Una carita de perdedor que apesta (0-2)
Sevilla-Girona | La crónica
El Sevilla suma su segunda derrota en casa ante un Girona que no necesitó siquiera pisar el acelerador a fondo y se va al primer parón otra vez en medio de una crisis que amenaza con llevarlo al caos absoluto
El relato se repite, los hombres de García Pimienta arrancan con un fútbol agradable para el espectador y después se convierten en un equipo de lo más agradable, y valga la redundancia, para los rivales
Así le hemos contado el Sevilla-Girona
Sevilla/Nuevo fracaso de todo el Sevilla, desde el presidente hasta el último de sus empleados, para dar paso a un curso que va a ser complicado de gestionar. Los sevillistas no sólo cayeron contra el Girona, sino que lo hicieron con una cara de perdedor en todos los ámbitos que puede hacer temer por un edificio que está podrido desde la cúpula hasta quienes aconsejan las decisiones, léase director deportivo, vicepresidente, consejeros y otros cargos ejecutivos que tampoco se pueden ir de rosita en esta situación tan lamentable.
Y todo eso se deja ver finalmente en el campo, en un estadio que asiste de forma incrédula a la triste realidad de un equipo que tiene mil formas diferentes de perder. Da igual que aparente jugar un fútbol agradable, al final llegará el gol del rival, en este caso el Girona, y todo se desmoronará como un castillo de naipes. Todo se va al suelo de forma estrepitosa al primer soplido y encima, con los jugadores elegidos por Del Nido Carrasco y Orta, lo mejor que les puede pasar a los sevillistas es que el aire soplara de cola, porque como lo haga de cara, como hasta ahora, la carencia de liderazgo y de espíritu puede ser un lastre difícil de soportar.
Ni siquiera el hecho de jugar un primer periodo más o menos agradable pudo evitar que la película se repitiera, que todo se fuera al garete antes del intermedio. “Jugamos como nunca y perdimos como siempre”. La frase quedó esculpida en la piedra de las sentencias balompédicas después de pronunciarla un mito del fútbol como Alfredo di Stéfano. Poco más o menos se podía decir lo mismo en el acto inicial de este Sevilla que adiestra Xavi García Pimienta y que han confeccionado con telas nada recias José María del Nido Carrasco y Víctor Orta. Otros se dedican a vivir del pasado, o sea, del cuento, sin más.
Agradable hasta que llega el primer golpe
El cuadro sevillista no es que juegue de manera primorosa, tampoco es eso, pero sí era agradable para la vista y, sobre todo, lo es aún más para los rivales, que saben que su porcentaje para conseguir el triunfo es bastante elevado. Les basta con no descomponerse y con saber esperar a que llegue su momento para lanzar el golpe definitivo.
Contra el Girona, lamentablemente para todos los sevillistas, no fue tampoco una excepción durante la primera mitad. Los hombres que vestían de blanco, con el debut del Colorado Barco como titular en el lateral izquierdo, desarrollaron un rato de juego convincente, salvo en una cuestión que es principalísima para ganar partidos. Ni perforaron la portería rival ni supieron proteger con acierto la de Nyland, pues en la primera ocasión de verdad en la que llegó el Girona ya campeaba el cero a uno en el marcador.
Fue clave ese primer gol de Iván Martín, pero estaba cantado casi, pues no lo pudo conseguir de manera más cómoda. Desde ahí todo se vino abajo de forma lamentable para un equipo de fútbol profesional. Bastó con una simple internada por la banda izquierda, un centro aparentemente inocuo y allí había un rival casi entre los palos para empujar la pelota, en esta ocasión gracias a la colaboración especial del debutante Barco, que emborronó en esa acción muchas de las cosas buenas que mostró durante el resto del litigio.
