El cierre de Mendilibar: El fútbol recio de la AP-8
Real Sociedad-Sevilla | Marcaje al hombre
De Zaldívar a San Sebastián hay 50 minutos con paradas en Eibar, Elgoibar, Deva, Zarauz y Orio y mucho balón mojado
El entrenador vasco despidió en su tierra el curso futbolístico que jamás olvidará
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De tantas veces que José Luis Mendilibar ha hecho mención a las vacaciones como ese momento en el que se dará cuenta de verdad de lo que ha hecho en el Sevilla, ya le tocan en el hombro aun sin saber qué pasará con su futuro. Pero fue franco a su llegada y lo está siendo en el epílogo de la temporada, ésa maravilla de media verónica que le ha dado a un toro que salió con mala uva, desarrollando peligro y colándose por ambos pitones.
Y fue cerca de su tierra. Desde Zaldívar hasta San Sebastián hay 50 minutos por la AP-8, 64 kilómetros de la Guipuzcoa profunda con paradas en Eibar, Elgoibar, Deva, Zarauz y Orio. Mendi, cuya imagen con el micrófono a hombros de Rakitic en el balcón del Ayuntamiento aún permanece en la retina de los sevillistas, despedía el curso con la naturalidad de siempre. El look de chándal y polo, para quien no lo sepa, ofrece al entrenador la posibilidad de lucir en su pecho el mismo escudo que sus jugadores. No es ninguna tontería.
Una demostración de pertenencia, un gesto que no se le puede negar al veterano técnico, quien curtido en el fútbol del balón mojado, la brizna de hierba recién cortada y el barro, no entiende de otra manera esta pasión que se juega con los pies y mueve tanto en el mundo entero. Vio al equipo de su infancia hacerles el pasillo a los suyos en un estadio que nada tiene que ver con el Atocha que él conoció en sus años de juventud, como aquel viejo San Mamés en el que jugó, pero que rebosa también ese fútbol norteño fronterizo con el francés del que tanto bebieron tantos entrenadores vascos con su toque de romanticismo, viento, agua, balón al espacio, centro y remate.
Ni la falta de tensión competitiva hizo que Mendilibar se relajara en el banquillo del Reale Arena, en el que abrazó a un viejo amigo como Imanol Alguacil. Si los astros se alinean ambos estarán escuchando el himno de la Champions la próxima temporada, aunque para eso tendrán que ponerse manos a la obra los Monchi, Castro, Del Nido Carrasco y José María Cruz. No se sabe quién de los tres tendrá que ceder más para hacer realidad el deseo que los sevillistas expresaron el jueves en la celebración de la Séptima.
Pero da la sensación de que no las tiene todas consigo el entrenador que ha hecho posible el milagro. Ya lo dijo en su presentación oficial: “Tenemos que conocernos. Puede que todo acabe bien, que logremos los objetivos, y no sigamos juntos”. ¿Fue una premonición?
Aplaudió la despedida de Illarramendi y mantuvo siempre la tensión de los suyos, con especial celo en esos mandamientos del fútbol de toda la vida, llevándoselo los demonios cuando sus futbolistas no eran capaces de acabar jugada en un contraataque a favor y daban pie a un acción del rival con los suyos desorganizados. El fútbol recio de la AP-8 que no sale en los blogs de entrenadores.
Minuto a Minuto
0’ Mendilibar saluda efusivamente a Imanol Alguacil antes del comienzo del partido.
8’ Avisa y anima a Jesús Navas cuando va a salir tras la lesión de Montiel. Aprovecha para dar instrucciones a Gueye.
36’ Comenta enfadado con sus asistentes la posición de fuera de juego de Rafa Mir en un centro al espacio de Navas.
40’ Corrige a Manu Bueno tras una mala toma de deciosiones en una segunda jugada.
44’ Protesta con el asistente de banda el sentido de un saque desde el lateral.
68’ Se enfada tras una transición ofensiva de su equipo no acabada y que termina generando una contra del rival.
70’ Levanta los brazos quejándose y a la vez pidiendo un centro de mejor calidad desde la banda al interior del área.
94’ Se despide al finalizar el partido de Imanol felicitándolo por el triunfo con un fuerte abrazo.
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