La consagración del 'suplente' Dmitrovic

Sevilla FC

El meta serbio, que ya fue crucial ante el Fenerbahçe, confirma su entronización en los altares del sevillismo con dos paradas clave ante el Almería y con su firme compromiso con el equipo

Dmitrovic: "Una victoria grupal que nos da energía positiva"

Así jugaron los futbolistas del Sevilla ante el Almería

Loïc Badé agradece a Dmitrovic la parada clave ante Luis Suárez con 1-1 en el Sevilla-Almería.
Loïc Badé agradece a Dmitrovic la parada clave ante Luis Suárez con 1-1 en el Sevilla-Almería. / Antonio Pizarro

Unanimidad, esa quimera en estos tiempos de desunión en cualquier ámbito, es lo que ha logrado Marko Dmitrovic (Subotica, 24-01-1992) con dos actuaciones seguidas estelares. La primera parte ante el Fenerbahçe y la segunda frente al Almería han consagrado al portero serbio, que llegó con la ardua tarea de permanecer a la sombra de uno de los dioses del Olimpo sevillista, Yassine Bounou.

Con su manopla derecha, la que evitó que el disparo de Luis Suárez, con 1-1, encontrara puerta y convirtiera Nervión en un manicomio, y la que sacó de nuevo, ya con 2-1, para escupir por encima del larguero el cabezazo del colombiano, Dmitrovic sacó al Sevilla del pozo horripilante del descenso.

Salir en frío a un manicomio

El mérito se multiplica por cómo entró, en frío, a un partido de altísimo voltaje, con los corazones a 200 pulsaciones tanto en el césped como en la grada. Relevó a su amigo, más que colega de profesión, Bono en el minuto 36 cuando el marroquí tuvo que ser evacuado en camilla, y con collarín, tras el costalazo que se pegó al chocarse con Alex Telles. Y rápidamente iluminó la sombra de la duda de ese nuevo infortunio que parecía atormentar al Sevilla en su momento más inquietante con su seguridad y su determinación. También con la humildad que demostró en sus palabras.

Dmitrovic, tras evitar el gol de Luis Suárez en la pérdida de Joan Jordán.
Dmitrovic, tras evitar el gol de Luis Suárez en la pérdida de Joan Jordán. / Joaquín Corchero / Efe

El del Almería, partido que terminó con victoria sevillista por la mediación del meta serbio, fue apenas su partido vigésimo segundo desde que firmara por el club de Nervión el 4 de julio de 2021. Fue el primer fichaje de la temporada 21-22, ya que Monchi lo ató como agente libre el invierno anterior, una vez que no renovó con el Eibar y adquirió así el serbio la manija de su destino.

Sólo 22 partidos desde 2021

Son pocos partidos para una temporada y dos tercios de otra: 10 de Liga, 8 de Copa, 2 de Champions y 2 de Europa League. Pero es que no es fácil quitarle el puesto a Bono, pese a que el marroquí ha tenido varios percances y se perdió el mes de enero pasdo por jugar la Copa de África con Marruecos, aunque entonces dio positivo en Covid el serbio y se perdió el partido clave de Copa con el Betis.

En esos 22 partidos, ha encajado apenas 11 goles y ha dejado la portería a cero hasta en ¡15 ocasiones!, si bien es verdad que cinco de éstas fueron en la Copa del Rey, aunque tampoco encajó goles en los dos partidos de Champions que disputó. Pero, más allá, de estos números clarificadores, el rol de Dmitrovic también tiene sustancia por la implicación absoluta pese a tener el papel de suplente de un portero consagradísimo, incluso a nivel internacional, como Bono, semifinalista del Mundial y tercero en The Best de la FIFA.

Dmitrovic despeja de puños ante Badé y Baptistao.
Dmitrovic despeja de puños ante Badé y Baptistao. / Antonio Pizarro

El compromiso de un meta suplente

Posiblemente, en toda la historia gloriosa del Sevilla en el siglo XXI, Monchi jamás ha tenido a dos porteros que, además de aportar calidad, respondan casi como un ente único, una diarquía que garantiza la seguridad de la portería nervionense cuando más lo necesita el equipo en su momento más oscuro. Y no es que haya fichado malos porteros Monchi, claro que no, aunque no todos los suplentes soportaron ese paciente rol de suplente como Dmitrovic, con el caso de Morgan de Sanctis como paradigma: el italiano se aburrió de esperar su sitio con Palop de titular y pidió la cuenta con honestidad.

La importancia de Dmitrovic va más allá de los dos paradones que le hizo a Luis Suárez en un partido de infarto. O los que realizó en la caótica primera parte ante el Fenerbahçe. Más allá de tener características distintas a Bono -se maneja peor con el balón en los pies pero es más seguro en el juego aéreo-, Monchi fichó a un gran portero y a un hombre de club, de compromiso, uno de esos jugadores que cohesionan un vestuario, y precisamente desde el rol menos grato, el de portero suplente después de haber sido titular fijo en sus anteriores equipos. Aunque cabe preguntarse una cuestión de forma inmediata: ¿realmente es sólo un portero suplente Dmitrovic?

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