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Beto, exportero del Sevilla: “Era feliz en Finlandia; entrenaba en un iglú gigante, como los esquimales”

El guardameta luso habló sobre su retirada y su paso por la liga finesa

Alabó la figura de Unai Emery y recalcó el gran vestuario que se formó durante las tres Europa League logradas. 

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Beto, celebrando parar un penalti en la final de la Europa League en Turín; durante un entrenamiento con el HIFK Helsinki. / Julio Muñoz / EFE ; @betopimparell

Hace poco más de dos años se desenfundó los guantes por última vez uno de los ídolos de la afición del Sevilla y uno de los guardametas más carismáticos de su era reciente. Un jugador que, por “pasión y amor al fútbol”, se retiró jugando bajo un “iglú” con tal de poder seguir atajando balones. Era el caso de António Alberto Bastos Pimparel, más conocido como Beto. El guardameta portugués defendió la portería del Sevilla durante tres años y medio, coincidiendo en la época dorada de Unai Emery, y pasó a la historia del club por ser clave en la denominada ‘Copa Imposible’, la tercera Europa League del Sevilla que acabó levantando en la ciudad de Turín.

Ya con 42 años, y una vez finalizada su carrera deportiva en la liga finlandesa, Beto ha comenzado a trazar su nueva vida fuera del fútbol profesional, aunque reconoce que el cuerpo todavía le pide “adrenalina”. En una entrevista concedida para El Pelotazo de Canal Sur Radio habló sobre su retirada y lo mal que lo pasó tras aquella decisión: “Cuando decidí terminar lo pasé bastante mal psicológicamente. Yo creo que lo peor fue la semana después, porque el día después o tres días después estás muy feliz con la decisión que has pensado. Estás bien con tu decisión, estás con tu familia, con tu mujer, con tus hijos, haciendo cosas que te gustan, pero luego viene la falta de propósito. Cuando te levantas sin un propósito, sin un objetivo, sin adrenalina. La gente me decía muchas veces ‘éste está loco’. Pero es verdad, no que esté loco, es que soy un apasionado por el fútbol, por la adrenalina, por la competición, por las lágrimas... Soy un apasionado por la vida en general y, obviamente, por el fútbol. No merece la pena darle más vueltas, la cabeza manda todo y lo pasé bastante mal”, reconoció el luso.

Su última experiencia en Helsinki

Cuando salió de Sevilla, pasó por Portugal y Turquía hasta que jugó su último encuentro en el HIFK Helsinki, de la liga finlandesa. Beto aseguró que lo único que quería era ser feliz jugando un poco más al fútbol: “Yo he ido a Finlandia porque quería jugar al fútbol. Y ya no había mercados abiertos. Yo me he ido en febrero. A mí me da igual. Cuando me llamaron, yo dije, ¿dónde? ¿Eso qué es? Dije, 'me voy'. Hice las maletas, mi mujer me apoyó, como siempre. Y me fui a Finlandia, a Helsinki, para coger mi bolsita, levantarme, entrenar. Que era sintético, sí. Que hacía mucho frío, sí. Yo entrenaba en un iglú gigante. En un iglú, como los esquimales. Me faltaban los osos polares allí golpeándome el balón. Pero yo era feliz esas 2 horas que entrenaba y los 90 minutos que jugaba. A mí no me importaba lo que decían de mí por jugar en Finlandia”, comentó entre risas el exportero del Sevilla.  

Beto también aprovechó, después de poco más de una década de la épica en Turín, para recordar como era el vestuario del Sevilla en su época con Unai Emery. El luso alabó la gestión del técnico vasco, pero también resaltó la gran calidad humana de aquella plantilla que solventaba muchos problemas entre ellos: “Unai supo gestionarlo muy bien. Más que por egoísmo que hubo de algunos jugadores, Unai se sobrepuso. Al final era muchas veces la misma plantilla que solucionaba los problemas. Unai creó un ambiente de autogestión”, comentó.

El hermanamiento con Carriço, Pareja y Fazio

Asimismo confesó que era uno de los más exigentes dentro de aquel vestuario y recalcó el hermanamiento que tuvo con Nico Pareja, Carriço y Federico Fazio: “Yo era uno de ellos. Yo exigía mucho a mí, después exigía mucho a los demás. Era muy pesado por ganar. Yo con los centrales creamos una hermandad. Con Carriço, con Fazio, con Nico Pareja. Los defensas y el portero tienen que crear una hermandad. Porque siempre salen señalados en la foto de los goles encajados. Entonces hemos creado allí una hermandad muy fuerte. Que no dejábamos que nadie perjudicase a nadie. Ni nadie hablara o apuntase con el dedo a nadie. Y todo eso se fue creando entre el portero y los defensas. Los defensas y los centrocampistas. Los centrocampistas con los delanteros. Yo exigía de Bacca y Bacca exigía de Beto”, comentó el excapitán del Sevilla.

Beto, en la estación de tren de Santa Justa junto a Nico Pareja. / José Ángel García

El portugués también habló sobre el mundo del fútbol al ser cuestionado sobre un futuro ligado a los banquillos o a un cuerpo técnico. El luos realizó una crítica hacia las nuevas generación por la falta de amor hacia el deporte de muchos jóvenes: “Yo veo falta de pasión. Yo debo todo al fútbol y he dado todo de mí al fútbol. Sí lo hice bien, algunas veces lo hice mal, pero yo lo he dado todo.  A lo mejor me costaría ver que a la más mínima... Esto no es lo mío. Si yo lo que quiero es jugar en el primer equipo, digo, 'claro, pero es que hay un camino para hacerlo y el camino tiene obstáculos, tiene piedras y, si no lo pasas, es que no llegas'. Y hoy en día también es un poco reflejo de la sociedad”, comentó Beto. 

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