el balón esté rodando en la pradera del antiguo estadio de La Peineta, en el distrito de San Blas-Canillejas.

Para puntuar en un clásico del fútbol español como es un Atlético de Madrid-Sevilla los discípulos de García Pimienta deben mostrar muchísimo más que esa tibia mejoría futbolística que se pudo ver por fases en el encuentro ante el Osasuna. Hasta ahora la asignatura pendiente del proyecto –una de ellas– ha estado en los partidos a domicilio, en citas lejos de Nervión, donde el Sevilla ha hecho sonrojar a sus aficionados, los que viajaron y los que lo vieron en sus casas. No hace falta recordar la imagen dejada en Vitoria ante el Alavés, en Butarque frente al Leganés o en un escenario comparable al Metropolitano, en el 5-1 sufrido ante el Barcelona.

La racha en casa de los grandes es para salir corriendo, pero hay que intentarlo. Eso sí, para conseguirlo hay que plantar los pies en el suelo y manejarse con fútbol de verdad y mucho más que cositas.

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