Con las bajas, ¿es este Sevilla mejor que el filial? (0-2)

Sevilla/Inquietante paso atrás de un Sevilla demasiado cogido con alfileres. Las bajas en la plantilla de García Pimienta dejaron a un equipo tremendamente mermado y la imagen en la derrota con la Real Sociedad no se correspondió, para nada, con la ilusión que se había instalado en el sevillismo después del rendimiento de los suyos en el campeonato hasta el momento. Los merecidos 15 puntos anteriores permanecerán sin incremento alguno en el casillero clasificatorio de los blancos por la sencilla razón de que éstos fueron incapaces de rendir al nivel que exige la Primera División.

El Sevilla, este Sevilla, fue un juguete en manos de un rival que tampoco llegaba en su mejor momento de forma. Pero en la alineación inicial sevillista figuraban José Ángel, Kike Salas, Juanlu e Isaac, además de Idumbo, contratado hace menos de un año, en teoría, para el filial, por mucho que le agreguen aquello de "en dinámica del primer equipo". A ellos se les unían Marcao, vaya con el penalti de Marcao; Pedrosa, con su desconocimiento de la forma de perfilarse para defender a un zurdo cerrado; Álvaro Fernández, por la lesión de Nyland; Gudelj, Lokonga y Lukébakio. Se exceptúa, pues, a estos dos últimos, belgas ambos, y el nivel es el que es.

Una cuestión de fútbol-ficción que surge al analizar el rendimiento de los 97 minutos jugados por este Sevilla, éste que se enfrentó a la Real Sociedad, no el del día del Betis o el que derrotara al Espanyol, por citar dos ejemplos recientes de triunfos. ¿Qué sucedería en un hipótetico partido oficial entre este Sevilla y el Sevilla Atlético de Jesús Galván? Se sabe que es una pregunta retórica, sin respuesta posible, pero el pronóstico no estaría tan claro, sin duda.

Pues con semejante arsenal balompédico se dispuso el Sevilla a echarle el pulso a una Real Sociedad que llegaba con tres puntos menos que él, cierto, pero con futbolistas de mucho más potencial en sus filas. No en vano, Zubimendi es el medio centro titular de la selección española después de la lesión de Rodri, Oyarzabal fue el autor del gol decisivo en la final de la Eurocopa y Álex Remiro también figura habitualmente en las listas de Luis de la Fuente. Es verdad que Jesús Navas también formaba parte de esos campeones de Europa, pero después se compara uno a uno el nivel del resto de los jugadores con los que se maneja Imanol y los que disponía esta vez García Pimienta y es sencillamente para que el seguidor de la fe balompédica radicada en Nervión, el más furibundo incluso, se échase casi a llorar.

Tal era la diferencia entre unos y otros en el campo y así iba a quedar reflejada en el fútbol. El Sevilla trataba de sacar la pelota jugada desde Álvaro Fernández (¡A. Ferllo, con todos los respetos una vez más, en la hojilla de las alineaciones!) y rara vez lo conseguía. Todo lo que podía pasar es que se originase un incendio y éste llegaría en un balón pésimamente defendido por Pedrosa y en un penalti regalado en una irresponsabilidad, sin perdón alguno, de Marcao.

El dominio de los forasteros era constante y eso se reflejaba en el número de saques de esquina que tuvieron. A pesar de que la posesión estaba equilibrada, el número de córneres para unos y otros indicaba de manera fiel el nivel de ataque de cada uno. A la Real le bastaría con tener paciencia, con saber esperar a su momento después de que sendos despejes de Juanlu (9') y Gudelj (25') contra su portería protagonizaran los primeros sustos serios.

El Sevilla, mientras, ni siquiera era capaz de inquietar a Álex Remiro. Y en el contragolpe a una jugada de ataque nervionense llegaría el tanto que comenzó a inclinar la balanza hacia el lado realista. Take Kubo ataca a Pedrosa por su banda, se va con una facilidad pasmosa ante la impericia del lateral catalán para perfilarse en su defensa, tampoco llega ni la ayuda de Lokonga ni la de Kike Salas y el gol es propio de un ejercicio de un entrenamiento. Más cómodo no pudo ser.

Se había lesionado antes el frágil Idumbo y su lugar lo ocupó Jesús Navas. La decisión fue precipitada, fruto de la inmediatez por la salida del belga, pero la decisión del banquillo tampoco tendría sus réditos, pues ello implicó el cambio de Lukébakio a la banda izquierda, la de su pierna natural, pero por ahí perdió muchísimo peligro. Un intento de empalme fallido del internacional belga (42') y un disparo de Isaac sacado por Zubeldia (47'+) fueron los únicos acercamientos con algún peligro de los anfitriones.

El partido, a pesar de la fragilidad sevillista, había llegado abierto al intermedio y así seguía pasada la hora de juego a la espera de que García Pimienta se decidiera, por fin, a mover el árbol con los cambios. Pero todo iba a acabar en una irresponsabilidad de Marcao. El brasileño le dio un golpe sin venir a cuento a Zubimendi en una subida de éste y el VAR invitó a Muñiz Ruiz a pitar el penalti. No había duda de que lo decretaría y así lo hizo el gallego.

La posibilidad de entrar en el partido en alguna acción aislada se había disipado y, entonces sí, García Pimienta hizo los cambios que pedía a gritos el equipo. Sow y el jovencísimo Isra, a escena, para que Lukébakio volviera a su mejor perfil y Jesús Navas fuera el lateral con José Ángel en el puesto de central. El Sevilla, ahora sí, dio un pequeño paso adelante. Pudo marcar Isaac y en la recta final Iheanacho privó a los suyos de algunos minutos de emoción al fallar a puerta vacía por su pésimo estado físico y por su impericia con la pierna derecha.

La Real Sociedad consumaba de esta manera un triunfo de lo más cómodo ante un Sevilla que debe recuperar con celeridad piezas de las que están varadas por lesiones. Con este equipo, estaría bastante igualado un match de ajedrez a diez partidos contra su filial y eso es el peor síntoma para jugar en Primera División.