Un ayudante de primer nivel
Por su pasado sevillista, Maresca se perfila como el enlace perfecto entre Montella y el club
Sevilla/Ajetreado retorno el que ha tenido Enzo Maresca a Sevilla. El ex jugador, nervionense durante cuatro temporadas en las que levantó cinco títulos, regresó a tierras hispalenses como ayudante estrella de Vincenzo Montella y hasta dirigió dos sesiones de entrenamientos mientras su jefe aclaraba todas las cuestiones legales.
El nuevo entrenador del Sevilla decidió incluir a su compatriota en su cuerpo técnico. Y a tenor de su pasado como nervionense, la apuesta no puede resultar más acertada.
Entre sus muchas virtudes, Maresca goza del carisma que un día le hizo ganarse el cariño de los aficionados, por no hablar de sus amplios conocimientos sobre el club y la ciudad.
Porque conocer la idiosincracia de Sevilla y del Sevilla no es cuestión baladí, máxime si se es un recién llegado al que pronto se empezará a exigir tanto juego bonito como eficacia y resultados.
También es novato Montella en la Liga española, por lo que andará necesitado de más de un consejo a la hora de sentarse en el banquillo y soñar con un plácido debut. Pero para ganar no sólo basta con acertar en lo que a estrategia, titulares y recambios se refiere.
De igual modo que conocer a los rivales y a los colegas de profesión a los que tendrá que estrechar la mano a partir de la próxima semana es muy recomendable. Y qué no decir de los árbitros.
De esto también sabe un rato el italiano. De lo que debe y no hacerse. Y en menos de 90 minutos. Como aquel derbi de la temporada 2005-06 disputado en el Sánchez-Pizjuán, en el que marcó de penalti el único gol del partido, para luego ser expulsado en el descuento por ver la segunda amarilla. ¿Y la primera? El castigo por quitarse la camiseta tras poner el 1-0 en el marcador.
Maresca disfrutó de los derbis en primera persona. Tanto que, a pesar de su marcha del Sevilla, intentó no perderse, aunque ya fuera como espectador, unos partidos desbordantes de emociones y que lo trasladaban a una etapa gloriosa de su trayectoria.
Y como buen embajador sevillista, se encargó de intentar contagiar su pasión a muchos de sus compañeros. Uno de ellos fue Franco Vázquez, con el que coincidió en el Palermo, y al que pudo saludar ayer en el entrenamiento -el argentino se incorporó al trabajo un día más tarde tras pedir permiso al club-.
Maresca y el Mudo forjaron una estrecha amistad, siendo habitual que se reunieran en casa del primero para presenciar los derbis. Lo mismo hicieron con la final de la Liga Europa de la temporada 2015-16, en la que el Sevilla derrotó al Liverpool en Basilea para levantar su tercer título continental consecutivo.
Así las cosas, Maresca se perfila como el mejor enlace entre Montella, el club y el vestuario. Un ayudante de primer nivel, deseoso de vivir más cerca la pasión sevillista.
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