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La zona ancha acabó anchísima para el Sevilla de Lopetegui

Sevilla - Valladolid | Informe técnico

El paso atrás del Sevilla tras el 1-0 para ahorrar energías fue letal por el escaso vigor de los medios en el cierre y la salida

La lluvia fue exigiendo más en lo físico y no hubo respuesta

El delantero sevillista En-Nesyri pugna con defensores del Valladolid. / Antonio Pizarro

A ver si va a resultar que al Sevilla le viene mejor llegar a los diez últimos minutos de partido empatado... La segunda ocasión en que llegó al intermedio en ventaja y pudo plantear una nueva situación cara a los segundos 45 minutos de partido, también acabó fracasando. No tanto como en Bilbao, donde acabó derrotado, pero el empate ante un buen Valladolid es también muy doloroso. Y especialmente inoportuno ante lo que asoma en lontananza: Valencia, Villarreal, Betis, Real Sociedad y Atlético en la Liga.

Quizás esta concatenación de etapas de montaña fue lo que hizo que el Sevilla, que va a atravesar toda la temporada lamentando su escaso descanso estival, perpetrara ese ejercicio de especulación que tan caro le salió con el golazo final de Raúl Carnero, que llevó justicia al marcador.

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Para jugar con un resultado favorable, para manejarlo, hace falta mantener el control en la zona ancha. Con el balón, o sin él. Pero ya en el último cuarto de hora de la primera mitad, justo después de que Lucas Ocampos transformara el penalti, se percibió que el planteamiento arrojado del Valladolid incomodaba mucho a los blancos. Cuando el partido fue avanzando, más se agudizó esta tendencia por la falta de energías donde se cuecen los partidos, en el centro del campo. Para tirar las líneas tan atrás hay que saber cerrar líneas de pase, ganar rechaces y balones divididos, procurar una salida escalonada hasta la delantera, aunque sea para desahogar a los de atrás. Nada de eso hicieron los sevillistas, pese a la aparente mejoría con la entrada de Joan Jordán.

Defensa

En la primera hora, con las líneas adelantadas, Fernando barriendo en el medio con Rakitic más dinámico que otras veces y los centrales ganando las disputas a sus pares, Weissman y Marcos André, Bono apenas pasó apuros. Con el 1-0 y el paso atrás del Sevilla, Orellana empezó a aparecer por el carril del ocho, como interior derecha.

Pudo el Sevilla cambiar esa peligrosa tendencia tras pasar por el vestuario, pero no lo hizo. Se acomodó sin la pelota. Y poco a poco, con los cambios, el Valladolid fue colgando más balones desde las bandas (a Hervías no lo seguía Ocampos ni luego En-Nesyri, por la siniestra lo mismo con Raúl Carnero) y disfrutando de mucho balón parado. Y halló su premio.

Ataque

La primera media hora por fin contuvo el ritmo y la fluidez que el sevillista espera de su equipo. Rakitic por fin dio pases interiores, Acuña colgó caramelos a la espalda de Hervías que Ocampos no aprovechó bien, pero el argentino fue esa turbina hiperactiva de la pasada campaña.

Con el marcador de cara, hubo menos salida de la deseada al perder los medios casi todas las pequeñas batallas en la zona ancha bajo la lluvia, que exigió más en lo físico. Y al salir, faltó pausa para asegurar los pases.

Virtudes

Primera media hora de fluidez bajo un alto ritmo.

Talón de Aquiles

Una hora posterior de repliegue sin el mínimo vigor físico para ello. Especuló sin un buen plan.

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