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Los bandazos de la crítica

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Los argumentos en contra del modelo de Lopetegui en los tropiezos chocan a menudo con lo que en otras ocasiones se ensalza en las victorias, como ganar al final de los partidos

Julen Lopetegui, durante una sesión de entrenamiento.
Jesús Alba

24 de diciembre 2020 - 08:03

Bueno, pues lo más justo será jugar al empate. Un nuevo triunfo del Sevilla en Valencia, donde no ganaba desde hace nueve temporadas, el sexto consecutivo a domicilio por primera vez en su historia (se presume de 130 años), pone a Julen Lopetegui en confrontación con el sevillismo más crítico con el caballo de batalla del modo en el que el ex seleccionador nacional alcanza sus éxitos.

Y hasta la fecha se ha demostrado que, a la larga, al de Asteasu le asistió la razón en sus convencimientos frente a los debates de afición y prensa. Como con De Jong, que acabaría siendo decisivo en el título europeo en Colonia, metiendo al Sevilla en la final con un gol ante el Manchester United y dos en el duelo clave ante el Inter.

Sólo tres días después de recibir no pocas críticas por un empate ante el Valladolid que llegó en los minutos finales para el equipo de Sergio González, el preparador guipuzcoano casi pasa en esta ocasión desapercibido, estando aún muy recientes las recriminaciones hechas a un planteamiento basado, según las afirmaciones de gran parte de las opiniones, en la teoría de nadar y guardar la ropa mientras el marcador le es favorable al equipo nervionense. Sin embargo, estos argumentos no son los mismos entre sus más críticos según sea el resultado final del partido. Ha habido encuentros en los que el supuesto paso atrás también pudo recriminarse al Sevilla pero no se hizo porque consiguió finalmente el triunfo y otros en los que el Sevilla pudo ir mucho antes a por los puntos y no lo hizo hasta la recta final del partido, como pueda ser el caso del choque ante el Valencia o frente al Getafe recientemente, en cuyos supuestos, debido a que el resultado fue favorable, el técnico no fue recriminado por ello.

Pongamos en que si se puede criticar a Lopetegui por reservón en muchos encuentros en los que se le han ido puntos al Sevilla por ese archimencionado paso atrás, también esa supuesta falta de ambición no se ha criticado cuando el plan ha salido bien, o lo que es lo mismo, cuando los puntos han subido al casillero nervionenses.

Ser crítico con el modelo o las formas de un entrenador requiere ser consecuente con ello y hacerlo también cuando los resultados no son los esperados. De lo contratrio significa caer en lo que de toda la vida se ha llamado oportunismo.

No obstante, no es algo nuevo lo que ocurre con Lopetegui, pues lo mismo han sufrido en el Sevilla los entrenadores que más éxitos han sumado en el presente siglo, desde Juande Ramos, al que le costó encajar en una filosofía muy marcada e instaurada por su antecesor, Joaquín Caparrós, pasando por Manolo Jiménez y acabando con Unai Emery, criticado incluso después de encerrar en las vitrinas del club nada menos que tres títulos de Europa League.

Volviendo a las contradicciones en las que caen los más críticos con Lopetegui, resulta llamativo recordar cómo se le recrimina al entrenador vasco que el Sevilla deje pasar los minutos teniendo el control de los partidos sin –según estos argumentos– lanzarse decididamente a por el triunfo y a la misma vez se aplauda la capacidad del equipo para resolver los encuentros en los minutos finales, tramo en el que los sevillistas han logrado llevarse ya varios encuentros en la presente temporada, tanto en la Champions League como en la Liga. Evidentemente, ambas son variables recíprocamente eliminables. Si se elogia la capacidad para ganar partidos cuando los rivales caen en una fase de cansancio al final de los partidos, no se puede criticar que no consiga hacerlo antes, pues ambas cosas no son posibles.

Digamos que la afición del Sevilla, metiendo en ella a una parte importante de la prensa, es resultadista pero simplemente cuando su equipo gana. Si no lo hace, si empata o pierde, ya se empiezan a plantear otras cuestiones que no suelen ponerse en duda con el tamiz de la victoria, lo cual no llega a ser del todo justo a la hora de valorar el trabajo de un entrenador o un cuerpo técnico sin esperar al final de un ejercicio competitivo.

Por ello, lo más justo es dejarlo en un empate y afirmar que la crítica al juego sevillista se mueve por bandazos, igual que, según algunos, el modelo de Lopetegui.

El guipuzcoano roza el 60% de victorias y supera el 80% de imbatibilidad

Julen Lopetegui alcanzó este martes en Mestalla su partido número 75 en el banquillo del Sevilla, si se suman las distintas competiciones. Un número redondo que deja registros llamativos de lo que está consiguiendo el vasco y es que su balance es de balance de 43 victorias, 18 empates y 14 derrotas. El porcentaje de triunfos de Lopetegui es nada menos que del 57,33%, mientras que el de encuentros invicto se dispara hasta un espectacular 81,33%.

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