Un cable en una bañera de agua
El Sevilla recibe al Getafe como penúltimo de la Liga en medio de un ambiente de alto voltaje en contra del consejo que ha llevado a la entidad a la ruina
Se espera una crispación máxima con una manifestación histórica convocada por las peñas
García Pimienta: "Tenemos la obligación de ganar para que todo el mundo se tranquilice"
Sevilla/Moviendo todo lo movible por blanquear, explicar, justificar, aplacar... el Sevilla ha entrado en un proceso enfermizo en el interior de lo que aún queda por entrar en putrefacción. Todo tiene un explicación. O debería tenerla. Eso dicen. Desde el crédito de 108 millones cuyas condiciones –ni cómo se va a pagar– no se han explicado a los accionistas a cómo se ha podido pasar del cuarto mayor límite salarial de LaLiga al más bajo de Primera y Segunda. Y lo gracioso es que este dato ha llegado a posteriori. La movilización contra los gestores, particularmente personalizada en el presidente José María del Nido Carrasco, ya estaba en marcha cuando Javier Tebas los ha golpeado con esa gran losa económica que da muchos más argumentos a la rabieta peñística, con toda su importancia, en un ambiente más que caldeado. Y es que el Sánchez-Pizjuán se mostrará hoy como un cable en una bañera de agua en una película de terror. Alto voltaje con la seguridad de que la alta tensión va a caer a 380 voltios sobre el antepalco. Máximo riesgo de electrocución.
El resultado puede magnificar hasta no se sabe qué nivel la crispación de la noche, pero cualquiera que medio entienda de fútbol no pondría la mano en el fuego por este Sevilla de García Pimienta que vive ya en un tembleque continuo. No es para menos. La plantilla no está preparada para soportar la presión que recae sobre un equipo al que se le va a culpar, indirectamente, de todo. Ya sin referentes –porque Jesús Navas ha sido limpiado sin explicaciones del equipo–, el Sevilla es un equipo sin alma en una entidad en estado de esquizofrenia diagnosticada.
Sin una sola victoria, con dos puntos de doce disputados, con un récord negativo que García Pimienta bordea como el entrenador con más jornadas consecutivas en Primera sin ganar cuando lleva menos horas de vuelo que un pichón saliendo del nido, el panorama es sencillamente aterrador. Sobre todo para Del Nido Carrasco y Castro y para Víctor Orta como manijero y hacedor. Un jugón del PC Fútbol que hasta se trajo al creador del juego como su mano derecha.
Pero esto no es un juego de friquis de ordenadores, señores. Los que ocupan sus sillones en el palco han tenido años suficientes para aprenderlo.
La que se ha preparado esta tarde en el Sánchez-Pizjuán roza lo histórico e incluso mediando el intento de aplacar las fuerzas con una mesa de diálogo con los mismos que han convocado la protesta, el sevillismo está desarado y dificilmente saldrá de la postura en la que está.
Y no le falta razón. A la vez se escandaliza con una nueva solicitud de Junta Extraordinaria por parte del máximo accionista que exige un cambio en una gestión que ya, antes lo negaba, califica de catastrófica.
Y mientras hay por ahí un grupo de profesionales que trata con los escasos argumentos con los que cuenta de desafiar a la gravedad futbolística que dicta el sentido común, la ley del donde no hay, no hay.
Después de conocerse el dato del límite salarial suenan a payasada las palabras de Isaac Romero no hace ni dos días cuando dijo que ve visos de poder volver a Europa. Que se lo digan a los que hoy van a vivir un ambiente inimaginable en el Ramón Sánchez-Pizjuán, con el equipo en descenso al primer parón y la plantilla desplumada al nivel del mismísimo Huesca.
El Getafe es un equipo de Primera. Lo van a comprobar en cuanto el balón empiece a rodar y da igual que no estén Badé, Salúl, Lokonga o Suso. ¿Quien en el Sevilla firma que con ellos los de García Pimienta tengan más argumentos para evitar que los de Bordalás no hundan el cable en el agua?
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