Análisis Sevilla: Una botella más vacía que llena

Sevilla-Betis

Un Sevilla de dos caras sigue sin convencer con Diego Alonso y cayendo en el defecto de siempre de esperar a recibir el primer golpe

En la segunda mitad mejoró con los cambios

Así jugaron los futbolistas del Sevilla en el derbi

Isco cae delante de Badé en un lance del juego.
Isco cae delante de Badé en un lance del juego. / Antonio Pizarro

La referencia positiva es la segunda parte, todo lo que intentó ya a la desesperada. La negativa es lo mostrado durante demasiados minutos por un equipo que salió con el freno de mano echado, como casi siempre, sin creer jamás en la calidad de una plantilla a la que le han hecho creer que tiene una botella más vacía que llena.

El equipo de Diego Alonso, como en Cádiz cuando se vio con dos goles en contra, como ante el Rayo Vallecano aún con Mendilibar la noche que se coció su destitución, ya ha demostrado que necesita recibir un mamporro para creer en sus posibilidades, para ponerse a jugar como sabe. Antes juega sin enseñar los dientes, amparado en un sistema defensivo que ya ha evidenciado que es su punto débil.

El técnico uruguayo no logra sacar a relucir lo que busca de su equipo. Lo menciona a veces en sus ruedas de prensa, pero el aficionado no logra identificarlo por lo que ve en los partidos.

Defensa

El Sevilla no aprieta arriba como lo intentaba con Mendilibar y eso le origina un déficit que luego pasa factura en el sistema defensivo en general. Lo acaban sufriendo los jugadores más alejados y eso debe ajustarlo el cuerpo técnico.

Un jugador siempre poderoso en la primera línea de presión como En-Nesyri no encuentra su sitio en esta faceta yendo a medias. El marroquí, o va a muerte o no va. Sow, en esa posición intermedia, tampoco ayuda lo necesario y el resto ya es lo que ve el gran público: jugadores que llegan tarde, acciones individuales que señalan a determinados futbolistas y desequilibrios que se generan al tener que salir de zona otros.

El fuerte del Sevilla no es la fase defensiva y menos aún una vez que el rival supera la primera línea de presión. En la segunda mitad, y en particular tras el 0-1, sí se produce un paso adelante, hay más agresividad y el balón lo recupera el equipo algo más arriba, lo que hace que el juego de ataque sea más vistoso y se aprecie una mejoría general.

Ataque

Nulo el balance en los primeros 45 minutos, sin capacidad para crear ocasiones ni para llegar a puerta ante uno de los equipos que –es verdad– mejor se cierra en ataque estático de LaLiga.

Pese a la idea de generar juego asociativo (de momento más en palabras que en hechos), el Sevilla de Diego Alonso trata de llegar más en juego directo y segunda jugada que en otro modelo, aunque sin dominar ese fútbol: las caídas, intuir y ocupar zonas de influencia...

La entrada de Lukébakio y Suso significó un cambio de dinámica. El belga, al menos, intentó romper líneas arriesgando y aparecieron más espacios aunque se corrieran riesgos en las transiciones ataque-defensa. Al final, el Sevilla, cansado de intentarlo por fuera con centros de Jesús Navas y Pedrosa, acabó tratando de acumular ataques con superioridades numéricas y con dos referencias como Mariano y En-Nesyri, aunque las descargas del hispano-dominicano fueron más efectivas.

Virtudes

La reacción de la segunda parte.

Talón de Aquiles

Sigue el mismo defecto. Necesita recibir un golpe para lanzarse.

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