El Sevilla pudo reaccionar en un tanto anulado a Ejuke prácticamente a continuación (43’), pero el nigeriano estaba ligeramente en fuera de juego, lo bastante para que gol no fuera legal. En el intermedio pareció que el que estaba disgustado con los suyos era Míchel, el ganador, pues hizo dos cambios mientras que García Pimienta mantenía a los once protagonistas iniciales. El resultado le dio la razón al visitante, el Girona ya no sufriría apenas más allá de un tiro flojito de Lukébakio, de esos propios de quienes ni sienten ni padecen.
Desde ahí casi no hubo nada más y sí una buena bronca del público después de una doble ocasión de Abel Ruiz, de cabeza, y de Danjuma (59’). El Sevilla ya era un juguetito en manos del Girona y quien lo quiera negar no sabía interpretar el juego. Hasta que llegó un penalti discutible, pero que el VAR se lo aconsejó a Sánchez Martínez. Aquello de al perro flaco todo se le vuelven pulgas.
Cruel balance en el epílogo
Nada que hacer, por tanto, otra ofuscación más. El fútbol es un deporte en el que sólo vale marcar un gol más que el rival y su poder amnésico es tremendo. Todo se olvida nada más que se baja por los vomitorios de un estadio si el resultado no ha registrado un marcador a favor. Al Sevilla de Víctor Orta y García Pimienta, además de unos dirigentes que dejan mucho que desear en su nivel, no le sonríen los resultados y tampoco es tan extraño que así sea.
Es decir, llega al parón con un balance de dos empates, ambos fuera de casa, y de dos derrotas, las dos comparecencias en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán. Eso es lo que indican los datos objetivos, los que no admiten ningún tipo de objeciones, pues pertenecen al reino de los números. ¿Que el Sevilla debería llevar más puntos en su casillero? Bueno, eso lo dirán todos los que quieren la fe balompédica radicada en el sevillano barrio de Nervión, algo que no coincidirá con el pensamiento de otros aficionados al balompié.
La realidad es ésa, que el parón de septiembre vuelve a ser una cruz para un Sevilla que está otra vez sumido en un mar de dudas, como en las dos anteriores temporadas cuando era entrenado por sendos técnicos vascos, Julen Lopetegui y José Luis Mendilibar. La diferencia, menuda diferencia, para la credibilidad es que ambos habían llevado una Liga Europa a las vitrinas del estadio nervionense y, por tanto, tenían cierto tiempo para aguantarlos un poco más. Paradójicamente, a ninguno de los dos lo soportaron demasiado los directores deportivos, Monchi y Orta, pero sí parece que García Pimienta también se ha ganado, como ellos, el derecho a confiar un poco, aunque con estos dirigentes tanto en la parcela deportiva como en el consejo de administración vaya usted a saber. Lo único que no admite ningún tipo de debates es que el Sevilla, todo el Sevilla, emite un hedor a perdedor que apesta.
Ficha técnica
0 Sevilla FC: Nyland; José Ángel (Idumbo, 82’), Badé, Marcao, Barco; Agoumé (Sow, 82’), Lokonga, Juanlu (Peque, 65’); Lukébakio (Jesús Navas, 65’), Isaac y Ejuke.
2 Girona FC: Gazzaniga; Francés (Arnau,89’), David López, Blind, Miguel Gutiérrez; Oriol Romeu; Tsygankov (Danjuma, 46’), Iván Martín (Asprilla, 58’), Yangel Herrera (Solís, 46’), Bryan Gil (Portu, 89’); y Abel Ruiz.
Goles: 0-1 (41’) Iván Martín empuja con comodidad a la red un centro de Miguel con Barco llegando muy tarde a la cobertura. 0-2 (73’) Abel Ruiz transforma un penalti por manos de Isaac complicadas de discernir.
Árbitro: Sánchez Martínez (murciano). Amonestó a Lokonga (48’), Asprilla (63’), Badé (67’), Francés (75’) e Isaac (94’).
Incidencias: Partido correspondiente a la cuarta jornada de LaLiga EA Sports disputado en el Ramón Sánchez-Pizjuán ante 35.735 espectadores. Fortísimo calor al jugarse a las 19:00 en Sevilla.
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