El compromiso de Jesús Navas en Granada: viajó lesionado para apoyar a sus compañeros
Su vuelta está programada para finales del mes de enero
Quique Sánchez Flores le devuelve la sonrisa al sevillismo
Simeone, con dos y posiblemente tres centrales de baja ante el Sevilla
La figura del capitán en el mundo del fútbol es tan relevante como necesaria. Los vestuarios se construyen a base de experiencia, valentía y mandato, unas condiciones que reúne, a la perfección, un jugador en concreto del Sevilla: Jesús Navas. El de Los Palacios, leyenda viva de la entidad hispalense, volvió a dar una lección sin hablar a todos sus compañeros, viajando lesionado hasta Granada, algo que no está obligado a hacer, para arropar a los suyos.
El canterano sevillista, jugador con más partidos en la historia del club nervionense, no quiso perderse el viaje -por carretera- hasta la ciudad nazarí. El mal arranque de temporada, el debut del nuevo entrenador y la necesidad de cohesionar un grupo cansado de recibir varapalos le llevaron a tomar esta decisión, un gesto más que hace valorar, aún más, su ejemplo como futbolista y persona.
El respiro de la victoria
Jesús Navas salió a la zona mixta del Ramón Sánchez-Pizjuán el pasado 29 de noviembre. Aquella fatídica tarde, el PSV remontó un 2-0 favorable al Sevilla en apenas veinte minutos y puso la primera piedra para enterrar el sueño europeo en Nervión. Entonces, el capitán blanquirrojo dio la cara, visiblemente afectado por la imagen de su equipo y vociferando una frase que definió perfectamente la época de Diego Alonso en la entidad: "Siempre pasa algo".
En Granada, el palaciego pudo recuperar la sonrisa, al igual que su afición, tras lograr sumar de tres puntos 84 días después. Como hizo aquella noche después de firmar su 'sentencia' en la Champions, Jesús Navas no dejó solos a sus compañeros y mucho menos a Quique Sánchez Flores en su primer partido como técnico del Sevilla.
Una alegría que se contuvo en la grada, pero que soltó en la privacidad del vestuario junto a los suyos. Jesús Navas no habla, porque ya lo hace su carrera y sus gestos por él. Un capitán siempre predica con el ejemplo.
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