El bloqueo del miedo

Los dirigentes del Sevilla no quieren precipitarse en decisiones a la ligera con García Pimienta ni tampoco caer en el error de no actuar

Así llegó la expedición del Sevilla tras su derrota en Valencia

García Pimienta, entre Del Nido Carrasco y Orta en su presentación.
García Pimienta, entre Del Nido Carrasco y Orta en su presentación. / José Manuel Vidal / EFE

Miedo la tensión que empieza a ser insostenible. Miedo a tener, una semana más, que esperar en el interior del estadio hora u hora y media más hasta que se despeje la zona para poder salir sin que les zarandeen los coches; miedo a que los de abajo ganen y se acerque ahora el fantasma que los ha respetado toda la temporada, el del descenso; miedo a que la afición le coja gusto a parar los partidos tirando objetos en un paso más en sus protestas y origine un altercado mayor; miedo a gastar otra bala y cargar la deuda un poco más con un finiquito incoherente con la decisión de renovarlo en septiembre; miedo también a pecar de inacción y perder el vestuario si no lo hacen… miedo a todo.

El miedo bloquea ahora mismo a los dirigentes del Sevilla, que no saben –literalmente- para dónde tirar con la situación en la que los ha metido Xavier García Pimienta. Echar el balón al suelo y reflexionar ha sido, una vez pasado el calentón de la derrota en Valencia, la decisión tomada de momento. Pero que puede cambiar de un plumazo. Ahora mismo la consigna es ver cómo respira X, o Twitter, desde ahora hasta que avance el Domingo de Ramos. Sí. No es ciencia ficción. En este Sevilla muchas decisiones, como ésta por inverosímil que parezca, se toman así.

En el consejo de administración hay voces que defienden que ya están tardando en decirle a Joaquín Caparrós que se pase por las oficinas del club. Pero presidente y director deportivo son partidarios de esperar para no quedar retratados, o lo menos retratados posible. El segundo más que el primero. Del Nido Carrasco tiene presente que si no se mueve un varal la presión la va a seguir soportando él, aunque está decidido a hacerlo. Ya lo ha dicho.

Cuatro derrotas consecutivas son muchas derrotas. No se ve en Nervión desde el triste final de campaña la Liga pasada. Pero ojo, ya no se jugaba nada. Perdió ante Villarreal, Cádiz (en un espectáculo para olvidar), Barcelona…

Ahora ya nadie piensa en Europa. Ni Conference ni gaitas aunque está a cinco puntos mal contados. Se piensa en que la imagen en Mestalla no fue tan mala, que en la primera parte mereció más y que la derrota, sin la actuación del árbitro no hubiese llegado, aunque el Valencia dio dos veces en el larguero y Nyland sacó varias muy claras. Se piensa que con dos victorias el equipo estará salvado y que se podrá pensar en la temporada que viene, incluso habrá tiempo para negociar algún finiquito menos gravoso con García Pimienta que pagarle deprisa y corriendo los 3 años que tiene firmados.

Cualquier decisión ahora mismo produce un pánico aterrador a las consecuencias. Por eso es mejor esperar.

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